La tecnología alternativa al aire acondicionado ya existe y Bill Gates lo sabe (e invierte en ella)
El magnate ha invertido 20 millones de dólares en la start up que ha creado una tecnología que permite refrigerar sin aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero
Convertido de lujo en necesidad a raíz del calentamiento global, en 2050 el 70% de la población necesitará aire acondicionado
La nueva tecnología parte de un sistema utilizado para eliminar el ántrax, la bacteria que afecta a los órganos respiratorios utilizada en bioterrorismo
Cada uno se quita el calor como puede. Además del clásico abanico, el ventilador, las duchas frescas y bajar las persianas de casa como si viviéramos en un búnker, el aire acondicionado reina en las olas de calor, un uso que puede tener consecuencias energéticas y medioambientales.
Aire acondicionado: de lujo a necesidad
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Según datos de Eurostat, la necesidad de refrigerar edificios en España es casi el doble que en 1979. Lo que antes era comodidad, casi un lujo, ahora es pura supervivencia: la manera más eficaz de prevenir la muerte de personas por golpes de calor es lograr que la temperatura de cualquier espacio baje drásticamente en poco tiempo. Y eso solo está al alcance de los aparatos de aire acondicionado.
Un nuevo informe, esta vez realizado por investigadores del Proyecto China de Harvard, concluye que al menos el 70% de la población de varios países necesitará aire acondicionado en 2050 si continúa aumentando el ritmo actual de emisiones. La mala noticia es que las olas de calor extremas y el aumento de la demanda de refrigeración producen episodios de apagones dados los grandes picos de consumo, llevando a las redes eléctricas al límite de su capacidad.
Más emisiones, más consumo, más emisiones
El calentamiento global tiene mala solución. Las emisiones de gases producidas por la industria y los transportes hacen que la temperatura aumente, lo que provoca que se utilicen más sistemas de refrigeración, que, a su vez, contribuyen al aumento de emisiones. El clásico círculo vicioso. El objetivo es romper la dinámica de ese círculo, algo que pueden haber logrado Blue Frontier, una start up de reciente creación que ha merecido la atención de Bill Gates, que ha invertido 20 millones de dólares a través de uno de sus fondos de inversión.
Los técnicos de la compañía aseguran haber encontrado la mejor solución posible. La tecnología se descubrió mientras se buscaba una técnica para eliminar el ántrax, bacteria que afecta a los órganos respiratorios y que antiguamente afectaba al ganado. En la actualidad, puede ser utilizada para bioterrorismo, haciendo que sus partículas sean inhaladas por las víctimas.
¿Cómo funciona?
La nueva tecnología se basa en la evaporación indirecta y en la utilización de desecantes líquidos, sustancias químicas con un nivel de presión de vapor inferior al del agua. En el momento en el que el aire húmedo pasa a través de ese desecante, se extrae el agua y eso deshumidifica el aire.
"Los desecantes líquidos son excelentes antisépticos y bactericidas, así que el contacto del ántrax con el desecante líquido lo mataría", explicó Daniel Betts, CEO de Blue Frontier, a la CNBC. "Esta investigación inicial condujo a innovaciones y descubrimientos que aportan una mejora de la climatización. De hecho, una de las ventajas sería una mejora general de la calidad del aire interior y un entorno más saludable".
Su eficacia está testada en diferentes climas, con una media de ahorro del 60%, pero donde esta tecnología es especialmente valiosa es en climas áridos y mediterráneos, ya que cuanto más caliente y más seco es el aire exterior, mejor funciona. Por ello, en episodios de calor extremo, como el que estamos viviendo, consume hasta un 90% menos de energía frente a un aire acondicionado tradicional.
Más respetuoso con el medioambiente
La nueva tecnología utiliza entre un tercio y una quinta parte de la cantidad de refrigerantes necesitaría para alimentar un sistema convencional, además de ser sustancias menos contaminantes. El efecto combinado es una reducción de entre el 85% y el 87% de la contribución de nuestro sistema al calentamiento global, según los responsables de la compañía.
El escaso refrigerante que utiliza este sistema no se emplea en refrigerar, sino en hacer funcionar la bomba de calor que regula la concentración de sal del desecante. Este se almacena dentro de la máquina de aire acondicionado en un pequeño depósito, lo que permite almacenar la capacidad de refrigeración para cuando más sea más necesaria, proporcionando entre cuatro y siete horas de refrigeración con un consumo de energía casi nulo. Esto supone evitar los grandes picos de demanda, lo que implica una menor exigencia para las redes eléctricas, cada vez más dependientes de las renovables, que son fuentes de energía menos estables.