Se acaban de cumplir 30 años del primer SMS de la historia. Se lo envió un programador británico a un compañero de trabajo para felicitarle la Navidad con un sucinto mensaje de 15 caracteres, "Merry Christmas". Su impacto fue tremendo en la sociedad de principios del siglo XXI, coincidiendo con la popularización de los teléfonos móviles. El hecho de estar limitados a 160 caracteres dio pie a que se inventaran ingeniosas abreviaturas para aprovechar al máximo el espacio, porque no olvidemos que las operadoras cobraban por cada uno de ellos. Con la llegada de los smartphones y aplicaciones de mensajería como Whatsapp, los SMS empezaron a quedarse desfasados pero hoy viven una segunda juventud desde un segundo plano y su uso sigue siendo importante en algunos campos.
Actualmente existen más de 7 mil millones de móviles en todo el mundo, todos estos con disponibilidad para enviar y recibir SMS. Esto supone una ventaja para las grandes empresas que encuentran un canal poco utilizado por el usuario en su día a día. Es cierto que su uso ha pasado a ser marginal, pero los SMS siguen siendo tremendamente útiles y eficaces como medio de comunicación directo para diversos objetivos, con una efectividad y ratio de visualización superior al de un WhatsApp o mensaje directo enviado por otra red social.
De hecho, los tradicionales SMS que recibimos son abiertos nada menos que en un 98% de las veces, frente a un 22% en el caso de los correos electrónicos. Y, dado que no se trata de un canal masificado, los receptores suelen leer el mensaje al instante. Otra de las ventajas de los mensajes es que no se necesita tener conexión a internet para recibirlos, sino únicamente cobertura móvil, a diferencia de WhatsApp o Skype. Además, los SMS también son considerados más seguros que el resto de plataformas de mensajería. En definitiva, su uso sigue siendo importante en ciertos casos como los siguientes:
Mención aparte merece el caso de los centros educativos. Un sector que ha pasado de repudiar su uso en las aulas a sacarle un gran partido como método de comunicación con el alumnado y también con sus empleados. Para institutos y universidades los mensajes de texto suponían una distracción que hacía que el alumno no atendiese correctamente a las explicaciones del profesor. Además, el uso de las abreviaturas, contracciones y jergas suponía un peligro en la correcta asimilación de las reglas de ortografía.
Sin embargo, según datos internos de SMSpubli, firma líder de servicios de comunicación empresarial móvil, el primer semestre de 2022 los centros educativos españoles fueron el sector que más empleó este canal, con cerca del 6,40% del total de envíos, en su mayor parte recordatorios de matriculación y de las fechas de los exámenes y envíos de calificaciones a los alumnos.
En definitiva, lejos de caer en el olvido, en estos treinta años los mensajes de texto han sabido sobreponerse a la aparición de nuevas innovaciones en el campo de las telecomunicaciones. En un mundo dominado por las redes sociales y las plataformas de mensajería instantánea, el SMS sobrevive con holgura y aún tiene una larga vida por delante, algo impensable hace solo unos años.