"Ridi del duol che t'avvelena il cor". La muerte de Matthew Perry ha recuperado para muchos la idea del 'payaso triste', un arquetipo que desde aquel 'Pagliacci' de Leoncavallo hasta el ya tristemente recordado Chandler, nos habla del dolor detrás de la máscara y el maquillaje. La cámara, los sets, los escenarios. "Ríe de aquel dolor, que envenena tu corazón". En nuestro país, si hay un ejemplo de humorista que nos hizo desternillar de risa durante años mientras el dolor (hoy tal vez hablaríamos más directamente de depresión) lo consumía por dentro, ese es el catalán Eugenio.
'Saben aquell' , la nueva película de David Trueba protagonizada por David Verdaguer ha vuelto a 'rescatar' la figura de Eugeni Jofra Bafalluy (1941-2001), algo que ya había hecho el documental 'Eugenio', en 2018. Eugenio, cuya puesta en escena, siempre de negro, siempre con un cigarrillo y un cubata en la mano, ha quedado grabada en la historia del monólogo cómico español, hacía gala de un humor entre cáustico y, hasta cierto punto, limpio. Su particular entonación de marcado acento catalán -podría decirse que contaba sus 'cuentos' en catañol- se vendía en casetes por miles. Y su semblante imperturbable con las gafas ahumadas es de los más reconocibles entre los comediantes españoles de todos lo tiempos.
Tal era la fama de Eugenio que en 1980, metió a casi mil personas en el Florida Park de Madrid y las colas para sus presentaciones en Barcelona ocupaban varias calles. Como contaba Juan Tallón en este mismo medio: "Su éxito descansaba en el tono, el timbre y las pausas; importaba menos qué contase. Dominaba el tempo como nadie. Era, además, el primer humorista que se presentaba ante el público con cara de funeral. Alguna vez dijo que el humor no tiene que ver con estar contento. "El humor verdadero sale de la pena, de las desgracias. En esos momentos trágicos es cuando demuestras que tienes sentido del humor". Y vaya que lo demostró.
No es una afirmación de cualquiera. En 'Eugenio' (Filmin) el documental de Xavier Baig y Jordi Rovira, múltiples testimonios dan cuenta de la oscuridad que rodeaba la vida de Eugenio mientras crecía su fama: los excesos con el alcohol o la cocaína, las fiestas, la noche barcelonesa, los sospechosos habituales, en suma, fueron parte de su declive. Todo sumaba a la pérdida temprana de su primera mujer, la cantante andaluza Conchita Alcaide, con la que habían formado el dúo musical Els dos y que murió de cáncer en 1980. Eugenio se casaría después con otra andaluza llamada también Conchita. Pero ni el amor ni los chistes serían los mismos y tras triunfar en galas y televisiones empezaría un lento declive que lo llevaría a retirarse a finales de la década. Los tiempos estaban cambiando su acto era ya un remanente del postfranquismo. La depresión ganaba terreno en el comediante.
Dicen que tras un intento de volver a los escenarios en los 90 ya no recordaba la mayoría de sus propios cuentos. Su propio hijo relata en el documental esa decadencia salpicada de problemas de salud y auto abandono. "Alguien que hizo reír a tanta gente murió de pena" contó. También que se le acercó una vez y le dijo que estaba cansado y que ya no tenía ganas de vivir. Murió al día siguiente.