¿Cada cuánto tiempo debemos cambiar sábanas y toallas?
Durante una media de ocho horas al día las sábanas nos envuelven. Entre sus hilos se van depositando células muertas, sudor o maquillaje
El problema es que también se adhieren ácaros de polvo, alérgenos, bacterias y hongos que crecen en cantidad a medida que pasan los días
Con las tollas sucede lo mismo y es aún más antihigiénico: la humedad genera moho y se añaden los restos de lavarnos mal las manos
El Covid-19 no nos ha dado tregua con el gel hidroalcohólico y la lejía. Hemos extremado nuestros hábitos diarios de higiene personal y en el hogar. Una duda frecuente es qué medidas debemos aplicar con los textiles. Antes del coronavirus ya te preguntabas cada cuánto tienes que cambiar las sábanas y las toallas en casa y ahora mucho más.
Desde Uppers vamos a explicarte cada cuánto tiempo es recomendable cambiar la ropa de cama y de baño. Ten en cuenta que todas estas prendas acumulan células muertas de nuestra piel, sudor o maquillaje al igual que ácaros de polvo, alérgenos, bacterias y hongos.
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Según un estudio sobre los hábitos y las motivaciones relacionadas con la higiene doméstica, en la Unión Europea el 75% de sus ciudadanos cambia tanto las sábanas como las toallas al menos dos veces por semana. El análisis lo llevaron a cabo Ariel Hygiene y el Instituto Pasteur en 2020 en Alemania, España, Francia, Grecia, Italia y el Reino Unido.
Según sus conclusiones nueve de cada diez encuestados ese cambio lo hacían una vez cada siete días. Incluso el análisis desveló que en España somos más aplicados todavía porque la ropa de cama se lava 3,8 veces por semana. Analizando cada país, la frecuencia española es más que el doble que la que se aplica en el Reino Unido y en Alemania. El estudio también se fijó en las edades de los encuestados, destacando que de media las mujeres jóvenes europeas de entre 25 y 35 años son las que lavan más la ropa de cama con 2,6 veces por semana.
Tras dar a conocer los resultados del estudio, el Instituto Pasteur declaró que los ciudadanos europeos cumplían con las medidas de higiene que se debían llevar a cabo en el hogar ya que los expertos puntualizan que lo aconsejable es cambiar la ropa de cama una vez por semana por lo menos. El objetivo es impedir que se multipliquen los ácaros del polvo y que se acumulen los alérgenos, esas sustancias que pueden provocar una reacción alérgica porque el sistema inmunitario los considera como "extraños" o "peligrosos".
Cambio de sábanas de un enfermo
A su vez, el Instituto Pasteur se centró en las medidas higiénicas imprescindibles cuando en una cama duerme una persona enferma, ya que en este caso la frecuencia en el lavado de las sábanas tiene que incrementarse para asegurar la eliminación de las bacterias. Otro aspecto que el Instituto mencionó es cómo lavar, porque utilizar programas de lavado con una temperatura de 40 grados no garantiza la aniquilación de esas bacterias. Los responsables del estudio insistieron en que lo conveniente es emplear un detergente antibacteriano o lavar a mayor temperatura, a más de 40 grados y hasta 60 grados. Estas recomendaciones también las extrapolaron a aquellos hogares donde hay mascotas.
Lo cierto es que en los últimos quince años están cambiando las formas de utilizar los programas de la lavadora. Ya no se emplea tanto el agua caliente, sino que se elige el agua fría y además se usa en menor medida la legía. Supongo que tendemos a utilizar menos los productos más agresivos y el agua no tan caliente para reducir el consumo energético por respeto al medio ambiente. La consecuencia de todo ello es que los lavados son menos higiénicos.
A ello se suma el hecho de que algunas bacterias pueden sobrevivir a las temperaturas bajas tal como aseguran diversos científicos con los que en su día consultó el Instituto Pasteur. La conclusión principal después de comprobar los resultados del estudio fue que es necesario concentrarse en las zonas y en los momentos de alto riesgo en el hogar, donde es probable que se multipliquen los gérmenes y las bacterias.
Cuál es la frecuencia recomendada en el cambio de sábanas
La ropa de cama nos envuelve una media de ocho horas diarias mientras dormimos, con lo cual lo mínimo sería cambiar las sábanas una vez por semana. A diario la recomendación es dejar al descubierto la sábana bajera y las almohadas mientras se ventila la estancia una media hora con las ventanas abiertas por completo. Se trata de airear y estirar cada textil.
Es necesario que la ropa de cama se enfríe y se seque en caso de estar sudada. Este es el mensaje para aquellos que duermen con pijama. El consejo para los que lo hacen sin ropa es poner sábanas limpias tres y cuatro veces cada siete días porque el roce directo contra el cuerpo genera más residuos.
En verano que precisamente es cuando más se suda habría que aumentar esa periodicidad en el cambio hasta un día sí y otro no, si se suda en exceso. Las almohadas y los colchones también hay que tenerlos en cuenta. Lo primero es protegerlos con fundas. La del colchón conviene lavarla una vez al mes de media y la de la almohada mucho más a menudo sobre todo cuando hace calor ya que genera un aumenta en la sudoración en la cabeza.
Como hemos explicado los expertos se decantan por usar programas de lavado con agua caliente hasta 60 grados, sin embargo, muchos textiles no lo permiten y debemos ceñirnos a las etiquetas. Al final el proceso comienza a la hora de elegir la ropa de cama antes de comprarla donde habría que apostar por sábanas y fundas de algodón cien por cien que soporten altas temperaturas a la hora de meterlas en la lavadora.
Cada cuánto tiempo se cambian las toallas
El caso de las toallas es parecido al de las sábanas, pero incluso más peliagudo porque aquí entra en juego la humedad y el moho. Esa humedad que se genera en el baño tras una ducha y el textil mojado después de absorber el agua del cuerpo es el mejor caldo de cultivo para el crecimiento de bacterias.
Según diversos estudios microbiológicos en una toalla de baño común desde el primer día de uso se han llegado a encontrar sin dificultad moho, bacterias, levaduras y coliformes o bacterias de origen fecal que incluyen la Escherichia Coli. En esos estudios de las mismas toallas con dos o tres días de utilización se ha comprobado que la contaminación se incrementa y que en siete días se duplica frente al primero. Es decir, las bacterias tras una semana se disparan.
Por tanto, las toallas de ducha deberían cambiarse como mínimo una vez a la semana y mejor dos veces. Después de cada secado es necesario dejarlas estiradas hasta que estén secas por completo y nunca doblarlas húmedas. Además, es recomendable que se destine una toalla distinta para la cara y otra a parte para las manos. Ambos tipos deben cambiarse por unas limpias a diario. La razón está en que en muchas ocasiones no se realiza un lavado correcto de las manos por lo que quedan residuos. Si se usa dicha prenda para secarse la cara las bacterias se depositan en ella directamente.
Al igual que con la sábanas mejor emplear programas de lavado con temperaturas superiores a 40 grados y sin suavizante porque limitan su capacidad de absorción. Lo prudente es no mezclarlas en la lavadora con otros textiles. Antes de comprarlas es muy significativa su calidad ya que sería oportuno elegir las de algodón cien por cien y que soporten hasta los 60 grados en la lavadora.