Visitar el desierto de Tabernas (Almería) es lo más parecido a adentrarse en una película de vaqueros de Sergio Leone, el productor italiano que dio nombre al poblado ahora en venta: Western Leone. Si pegas la oreja, con poca imaginación escucharás la icónica música de Ennio Morricone, el compositor que puso banda sonora a los éxitos del genio italiano. Unos pasos sobre la arena caliente te harán sentir en esa mítica obertura interminable de 'Hasta que llegó su hora' y, en lugar de hablar, querrás tocar la armónica, como hace Charles Bronson.
El poblado Western Leone está a la venta por 2.800.000 euros. Sus últimos propietarios, Genara Rubio Lázaro y José Rodríguez, "se jubilan y han decidido desprenderse de esta tierra, cuna del spaguetti western y parte importante de la historia del cine", nos explica José Ruda, gerente de la inmobiliaria Grupo Rukasa, encargada de la venta. Habla en nombre de esta pareja porque, por edad y por la curiosidad que está despertando la operación, "prefieren no exponerse al público".
Ruda nos transmite que están viviendo este proceso con la congoja lógica de quien ha cimentado un conjunto como este y nos acerca a esta propiedad poniendo énfasis en Genara, su auténtica alma mater durante casi cuatro décadas. "Ella y su marido llegaron a esta tierra igual que muchas personas que vivían en el desierto de Tabernas que vieron una oportunidad de trabajo y de salir adelante cuando el desierto empezó a convertirse en la alternativa perfecta del Lejano Oeste para los rodajes".
Hemos preguntado en Tabernas a algunos de los conocidos de este matrimonio cómo ha sido eso de vivir en Western Leone y todos coinciden en un detalle: "Con mucho trabajo, pero poniendo toda la ilusión. Han colaborado en tareas de construcción, electricidad, mantenimiento, limpieza o cocina, siempre mano a mano con el resto del personal que ha estado empleado aquí, una treintena de personas", nos cuentan.
Es fácil imaginar cuántas jornadas tuvieron que echarle Genara y José para asumir la propiedad cuando Sergio Leone les cedió el relevo. Cuando adquirieron los terrenos, solo se encontraba la Casa Roja, muy conocida por ser el escenario más importante en el western del director Sergio Leone. Desde que tomó las riendas, el reto de la familia se centró en la construcción de un decorado cinematográfico más amplio, incluyendo un decorado mexicano. "Es un matrimonio muy emprendedor -reconocen sus vecinos- y esta actividad ha sido solo una más en sus negocios, principalmente el de la compraventa de pescado, lo que les ha permitido la adquisición de varias propiedades en Tabernas”.
Genara no deja de recibir reconocimientos. En diciembre de 2018, fue homenajeada por parte de Almería Western Club y el acto sirvió para destacar su "constancia y valentía. El rancho Leone que hoy conocemos -resaltó esta organización- es fruto del trabajo y sacrificio de esta familia".
Después de caer enfermo su esposo, Genara se hizo cargo del negocio. Cuidó también a su madre y a sus tres hijos cuando enfermaron. "La valentía de esta mujer luchadora y trabajadora nos obliga a otorgar este galardón como reconocimiento a su lucha constante". No es extraño que, como indica Ruda, la venta de Western Leone es como desprenderse de un hijo al que ha cuidado y mimado. "Hasta que llegó su hora", le gusta decir a esta mujer repitiendo el título de la gran obra maestra de Sergio Leone.
El cine llegó a Tabernas en 1952, cuando se rodó 'La llamada de África'. Por su orografía y privilegiado enclave, enseguida se convirtió en reclamo para productores de westerns. Lo de spaghetti western empezó a utilizarse en esta tierra para identificar las películas del Oeste, la mayoría de producción italiana, que se rodaban en los 60 y 70 en este escenario. Había quien lo llamaba chorizo western. Había en estos términos una intención despectiva, sobre todo por ser producciones más baratas. Durante tiempo se trataron como un subgénero del western, pero solo hay que mencionar la trilogía del dólar con la que Leone le dio la popularidad mundial que hoy tiene. Primero fue 'Por un puñado de dólares' (1964), 'La muerte tiene un precio' y 'El bueno, el feo y el malo' (1966). Son clásicos del cine y están entre las mejores películas de la historia del cine.
En Tabernas existen otros dos poblados. El Oasys MiniHollywood, donde se rodó 'La muerte tenía un precio' (1965), gestionado actualmente por la cadena hotelera Senator Hotels & Resorts, y Fort Bravo / Texas Hollywood, que ofrece espectáculos para turistas al más puro estilo salvaje oeste. Actualmente Western Leone funciona como parque temático, aunque sigue utilizándose para rodajes de películas, series, publicidad y celebraciones.
En su portal inmobiliario, Rukasa la presenta como "parcela con inmuebles de distinta clase (urbano y rústico) de 85.694 m2". Indica que la vivienda tiene 1.500 metros cuadrados, tres dormitorios, cuatro baños, balcón y chimenea. De hecho, la familia de Genara y José ha residido en ella algunas temporadas, sobre todo en época veraniega, sin que llegara a ser su residencia habitual.
La web inmobiliaria detalla que es "ideal para construir un estudio cinematográfico de nivel Internacional, con naves cubiertas y decoraciones modernas o algún parque de atracciones". Su gerente añade que el poblado mantiene los decorados originales y cuenta con diferentes tipos de edificaciones: salón para espectáculos con barra bar, una tienda, cuartos de baños para uso público, un estudio fotográfico y establos.
Para su propietaria, los 2.800.000 euros es un precio solamente referencial porque su valor real no tiene precio. Lo que sí nos advierte Ruda es que "no existe ninguna cláusula en el contrato que obligue a un uso determinado. Todo quedará en manos de quien tome la propiedad, si bien el deseo de Genara y de su familia, que hace tiempo se mudaron a su nueva casa de Tabernas, es que la nueva propiedad respete el legado cinematográfico. Es un patrimonio cultural e histórico de un gran valor, el símbolo de toda una era en el cine y la pena infinita es que no reciba un impulso público para que todo esto tenga una proyección mucho mayor".
También para Ruda, que ahora tiene 35 años, esta venta tiene un punto emotivo muy especial. "Forma parte de mi historia familiar, desde la generación de mis abuelos. En casa siempre se han contado anécdotas. Quienes lo hemos vivido no queremos que nada de esto se pierda". Aunque su discreción profesional no le permite desvelar quién se ha interesado, sí nos advierte que la mayoría de los candidatos están vinculados con la industria del cine. Hay irlandeses, holandeses, británicos y también algún italiano". Sin duda, esto tranquilizará a Genara, que verá cómo su sacrificio no ha sido vano y que la memoria cinematográfica continuará viva.