A partir de los 65 años realizar ciertas tareas puede resultar más complejo que cuando éramos más jóvenes. Incluso pequeños actos cotidianos como poner una lavadora o levantarse a apagar una luz pueden suponer un esfuerzo en el día a día con el que antes no contábamos. En ese sentido, los avances tecnológicos pueden ayudar a los mayores y a las personas dependientes a adaptar el hogar a sus necesidades específicas.
La domótica en casa está pensada para mejorar la calidad de vida de todos los que habitan la vivienda, pero especialmente a nuestros padres o abuelos. Hay que tener en cuenta que cerca del 90% de los mayores prefiere envejecer en su propio hogar, según un estudio realizado por Stannah. Las nuevas tecnologías pueden automatizar tareas domésticas comunes y reducir el número de labores que requieren atención. Aportan seguridad y confort al hogar y además permiten una gestión eficiente de la energía.
Los elementos domóticos destinados a incrementar la comodidad de las viviendas se basan en la gestión integral, gracias al control remoto de cualquier dispositivo conectado a la red del hogar. De este modo, se puede gobernar cualquier espacio de la vivienda desde cualquier lugar, interior o exterior del domicilio. Veamos algunos de estos elementos.
La cocina inteligente cobra importancia para las personas mayores que viven solas y no tienen a nadie que les pueda ayudar con su alimentación. Hay mucha tecnología que les ayudará a cocinar, simplemente añadiendo de forma manual los ingredientes necesarios. Desde ollas inteligentes programables hasta completos robots de cocina, pasando por cafeteras programables para tener el café listo al levantarse por la mañana. Estos dispositivos se pueden operar desde el teléfono móvil, por lo que puedes encender o apagar los electrodomésticos, cambiar la temperatura e incluso verificar cómo se está cocinando el plato.
Asimismo, las lavadoras y los lavavajillas conectados también son sinónimo de ahorro eficiente, pero lo más interesante son los frigoríficos inteligentes con cámaras integradas para ver lo que hay en el interior cuando estás en el supermercado y dudas sobre qué tienes o qué te falta. Además, te avisan si se dejas la puerta abierta, algo que puede ser habitual entre los mayores, o hay un cambio de temperatura. Por si fuera poco, también te ofrece información nutricional, propuestas de recetas e incluso te avisa si las frutas no están correctamente situadas en el interior.
La tecnología se puede utilizar para apagar de manera automática ciertos aparatos que no se están utilizando. Por ejemplo, cuando estás planchando, dejas enchufada la plancha, te vas a hacer otra cosa y se te olvida, la domótica hará que se apague evitando accidentes. De hecho, también se puede programar la domótica para que nos avise de cuestiones que pueden poner en grave riesgo la salud de quienes viven en el hogar o al propio hogar, como una inundación, una fuga de gas o un incendio.
Una de las grandes ventajas de los sistemas domóticos es el ahorro y la eficiencia energética, lo cual nos viene muy bien en el baño, donde se da un gran gasto energético, sobre todo en climatización o agua caliente. Un baño domótico busca facilitar la vida de sus usuarios, pero también cuidar de la higiene.
Por ejemplo, los lavabos inteligentes abren o cierran el flujo de agua en función de si hay o no movimiento debajo. Lo mismo ocurre con las duchas y bañeras, con la temperatura del agua controlable de manera remota. Y hay inodoros que suben o bajan la tapa solos, que calientan la tapa en invierno o que tiran de la cadena si detectan ausencia de movimiento.
Además, los sistemas domóticos pueden detectar una fuga de agua y, de manera inmediata, cerrar la válvula de suministro principal para evitar problemas mayores. También cortan el suministro eléctrico.
Uno de los motivos principales para que las personas mayores decidan automatizar su hogar es evitar accidentes. En este caso, los sistemas de luz automáticos tienen una función crucial, dado que la mayoría de accidentes se producen al desorientarse en la oscuridad.
Los sistemas de luz funcionan mediante sensores de movimientos, por lo que no habrá preocupación en encontrar el interruptor a oscuras en mitad de la noche. La luz se activará de manera inteligente al entrar en una habitación o ubicación donde esté instalada.
La domótica en casa también ayuda a tener siempre la temperatura perfecta y adaptarla a tu gusto personal. Además, se pueden programar los sistemas de calefacción o climatización para que comiencen a funcionar a la hora que se desee, o que se apaguen si alguien abre las ventanas.
La domótica para las persianas con WIFI ayudan a regular la temperatura de la vivienda. Por ejemplo, en invierno puedes programar las persianas eléctricas para que se suban en las horas de sol y se bajen cuando este se ponga. También te permite plegar o desplegar los toldos cuando lo consideres oportuno. Además, se puede conseguir que las puertas se abran de manera automática cuando te acerques a ellas, o que se cierren al salir.
La tecnología simplifica mucho el acceso a la información y la comunicación. En ese sentido, si llaman a casa, tu padre ya no tendrá que levantarse a coger el telefonillo para abrir la puerta. Con el dispositivo móvil podrá recibir las llamadas que hagan y abrir la puerta. Si necesita servicios sanitarios de emergencia, puede simplificar el acceso a ellos de forma fácil y segura.
La domótica también puede simplificar el cuidado de la casa al permitir que las personas mayores programen las tareas de limpieza y mantenimiento. Hay robots aspiradores por WiFi que mantienen el hogar libre de suciedad de forma automática y muy sencilla. No solo ahorran tiempo, sino también esfuerzo, y alcanzan rincones de acceso complicado.
Además, puedes programar tu televisión para que se encienda cuando empiece tu programa favorito, e incluso para que se apague si detecta que te has dormido.
Finalmente, las personas mayores a menudo resultan objetivos atractivos para los ladrones. Los sistemas de seguridad inteligentes pueden ayudar a detectar, por medio de sensores y cámaras, actividad sospechosa como la ruptura de ventanas o movimientos inusuales en la casa.