La conquista espacial ya no es trama de ciencia ficción, sino el objetivo de dos de los hombres más poderosos del mundo: Jeff Bezos y Elon Musk. En los últimos años, el fundador de Amazon y el CEO de Tesla, dos de las empresas más importantes del momento, se han visto envueltos en una carrera por ver quién es el primero en llevar al ser humano al espacio. Y, de paso, convertirse en el dueño y señor de la galaxia.
Con una fortuna de aproximadamente 177 mil millones de dólares bajo el brazo, Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo por cuarto año consecutivo según la revista Forbes, lleva años financiando un sueño estratosférico: colonizar la Luna.
A través de Blue Origin, su particular empresa de transporte aeroespacial fundada a comienzos del siglo XXI, Bezos planea convertir el satélite en un polígono industrial que incluya las fábricas más contaminantes de la Tierra. Para ello, busca instalar un asentamiento humano en el polo sur, donde la luz solar llega de manera casi constante y hay localizada una fuente de agua en forma de hielo.
Este asentamiento permitirá descongestionar industrialmente nuestro planeta y sentará las bases para que, en el futuro, las próximas generaciones puedan crear colonias humanas en el espacio. “Vamos a tener que abandonar el planeta”, afirmó Bezos en una entrevista con GeekWire publicada en 2018. “Vamos a ir y venir, y quien quiera quedarse, se quedará”.
Para el magnate, este ambicioso plan es clave para que el hombre pueda solucionar los problemas de superpoblación y demanda energética a los que tendrá que enfrentarse en el futuro. O lo que es lo mismo: solo así se podrá salvar el planeta del fuerte impacto medioambiental del ser humano.
La visión de Elon Musk, sin embargo, es mucho más pesimista. Para el segundo hombre del mundo más rico del mundo según el último ranking de Forbes, la vida en la Tierra está condenada a extinguirse. El CEO de Tesla cree que el cambio climático acabará con la Tierra tal y como lo conocemos y que la única forma de salvar al ser humano es huyendo a otro planeta. A Marte, en concreto.
A través de SpaceX, su empresa de transporte espacial fundada en 2002, el magnate quiere invadir el planeta rojo y crear ciudades en las que el ser humano pueda vivir. Este proyecto incluye la construcción de las enormes Starship, un tipo de naves espaciales con capacidad para cargar a 100 personas y 100 toneladas de material y que, supuestamente, podrían llegar a realizar tres vuelos al día.
Según los optimistas cálculos de Elon Musk, la primera colonia de este monumental proyecto podría estar lista de cara a 2040. Mucho antes, en 2026, espera enviar la primera misión tripulada al planeta rojo, es decir: transportar al hombre a Marte. Y es aquí, con los viajes espaciales, donde empieza la carrera.
A pesar de que tanto la filosofía como el objetivo final de ambos magnates son distintos (uno es optimista y cree que la Tierra puede salvarse si se envían los residuos a la Luna; el otro no ve salvación y opina que debemos abandonar el planeta azul para irnos al rojo), Jeff Bezos y Elon Musk están envueltos en una encarnizada guerra por ver quién de los dos logra organizar los primeros viajes espaciales con civiles.
La batalla, que comenzó en la primera década de los 2000, cuando ambos buscaban ingenieros para sus respectivas empresas, tiene un importante trasfondo económico, pues el vencedor no solo ingresará millones en sus arcas, sino que tendrá el futuro de la humanidad en sus manos.
Por ello, no es de extrañar que a lo largo de los años ambos magnates hayan hecho lo posible por llevarse el gato al agua. La guerra de Musk y Bezos incluye apelaciones a los tribunales, declaraciones polémicas en los medios, acusaciones y burlas en redes sociales.
En 2013, ambos se enfrentaron cuando Blue Origin, es decir, Bezos, presentó una protesta formal ante el Gobierno para evitar que la NASA adjudicase una plataforma de lanzamiento situada en Florida, California, a SpaceX. Musk, que quería ganar el uso exclusivo de la plataforma, no se cortó un pelo y afirmó que la maniobra de su rival, que también quería la instalación, era una táctica de bloqueo falsa.
“Blue Origin ni siquiera ha conseguido crear una nave espacial suborbital fiable, a pesar de que lleva más de diez años desarrollándola”, criticó. “Francamente, creo que es más probable que encontremos unicornios bailando en conductos en llamas”.
Al final, el Gobierno desestimó la protesta de Bezos y SpaceX consiguió los derechos para hacer uso de la plataforma, pero solo un año después, en 2014, ambos magnates volvieron a enfrentarse. Esta vez, el objeto en discordia fue una patente de las plataformas de drones, una tecnología que se utiliza en el aterrizaje de los cohetes propulsados. En este caso, fue SpaceX quien llevó el caso a los tribunales, arguyendo que la tecnología era antigua y que los científicos habían propuesto técnicas similares mucho antes de que Blue Origin quisiese patentarla.
La justicia volvió a ponerse del lado de Musk, y Blue Origin se vio obligada a retirar todas sus reivindicaciones. Tras esta nueva batalla, ambos magnates han dejado clara su enemistad, lanzándose todo tipo de pullitas a través de las redes y los medios.
La última batalla en la guerra de Jeff Bezos y Elon Musk comenzó hace tan solo unos meses, en abril, después de que la NASA decidiese otorgarle a SpaceX un contrato de 2.900 millones de dólares para que construyese el módulo de aterrizaje de la misión Artemis, el proyecto con el que la agencia aeroespacial estadounidense planea volver a la Luna.
Esta decisión no ha sentado nada bien en villa Bezos, que también participaba en el concurso de adjudicación. Bob Smith, el CEO de Blue Origin, declaró en una entrevista con The New York Times que la NASA había juzgado mal las ventajas de su compañía y minimizado los desafíos que SpaceX tiene por delante. Además, afirmó que la NASA había tomado una decisión errónea y que había prestado más atención al coste final de lo que dijo que haría.
Por ello, la compañía ha interpuesto una apelación en la Oficina de Responsabilidad del Gobierno, en la que presiona a la agencia aeroespacial para que reconsidere su oferta. No está sola: Dynetics, la otra firma participante del concurso, también ha presentado sus quejas por la decisión, aunque, de momento, se desconoce quién ganará la batalla. Eso sí, Elon Musk ya ha mostrado su descontento, y en su perfil de twitter ha respondido a una noticia sobre la protesta de Bezos con un irónico “no puede ponerse de pie (para orbitar) lol”. La guerra está servida.