El mundo se tiñe de negro cuando se nos moja el teléfono o se nos cae el café encima del aparato. Ya no somos una persona única e indivisible. Ahora seguimos siendo indivisibles, pero nos hemos prolongado con el móvil, un apéndice que se suma a los cinco dedos de nuestra mano. Por tanto, saber cómo solucionar esta “hecatombe” personal nos tranquiliza. En Uppers vamos a explicar cómo recuperar un teléfono mojado según los expertos.
En el mercado se comercializan ciertos modelos que disponen de una protección extra frente al agua, sin embargo, con el paso del tiempo esos sellados iniciales dejan de ser tan eficaces. De este modo, la mayoría de los móviles se enfrentan a diario al riesgo de caer a un charco, a la pila de la cocina o simplemente al váter. Cualquiera que ha sufrido un percance de este estilo reconoce que sufre un micro infarto al ver cómo se diluyen y desaparecen millones de datos, documentos y de información que supuestamente son indispensables para “seguir viviendo”.
Ante un accidente acuático lo recomendable es actuar rápido según dictan los expertos y nunca improvisar o experimentar. El primer paso es apagar el teléfono si es que sigue encendido, aunque la reacción más normal es comprobar si funciona, mandar un mensaje, llamar… Es un error garrafal. En caso de que el móvil se moje siempre hay que apagarlo y olvidarse de probar…
Un aspecto a tener en cuenta es que las garantías no cubren los daños por agua ni siquiera en aquellas unidades que supuestamente resisten ser sumergidas. Además, una vez el líquido traspasa el sellado del aparato es difícil de ocultar; los fabricantes instalan en su interior un chivato, tipo pegatina o tejido, que cambia de color cuando entra en contacto con el agua. De este modo, por mucho que dejemos el móvil seco en apariencia, en cuanto el operario del servicio de reparación lo abra se percatará de que se ha mojado de algún modo. A continuación, se anulará la garantía porque las marcas no asumen las reparaciones causadas por el agua. También, llegará el “susto” económico del presupuesto con esa frase odiosa que hoy acompaña a cualquier objeto tecnológico de “sale mejor comprarse uno nuevo”.
Volviendo al lugar de los hechos y dejando claro que hay que olvidarse de la garantía vamos a enumerar los pasos a seguir para intentar recuperar el teléfono mojado:
A falta de alcohol hay otras soluciones, pero requieren más paciencia y no son tan efectivas. Consiste en enterrar el teléfono hasta dos días en arena para gatos o en gel sílice porque absorben la humedad. También se puede utilizar avena, arena de playa o arroz, aunque este último cereal es más lento y menos práctico. Otro recurso es introducir el aparato en una bolsa hermética junto a bolitas antihumedad, de las que vienen de fábrica junto a los textiles. Estas ideas pueden funcionar cuando le haya caído poca cantidad de líquido o la inundación haya sido momentánea.
El problema para el interior del móvil, además de los cortocircuitos, es la corrosión. Aquí es importante si el accidente lo ha causado el agua dulce o el agua salada de una piscina o del mar, ya que la sal destroza los dispositivos electrónicos casi inmediatamente. De esta forma, los expertos apuntan que, tras apagar el móvil, se debe valorar sumergir el teléfono unos segundos en agua del grifo para eliminar la sal y después continuar con el secado y los pasos descritos.
Tras dos días con el teléfono enterrado en arena para gatos, gel sílice, avena, arena de playa o arroz se pueden montar las piezas, encender y probar el resultado.
Los especialistas avisan de que nunca se debe emplear una fuente de calor para secar el móvil. Seguro que se seca, pero también se “fríen” todos los circuitos, de modo que lo único que se consigue es agravar la situación. Por tanto, está “prohibido” secar el móvil con un secador, un calentador o incluso colocarlo junto a una estufa o meterlo en el horno como se puede leer en algún sitio. Los metales y las piezas de plástico se funden ante el exceso de calor.
El móvil volverá a encenderse y a funcionar siempre que el agua no haya generado corrosión o un cortocircuito al entrar en contacto con sus sistemas electrónicos internos. Con todo ello, la única solución efectiva al 100% es contratar un seguro que cubra los accidentes acuáticos.