Lo que nadie entiende: ¿cómo se mide la audiencia de TV con los aparatitos en algunas casas?
La empresa Kantar Media lleva más de 30 años midiendo las audiencias a través de los audímetros instalados en 5.720 hogares de todo el país
Las 14.000 personas que viven en estos hogares sirven como muestra estadística, y luego esos datos se extrapolan al resto de la población española
Su ventaja frente a otros medios es que permite disponer de una muestra permanente en la que se ve la evolución y tendencias
Las audiencias de televisión son esa espada de Damocles que sentencia programas sin compasión o los impulsa al estrellato. El 'share' es esa guía que miran todos los profesionales del medio nada más empezar su jornada, endulzándola o amargándola. Números que en el fondo muchos no saben de dónde vienen pero que parecen ser palabra de ley para los anunciantes. Pero, ¿cómo se mide realmente la audiencia televisiva? Puede que te sorprenda que todo depende de lo que ven 5.720 hogares, que son los que tienen instalados audímetros en toda España.
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La empresa Kantar Media lleva más de 30 años midiendo las audiencias a través de estos dispositivos que se colocan junto al televisor y se conectan, recogiendo y enviando datos estadísticos sobre quién está viendo qué en cada momento. Con un mando a distancia se puede indicar cuántas personas están viendo la tele. Con esa información Kantar Media genera los datos de audiencia que se publican cada mañana.
La magia de la extrapolación de la muestra
Dado que, como decíamos antes, hay 5.700 audímetros repartidos entre diferentes hogares, y que en la mayoría de las casas vive más de una persona, se puede decir que hay información sobre lo que ven unas 14.000 personas aproximadamente. Estas personas sirven como muestra estadística, y luego esos datos se extrapolan al resto de la población española. Es decir, los datos de audiencia que marcan qué cadena es líder del día no son reales, sino parte de una muestra.
Así que cuando leemos que, por ejemplo, 'Gran Hermano' ha conseguido 1.000.000 de espectadores, la realidad es que ese dato se ha obtenido de extrapolar el resultado de los 5.700 audímetros al total de la población española. Precisamente lo pequeño de la muestra tomada es uno de los motivos de que este sistema de medición de audiencias haya recibido tantas críticas. En cambio, su ventaja con respecto a otros estudios mediante encuestas es que permite disponer de una muestra permanente en la que se ve la evolución y tendencias.
¿Puedo poner un audímetro en casa?
La elección de los hogares en los que se coloca un audímetro es responsabilidad de la propia Kantar Media, y esa elección se realiza de forma que represente a toda la sociedad española. Por lo tanto, aunque lo queremos, no podemos pedir que nos pongan un audímetro en casa. El hogar seleccionado puede estar un máximo de siete años en el panel, y se puede dar de baja bien por voluntad propia o porque no declara de forma correcta su consumo o porque Kantar necesita representar hogares de otro tipo.
Tener un audímetro en casa tampoco reporta ningún beneficio económico directo. Lo que hay es un sistema de puntos que se pueden intercambiar por regalos como pequeños electrodomésticos, consolas o auriculares. Aproximadamente, en un año se pueden llegar a acumular 30.000 puntos.
¿Y qué pasa con el streaming?
Una de las grandes limitaciones que tiene el sistema de medición mediante audímetros es que no se tienen en cuenta los contenidos que se ven en plataformas de streaming, lo que no significa que tenga esos datos. Esto implica que el visionado por Internet, o en diferido mediante alguna aplicación no contabilizará para los datos de audiencia. Estos únicamente representan a quien ha visto televisión tradicional.
El consenso que sí existe entre cadenas de televisión, agencias de medios y anunciantes para publicar los datos de la audiencia tradicional, no se ha logrado todavía incluyendo a las plataformas, por lo que el sistema de medición cada vez es menos fiable y, sin embargo, sigue siendo el único juez validado para decidir qué es un éxito o un fracaso.