Estar siempre atentos de los mayores no es posible. Muchos de ellos se valen por sí mismos para su día a día, pero tienen patologías a las que deben estar atentos y por las que podrían necesitar ayuda, o a lo mejor se quedan solos por la noche sin su cuidador y de alguna forma deben notificar un posible problema. Para ello, desde los años 90 se introdujo el botón SOS o el botón rojo de teleasistencia, un mecanismo por el que tan solo es necesario pulsar un botón para notificar la necesidad de asistencia.
Ya son muchos años desde que este sistema llegó a los hogares de muchos dependientes, un mecanismo que hasta hace poco solo funcionaba dentro de casa y unos metros más allá pero claro, ¿y qué pasa si se sale fuera? Pues para ello ha servido, y mucho, los avances tecnológicos que han permitido una mayor cobertura asistencial durante estas décadas.
El botón más conocido probablemente sea el de Cruz Roja, que se puede llevar tanto en la muñeca como colgado del cuello, siendo totalmente impermeable para que no sea necesario quitárselo en el momento de la ducha. Entre sus avances más notables está que se le pueden añadir algunos sensores que pueden encontrar peligros que una persona mayor podría pasar por alto, como por ejemplo un escape de gas. Además, también cuenta con un servicio de recordatorio para avisar de citas médicas o también para no saltarse la medicación.
La parte negativa hasta hace unos años era que el botón solo era eficaz en casa, pero ahora también se puede salir a la calle con total tranquilidad gracias a la tecnología móvil, pues tras instalar una aplicación en el dispositivo esta se conectará al servicio. Su funcionamiento es igual de sencillo, pulsar el botón, aunque en este caso también se ofrece la localización geográfica para facilitar la intervención del equipo de asistencia.
Para quienes prefieran gestionar ellos mismos la asistencia, hay botones conectados a una aplicación que alertan a los familiares en caso de que la persona pulse el botón o se haya detectado una caída. Eso sí, en estos casos tendrá que ser la familia quien pida asistencia, ya que no se notifica a los profesionales como sí ocurre en otros casos.
Pero claro, para que el botón funcione fuera de casa es necesario un móvil con conexión a Internet y muchos mayores no lo tienen, por eso existen algunos dispositivos que cubren esta necesidad para otorgar una mayor independencia a los mayores. Uno de los aparatos es un botón rojo al uso, pero en caso de salir a dar un paseo y verse en una situación de emergencia, al tocarlo se pondrá directamente en contacto con un operador que también verá su posición geográfica. Un mecanismo similar a la aplicación móvil para aquellos que no poseen un smartphone.
Aún así, hay que tener en cuenta que hay personas que padecen demencia o alzhéimer, y que en ciertas ocasiones pueden perderse en sus paseos o sentirse desorientados. Para ello, existen dispositivos que también establecen áreas de seguridad, es decir, permite establecer una zona de movilidad de la que si se sale, se notifica una alerta, al igual que si detecta una caída, por lo que un operador podrá ponerse en contacto con la persona y valorar si es necesario el desplazamiento de un equipo asistencial.
La mayoría de personas saben que utilizar el botón rojo es por su bien, pero a otros mayores no les gusta, por eso, muchos han evolucionado de forma que no se ven a simple vista y pueden ir integrados en prendas de ropa, relojes o en el llavero para que pasen mucho más desapercibidos.
El botón rojo puede salvar vidas, y en las últimas dos décadas no ha hecho más que crecer su número de usuarios. En 2018, según datos del Imserso, un total de 942.446 personas mayores de 65 años eran usuarias de este botón. Aunque las cifras son positivas, realmente poco más del 10% de los mayores de 65 en España hacen uso de este sistema. A pesar de ello, la evolución siempre ha sido positiva, teniendo en cuenta que en 2001 solo 104.313 personas eran usuarias del botón de teleasistencia.