El lado menos conocido de Juan Mariné, el Goya de Honor 2024
Juan Mariné, de 102 años, empezó a trabajar en el cine con 14 años gracias a sus conocimientos en francés
Se convirtió en el primer director de fotografía que ingresaba en la Academia de Cine
El poder de la experiencia: todos los nominados a mejor actor o actriz en los Premios Goya rondan los 50 años o más
La 38ª edición de los Premios Goya está a punto de celebrarse. La cita más importante del cine español tendrá lugar en Valladolid el próximo 10 de febrero. Una gala que será presentada por la actriz y cantante Ana Belén y los directores y guionistas Javier Calvo y Javier Ambrossi y de la que todo hace presagiar que será inolvidable.
El presidente de la Academia de Cine, Fernando Méndez-Leite, en una rueda de prensa, anunciaba a finales de octubre, todas las novedades de los premios y también el premiado al Goya de Honor: el director de fotografía Juan Mariné, que recibirá el galardón “por su entera dedicación al cine durante más de ochenta años, sus esfuerzos en el trabajo de la conservación y la restauración y por representar, a través de su oficio, la importancia de la luz en la historia de nuestro cine”, aseguraba Méndez- Leite.
MÁS
El cineasta, de 102 años, empezó a trabajar en el cine de niño, el mismo asegura que “tras sobrevivir a la Guerra Civil juré que mi vida la dedicaría al cine”, y dicho y hecho, además es uno de los poco españoles que puede decir que ha vivido todas las épocas del cine, teniendo a sus espaldas la friolera de 140 películas.
El director de fotografía grabó el entierro del revolucionario anarquista Buenaventura Durruti en 1936 y fotografió la primera película española en color, 'La gata'. Su trayectoria profesional es sinónimo de la historia del cine español.
Una vida dedicada al cine
Nació en 1920 en Barcelona, a sus 13 años llegó a los estudios Orphea de la Ciudad Condal, donde se filmaba 'El octavo mandamiento', para entregar unas cámaras nuevas que venían de Francia. Las cámaras no funcionaban y él, gracias a sus conocimientos de francés, las enchufó correctamente y empezó a encargarse de ellas.
Al acabar el rodaje continuó colaborando con Porchet hasta el estallido de la guerra, durante la que trabajó para SIE Films, una productora creada por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y tuvo la oportunidad de filmar el entierro del revolucionario anarquista Buenaventura Durruti, asesinado en noviembre de 1936. Sepelio que rodó a mano por que la cámara no tenía batería.
Fue fotógrafo de guerra de Enrique Líster, político y militar español de ideología comunista, estuvo interno en los campos de concentración franceses y juró dedicarse al cine toda su vida. En 1947 se puso por primera vez al mando como director de fotografía en la película 'Cuatro mujeres', de Antonio del Amo, al no poder aceptar el puesto su antiguo compañero en la productora Laya Films, Manuel Berenguer.
Ha llegado a fotografiar más de 140 películas, con grandes directores como Edgar Neville, José Luis Sáenz de Heredia, Antonio del Amo, José María Forqué, Pedro Lazaga y Pedro Masó, hasta último trabajo, 'La grieta' de Juan Piquer Simón. Su impecable trayectoria profesional le llevo en 1990 a convertirse en el primer director de fotografía que ingresaba en la Academia de Cine.
Nunca dio el gran salto a Hollywood, pero sí dio clases una temporada en la Universidad de Los Ángeles en California donde compartió casa con el mismísimo Orson Welles.
Dedicó toda su vida a la innovación y restauración fílmica, y gracias a él se conservan grandes joyas filmográficas por su trabajo como restaurador en la Filmoteca Española, donde ha investigado e inventado técnicas con las que mejorar la calidad de la imagen, como una copiadora óptica o una máquina de lavar negativos y dónde rescató producciones españolas que se daban por irrecuperables.
En 2020, la institución le homenajeó con la proyección de películas tanto fotografiadas como restauradas por él. A su vez, fue director de restauración cinematográfica en la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid) hasta ese mismo año. En el sótano de la escuela tenía su despacho, conocido como 'sub-Mariné' por los alumnos del centro, donde continuó trabajando hasta los 100 años.