Un cargador para dominarlos a todos. Así se podría resumir la idea de la Comisión Europea que están intentando impulsar en los últimos días para retomar la vieja idea de que todos los dispositivos electrónicos se recarguen con el mismo tipo de cable y adaptador. La iniciativa no es nueva, y ya en 2009 hubo los primeros amagos de hacer algo parecido aunque, a la vista está, no terminó de funcionar. ¿Cuáles han sido los motivos del fracaso? ¿Cuáles eran las ventajas de tener un solo cargador?
Corría el año 2009 cuando, en el seno de la Unión Europea se propusieron un reto tan complicado como simple a su vez: establecer un único cargador para todos los móviles y dispositivos electrónicos. Por entonces, se llegaban a contabilizar hasta 30 tipos distintos de clavija, lo que hacía prácticamente imposible que el cargador de tu vecino coincidiera con el tuyo aun teniendo móviles de la misma marca pero de distinto modelo.
Aquella feliz idea se vino a llamar "Universal Charging Solution", y fue firmada, y asumida, por 17 fabricantes de teléfonos móviles, entre los que se encontraban Apple, LG, Motorola, NEC, Nokia, Qualcomm, RIM, Samsung o Sony Ericsson; es decir, prácticamente la totalidad del mercado. La conexión que se eligió por entonces fue la micro-USB, y el experimento no fue mal del todo: de esos 30 tipos distintos se pasó a los 7 que hay en la actualidad. Sin embargo, fracasó por un sencillo motivo: la adhesión era voluntaria.
De ese modo, mientras algunas grandes como Samsung, Huawei, Nokia lo cumplieron, Apple enseguida se desmarcó del asunto y siguió con su estrategia de sacar sus propios cargadores independientes e incompatibles del resto del mercado. Los de Cupertino llegaron a decir que esa medida lo que hacía era "obstaculizar la innovación, generar aún más residuos electrónicos e irritar a los consumidores" y que esperaban que la Comisión Europea "continúe buscando una solución que no restrinja la capacidad de la industria para innovar".
Después de los grandes acuerdos firmados por la Unión Europea en materia de fondos para la reconstrucción de Europa después del coronavirus o sobre la deuda soberana de cada país, la Comisión quiere aprovechar también para dar un nuevo impulso a aquella iniciativa de 2009 y dejar en tan solo un cargador universal para todos los dispositivos. De manera obligatoria. En concreto, el cargador USB-C, que ya está operativo en la gran mayoría de los dispositivos móviles nuevos.
Y es que el problema que quiere evitar la Unión Europea no es baladí: según datos de los servicios comunitarios, solo en 2020 se vendieron 420 millones de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos portátiles en la UE, pero el número de cargadores sueltos comercializados asciende a unos 2.400 millones. Además, calculan que los cargadores eliminados y no utilizados representan 11.000 toneladas anuales de residuos electrónicos.
La Comisión asegura que la supresión de cargadores innecesarios y la armonización de los puertos de carga y de carga rápida de los dispositivos en la UE se traducirá a largo plazo en un ahorro de 250 millones de euros anuales para los consumidores.
Sin embargo, Apple ha descartado sus planes para modificar el puerto de carga de sus móviles iPhone, y en el futuro cercano estos mantendrán el puerto actual Lightning, como ya hemos podido ver en el nuevo iPhone 13, en lugar de emplear la conexión USB-C. Lightning ha sido el puerto utilizado por móviles y tabletas de Apple desde su lanzamiento, pero el pasado mes de septiembre, la compañía lanzó sus primeras tabletas iPad Air con puerto de carga USB-C, el mismo presente en la mayoría de dispositivo del ecosistema Android.
Ahora, con este nuevo impulso, Bruselas ha pedido que una vez el Consejo y el Parlamento europeo negocien los detalles técnicos del proyecto y den su visto bueno se prevea un periodo de transición de 24 meses para que los fabricantes puedan adaptarse a las nuevas reglas. La pregunta es: ¿será el USB-C el cargador que los domine a todos, incluido a los Apple?