Un tsunami no es un fenómeno que sea especialmente frecuente, pero sí que es uno al que estar alerta siempre en zonas costeras, especialmente en aquellas áreas propensas a tener movimientos sísmicos que son los que producen ese movimiento del mar que puede provocar grandes olas y, por tanto, un tsunami. España no se encuentra entre las zonas de mayor alerta, pero sí que se tiene constancia de que se han producido y podrían volver a ocurrir.
Si tiramos de historia, en España se han producido tsunamis a lo largo de los años según los registros, aunque no con tanta frecuencia y magnitud como en otros lugares del mundo. Por ejemplo, en 1755 un terremoto en la costa de Lisboa provocó un tsunami que afectó a zonas de Cádiz y Huelva donde, según algunos estudios, unas 2000 personas perdieron la vida.
Un tsunami es una serie de olas en una masa de agua que se producen a causa de un desplazamiento inesperado de un gran volumen de agua, normalmente provocado por una erupción volcánica, un terremoto o por deslizamientos submarinos. Pueden llegar a superar los 30 metros de altura, por lo que al golpear en las costas pueden generar grandes desastres naturales, personales y materiales.
Un estudio reciente señala que España podría enfrentarse a la amenaza de los tsunamis. La Comisión Intergubernamental de los Océanos analiza en el informe ‘Probabilistic Tsunami Hazard in the Mediterranean Sea’ las posibilidades que existen de se produzca uno en el mar mediterráneo, estableciendo que hay un 100% de probabilidades de que haya uno en los próximos 30 años.
Según lo que expone, la falla marina de Averroes en el mar de Alborán pone en peligro a la costa atlántica de España al poder llegar a generar olas de hasta seis metros de altura, mientras que en las Islas Canarias las olas podrían llegar a los ocho metros. Entre Huelva y Cádiz que se produzca un tsunami también es evidente, con una probabilidad de que sea de un metro del 10% y de que las olas sean de tres metros del 3%.
Más allá de los lugares donde podría producirse un tsunami en España, el informe también destaca las zonas costeras donde la probabilidad es menor. Precisamente las áreas más protegidas estarían en el norte, ya que en la costa cantábrica las olas no llegarían a superar el medio metro en las costas asturianas, cántabras y vascas.
El Instituto Geográfico Nacional es el que junto a otros organismos se encarga de monitorear la actividad sísmica que podría llegar a provocar un tsunami a través de métodos como las boyas que controlan los cambios en el nivel del mar.