La saga 'Terminator' es una de las reliquias del cine de acción. Hablamos de las primeras apariciones, con los protagonistas iniciales encabezados por el T-800 de Arnold Schwarzenegger, los personajes principales de la entrega original (lanzada en 1984) y de sus secuelas (de 1991) quedaron en la memoria colectiva.
Cómo no recordar a la heroína Sarah Connor, mujer empoderada dentro y fuera de la película. Una luchadora que lo dejó todo para salvar al mundo, siendo la futura madre del líder de la Resistencia en la lucha contra las máquinas, John Connor (Edward Furlong). Estuvo en la primera, segunda y tercera entrega, lanzada en 2003, cuando el personaje muere por leucemia.
Quien se puso en la piel de Sarah fue la actriz Linda Hamilton. Había debutado en cine en 1979, en apariciones pequeñas, pero su forma de trabajar bien le mereció su papel en 'Terminator'. Desde entonces la hemos podido ver en películas como 'La bella y la bestia', 'Un pueblo llamado Dante’s Peak', 'Secret Weapons', 'La súplica de una madre' y 'Un testigo en silencio'.
Durante 'Terminator 2' (1991) se enamoró de James Cameron. El director, que estaba casado con Kathryn Bigelow, se separó para continuar su romance con Linda. Desde el principio vivieron una relación turbulenta, con varias idas y venidas. No obstante, decidieron ser padres. En 1993 nació Josephina. Su relación llegaba a su fin en 1997 cuando Cameron hizo Titanic y le fue infiel con la actriz Suzy Amis. Fue uno de los divorcios más millonarios de la historia. Fueron a juicio y a la hora de repartir bienes, a Hamilton le tocó la suma de 50 millones de dólares.
A la par de su crecimiento profesional, su salud empezó a empeorar. Aunque visitó muchos médicos, ninguno daba con el problema. Finalmente, le puso nombre y apellido a su enfermedad y una vez que se recuperó, Linda decidió hablar del tema. “Perdí 20 años de mi vida, de los 20 a los 40. Yo los llamo mis años perdidos”, confesó en 2004 al medio español Fotograma.
Le diagnosticaron trastorno bipolar, comenzó con un tratamiento médico, y desde entonces su vida cambió. Es una enfermedad con la que siempre convivirá, pero con la medicina indicada podrá llevar adelante una vida normal, sin mayores dificultades.
“Cuando estaba eufórica eran tiempos brillantes. No necesitaba dormir. Creo que estuve cuatro años durmiendo cuatro horas por noche. Y me despertaba genial. Pero no todo eran buenos sentimientos. Acumulaba un montón de rabia, que creo que formaba parte de mi desorden. La capacidad para luchar, pelear, tener todo y a todos bajo control... Y la rabia que sentía porque mi sistema estaba agotado. En mis momentos más bajos, me sentía como hundida en un pozo del que no podía salir”, agregó en a la revista.
Su enfermedad le afectó tanto a su vida personal como profesional. Su primer matrimonio fue con el actor Bruce Abbott, a quien conoció en 1983 y se separó en 1989, con un hijo recién nacido, Dalton. Ella reconoció que su trastorno hizo que la convivencia fuera insostenible. Contó que en varias oportunidades lo agredió física y verbalmente, hasta que decidieron separarse.
La vida le dio otro golpe inesperado con la muerte de su hermana gemela en agosto de 2020, en plena pandemia. Fue de manera inesperada, en su casa, por un paro cardíaco. Su partida le significó un duro golpe, por la relación de cercanía y el vínculo de amistad. Uno más en su vida, del que también intenta sobreponerse para seguir luchando en la vida, así como en la ficción.