Es inevitable que queramos poner cara a Siri, a Cortana o a Alexa. Ya sabemos que son robots, en concreto, asistentes virtuales basados en la inteligencia artificial que nos ayudan pase lo que pase. Lo llamativo es que además sus voces son atractivas y nos embelesan. Se nos han hecho tan cercanas que creemos incluso conocerlos.
En Uppers queríamos saber quién es el padre de la inteligencia artificial, quién es la persona cuya mente poderosa ha conseguido transformar nuestra forma de comunicarnos con un ordenador o con un móvil y todo lo que implica. Porque si nos preguntamos cómo han cambiado nuestras vidas los asistentes de voz, podríamos asegurar que en todo… y lo que queda.
Esta revolución comenzó hacia finales de la década de los setenta, cuando Jürgen Schmidhuber, que nació en Múnich y entonces tenía 15 años, soñaba con desarrollar un robot muy listo. La verdad es que su sueño ya está bastante avanzado. Desde 1995 es director científico de IDSIA, Instituto de Inteligencia Artificial de la Universidad de Suiza, y da clases de inteligencia artificial en la Universidad de la Suiza Italiana en Lugano, entre otros cargos.
En 1987 ya describió en papel un algoritmo capaz de mejorarse a sí mismo en una tesis sobre inteligencia artificial. Tres décadas más tarde lo ha puesto en práctica con el sistema Long Short Time Memory, creado junto a uno de sus alumnos Sepp Hochreiter. Este sistema lo utilizan 3.000 millones de teléfonos y forman parte de los productos de las compañías tecnológicas más punteras del mundo como Google, Apple, Facebook, Amazon o Microsoft.
El LSTM imita el funcionamiento del cerebro del cuerpo humano cuyas neuronas recopilan datos a partir de imágenes, sonidos o palabras, las interpretan y las almacenan como recuerdos. A esta red neuronal se la denomina deep learning o aprendizaje profundodeep learning. El sistema de Schmidhuber de inteligencia artificial funciona igual, pero en vez de neuronas hay algoritmos. Lo sorprendente además es que el algoritmo es creativo. Se basa en las redes generativas antagónicas o GANs. Son redes neuronales que no se limitan a obedecer órdenes ya que interactúan entre ellas sin la supervisión humana. Una red se inventa problemas y la otra intenta aportar soluciones.
Cuando este científico alemán publicó todas estas ideas hacia 1990 todavía era pronto porque los ordenadores no eran capaces y las bases de datos eran escasas para entrenar los algoritmos. En 2010 se abrieron las fronteras con Internet y los videojuegos donde sus GANs producen imágenes. Estas redes neuronales comenzaron reconociendo señales de tráfico, la ortografía china o las caras. Después empezaron a conversar con personas y a aparcar un coche.
Todavía no conocemos el alcance de la inteligencia artificial. Para este ingeniero informático trasciende a la biología e incluso a la Humanidad porque serán los robots los que van a conquistar el espacio.
Por el momento tenemos a los asistentes virtuales, un robot que responde a un comando de voz. Como hemos explicado, a medida que interaccionan con las personas aprenden y mejoran su repertorio. Se emplean tanto en soluciones empresariales como en los hogares donde los dispositivos se conectan entre sí a través de internet. Desde luego que nos han cambiado y facilitado la vida porque son capaces de asegurar la seguridad con cámaras de vigilancia, controlar las luces y la temperatura, avisar de la caducidad de los productos de la nevera, poner música y hasta programar eventos en la agenda y la lavadora. También recomiendan restaurantes, te dictan la cartelera y llaman a tu madre si se lo pides.
Hasta la fecha, en la lista de los asistentes más famosos están: Siri, que llegó junto al iPhone 4S de Apple; Cortana con Microsoft, que forma un tándem inseparable con Windows 10 y está disponible como app independiente en los sistemas iOS, Android y Xbox; Google Now de Google; Bixby, desarrollado por Samsung y disponible en las últimas versiones de sus móviles; o Alexa, el asistente virtual de Amazon y el primero que tiene formato físico.