El cambio climático amenaza con destruir el mundo tal y como lo conocemos. Según los expertos, el calentamiento global provocará fenómenos meteorológicos extremos, la extinción de distintos ecosistemas y especies, un aumento de la desertización y de la incidencia de incendios, y el deshielo de los polos y glaciares continentales, lo que traerá consigo un aumento del nivel del mar que podría causar la desaparición de distintos países, regiones y ciudades costeros a lo largo de todo el planeta.
Ante esta situación, son varios los países que ya están buscando soluciones que les permitan sobrevivir a la catástrofe, en caso de que, finalmente, llegue a producirse. Uno de ellos es Dinamarca, uno de los países más amenazados por el riesgo de inundación. Según un gráfico elaborado por Surging Seas, en menos de cien años un porcentaje considerable de las ciudades de la costa oeste de Dinamarca se hundirán bajo el nivel del mar si no se pone freno al cambio climático, obligando a sus habitantes a abandonar sus raíces y buscar un nuevo lugar en el que vivir.
Para salvarles de esta situación, el Gobierno danés ha aprobado recientemente la construcción de una isla artificial para acoger a 35.000 personas, un drástico proyecto que, irónicamente, ha levantado polémica por sus implicaciones medioambientales.
En concreto, esta monumental isla recibirá el nombre de Lynetteholm y se alzará al norte del archipiélago de Refshaleoen, en una antigua zona industrial del puerto de Copenhagen. Según señalan desde la BBC, la isla tendrá unas dimensiones de 2,6 kilómetros, lo mismo que, aproximadamente, 370 campos de fútbol, y estará conectada a la capital danesa a través de túneles, una línea de metro y una carretera.
Para poder llevar a cabo el proyecto, se necesitarán en torno a 80 millones de toneladas de sustrato. El objetivo del Gobierno es que la isla sea sostenible y cuente con zonas verdes y varias líneas de costa. Además, para evitar posibles inundaciones, se prevé instalar un sistema de presas que pueda protegerla de las subidas del nivel del mar.
Los trabajos para la construcción de Lynetteholm comenzarán, según lo previsto, en otoño de 2022, aunque se espera que, de cara a 2035, ya estén levantados todos los cimientos. Si no hay problemas ni retrasos, la obra, que tendrá un coste total de 2.600 millones de euros, finalizará en 2070. O lo que es lo mismo: en menos de 50 años.
La monumental isla de Lynetteholm ha sido duramente criticada por las asociaciones verdes del país, que han tildado al proyecto de “greenwashing”. Según estas organizaciones, los supuestos beneficios que tendrá la isla en el futuro se están utilizando para tapar el enorme impacto medioambiental que tendrá su mera construcción, que reducirá el flujo de agua en el estrecho y aumentará la contaminación de la zona.
En concreto, los ecologistas señalan que durante la obra será necesario realizar, como mínimo, 350 viajes en camión para trasladar todo el material, con todo lo que supondría a nivel de emisiones contaminantes. De igual manera, apuntan a que las Evaluaciones de Impacto Ambiental solo estudiaron el impacto de la isla, sin tener en cuenta las edificaciones que esperan levantarse en el territorio.
Por todos estos motivos, las organizaciones ecologistas han decidido llevar el caso al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que deberá evaluar los daños que traerá consigo la obra y decidir si valida o no el proyecto. ¿Será Lynetteholm una realidad?