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En 1956 Marlon Brando cometió un terrible error: emborracharse con Truman Capote durante unas conversaciones en Tokio.Cuando, menos de un año después, Capote publicó su célebre reportaje 'El duque en sus dominios', el actor enfureció al ver plasmadas casi siete horas de conversación (que el escritor de 'A sangre fría' había memorizado para no usar grabadora) en los que se abría en canal por primera vez ante el gran público. Sin saberlo, claro, cosas del nuevo periodismo. El caso es que nacía así la leyenda del 'actor atormentado' por antonomasia. Solo comparable a James Dean, que había muerto apenas un año antes de la célebre conversación.
Hoy Marlon Brando habría cumplido 99 años y en su vida hay hitos que todavía dan mucho que hablar. El más reciente: hace menos de un año que la Academia de Hollywood pidió disculpas, finalmente, a la activista Sacheen Littlefeather, a quien Brando encargó el discurso con el que rechazaría su segundo Oscar (por 'El Padrino', ni más ni menos). Litllefather murió hace apenas seis meses tras una espera de 50 años por esas disculpas por los insultos y malos tratos sufridos durante la infame ceremonia. 50 años menos de lo que se tardaron para sancionar a Will Smith, digamos.
Decía Richard Harris que la famosa mirada de Marlon Brando, ese gesto enfocado en un lugar 'lejano' que lo hacía parecer metido en las profundidades de su propia alma, distante, misterioso, dolido... era producto de que el actor no recordaba nunca sus líneas y en realidad estaba leyendo las cartas que su asistente sostenía con sus diálogos anotados.
El 'método' que fue corroborado también por actores más jóvenes como Matthew Broderick, con quien compartiría pantalla en El novato (1990), quien recordaba haberse quedado desconcertado ante la 'réplica' que le daba el actor en una escena, solo para descubrir que en realidad este estaba dirigiéndose a su asistente, que esta ocasión le recordaba sus diálogos por un pinganillo.
Tras la pieza escrita por Truman Capote, en la que Brando hablaba del drama de su madre alcohólica y otras situaciones traumáticas de su vida, la fama del actor no dejaría de acrecentarse. Todavía estaban por llegar papeles legendarios como el de Vito Corleone en 'El Padrino' (1972) o el del coronel Kurtz en 'Apocalypse Now' (1979) cuyo rodaje estuvo marcado por los desastres climáticos y los devaneos temperamentales del actor.
Pero sin duda el punto más negro entre las muchas luces que tuvo su carrera ocurrió durante el rodaje de 'El último tango en París' (1973) cinta de Bernardo Bertolucci en la que la actriz María Schneider fue violada, literalmente, ante cámaras por Brando (y el director, agregaría ella, al considerarlo cómplice) en una escena de agresión sexual que ni estaba en el guión ni fue consentida por la actriz, en ese entonces de apenas 19 años.
Luces y sombras de un actor que fue activista, luchó por los derechos de las minorías étnicas, abrazó el antiracismo y cayó también en los abismos de la misoginia y el abuso sexual.