¿Qué tienen en común lo hijos de Steve Jobs, Tim Cook o Bill Gates? Además de ser los herederos de grandes fortunas y de, seguramente, una mente privilegiada, también compartieron prohibiciones por parte de sus padres. Concretamente, ninguno de ellos tuvo permitido el acceso a los productos que sus propios padres estaban desarrollándose, llámese el iPad de Apple o los teléfonos Windows que, por entonces aún existían. Tuvieron restringido el acceso a la tecnología durante parte de su infancia, ¿pero por qué decidieron esto?
Ahora que se cumplen los 10 años de la muerte del cofundador de Apple, Steve Jobs, y una de las mentes más privilegiadas que haya habido, sobre todo en el ámbito del marketing, vuelve a plantearse la misma pregunta que le hacían a Jobs por entonces sobre la idoneidad de mantener a los hijos aislados de la tecnología durante su infancia.
En 2017, dos profesores le pusieron nombre y apellidos a lo que genera el alto uso de los dispositivos electrónicos en los chavales de corta edad. En su libro 'Screen Schooled' mostraban cómo la saturación de pantallas en casa y en la escuela "ha creado una amplia gama de déficits cognitivos y sociales en nuestros jóvenes". Básicamente: cuanta más tecnología de jóvenes, menos inteligentes en el futuro cercano.
Y esto lo conocían perfectamente Gates, Cook y el propio Jobs. Este, en una entrevista al poco de lanzar el nuevo y flamante iPad, fue preguntado directamente: "Tus hijos deben amar el iPad..." a lo que él, impertérrito, respondió: "No les dejamos utilizar el iPad en casa. Creemos que es demasiado peligroso para ellos realmente". ¿La razón de tal afirmación?
De alguna manera, el propio Jobs reconocía lo adictivo que era el iPad como vehículo para acceder a determinados contenidos que no eran aptos para los más pequeños, que una vez que tenías el iPad delante, o cuando te lo llevabas de casa, siempre tenías acceso a estas plataformas que eran muy adictivas y difíciles de resistir.
El sucesor de Jobs al frente de la compañía, Tim Cook, también pensaba de una manera muy similar, como dejó claro en una revista con The Guardian, donde dijo: "No tengo un hijo, pero tengo un sobrino al que le pongo algunos límites. Hay cosas que no permito; no le quiero en una red social". También comentó su punto de vista de la tecnología: "No creo en el uso excesivo de la tecnología. No soy una persona que diga que hemos alcanzado el éxito si la usas todo el tiempo. No suscribo eso en absoluto".
Jobs, Cook o Gates ya se lo vieron venir hace años, y lo cierto es que no les faltaba razón. Desde hace unos meses, el Wall Street Journal ha venido publicando una serie de artículos con información clasificada sobre Facebook. En ella, por ejemplo, quedaban al descubierto datos sobre lo que penalizaba el algoritmo de Facebook, pero también otras informaciones más sensibles como el reconocimiento de que podía llegar a ser tóxico para los adolescentes.
Por ejemplo, según estos documentos filtrados por una exempleada de la compañía, se podía ver cómo el 32% de las adolescentes encuestadas dijeron que cuando se sentían mal con su cuerpo, Instagram las hacía sentir peor. En otra de las diapositivas filtradas, también se podía leer: "Las comparaciones en Instagram pueden cambiar la forma en que las jóvenes se ven y se describen a sí mismas". O "empeoramos los problemas de imagen corporal de una de cada tres chicas adolescentes", en otra diapositiva de 2019. También que "los adolescentes culpan a Instagram de los aumentos en la tasa de ansiedad y depresión", decía otra diapositiva.