A Ricardo Torres, profesional del marketing, presidente de Escuela Creativa e impulsor de eMove Festival, le gusta poner a prueba a su auditorio con algún juego sencillo de imaginación. Invita, por ejemplo, a pensar en un amanecer con los ojos cerrados. Una vez que han visualizado mentalmente la imagen, pregunta si han visto agua en ese amanecer. La respuesta casi unánime es que sí. ¿Por qué esa similitud en sus pensamientos? "Por nuestra dificultad para escapar del patrón dominante y pensar algo nuevo", responde. Y lo acompaña con un dato abrumador: “el 95% de los 65.000 pensamientos diarios que tenemos son similares".
Si trasladamos esta falta de imaginación al terreno laboral y a la alta dirección de empresas, el panorama se vuelve aún más desolador. Hay encuestas que confirman que la creatividad es un bien cada vez más escaso. Cuesta encontrar capacidad de generar ideas que permitan diseñar nuevos productos, servicios o valores. Somos el segundo país, por detrás de Japón, donde menos se ejercita la creatividad en el entorno laboral. De hecho, solo el 34% de los trabajadores realiza a diario alguna tarea que les permita dar rienda suelta a su imaginación.
Son detalles que se desprenden de una encuesta de la multinacional Steelcase, en la que aparece también una puntualización reveladora: al 62% de los encuestados les gustaría poder ser más creativo. En esto España se lleva la palma y la mejor de las noticias la tiene Torres: la creatividad se entrena, igual que cualquier músculo del cuerpo, sin que importe la edad. Con ese convencimiento, este profesional de la creatividad ha ideado una gira por diferentes puntos de España que tiene como lema 'Crea, sueña, atrévete'.
Su empeño es recuperar esa creatividad con la que nacemos y que empezamos a arrinconar hacia los cinco o seis años. “Nacemos creativos -señala-, pero a partir de esa edad vamos abandonando la capacidad de imaginar, la curiosidad, las ganas de descubrir o de soñar despiertos. El gran desafío para la empresa es rescatar todo ello porque el 85% del éxito de un proyecto depende de las habilidades personales del equipo. Cuando se pregunta a los CEOs por la cualidad que más valoran para liderar el futuro, indican de forma mayoritaria la creatividad.
Una de sus propuestas para despertar esa cualidad innata llega de la mano de 'Adú', la película de Salvador Calvo que en 2021 se llevó cuatro Goyas. Entre ellos, a la mejor dirección. El cineasta acompaña a Torres en sus conferencias para mostrar el poder de la creatividad a partir del making of de esta cinta.
Torres ha visto en este drama de historias cruzadas, con la inmigración como fondo, muchas claves que puede trasladar a otros entornos. Una es la perseverancia. “No rendirse a la primera sin antes buscar soluciones, sino arriesgar, esforzarse, salir de la rutina, dejar de ser animales de costumbres y perder el miedo a fracasar". En su opinión, lo fácil no ayuda a crecer ni a encontrar una nueva oportunidad.
En este film, el cineasta pone a sus personajes, Adú, un niño de seis años, y su hermana mayor, en la tesitura de una huida desesperada para intentar alcanzar Europa desde las bodegas de un avión en una pista de aterrizaje de Camerún. No muy lejos de allí, un activista medioambiental contempla una terrible escena de caza furtiva que se cobra la vida de un elefante y aparece sin colmillos. En Melilla, un grupo de guardias civiles se enfrentan a decenas de subsaharianos que tratan de saltar la valla.
Inspirándose en historias reales y cotidianas, Calvo transmite el mensaje de que tenemos en nuestras manos la ocasión de cambiar. Además, combina diversidad, amistad, tolerancia, paciencia y solidaridad, cosas con las que consigue generar algo nuevo, diferente y que aporta valor. Y ahí están las enseñanzas que pueden extraer los directivos que escuchan a estos dos profesionales.
Incluso el empeño del director, el tesón que puso en esta superproducción, su interés en llevar a la gran pantalla una realidad incómoda y dura, pero a la vez cercana, son elementos reveladores de esa capacidad a la que apelan para avanzar.
Es una película que impresiona e inspira, pero no es el único recurso cinematográfico que Torres emplea como entrenamiento de la creatividad. Hay una secuencia de la película 'Patch Adams', protagonizada por el ya fallecido actor Robin Williams, que le está resultando muy valiosa. Está basada en la vida del Hunter Doherty, también conocido como el doctor de la risoterapia, que ingresa en un psiquiátrico por voluntad propia.
Torres se fija para sus charlas en el encuentro de Patch Adams con Arthur, un científico que también decide internarse. El científico le coge la mano a Patch, y le abre cuatro de sus dedos a la altura de sus ojos y a un palmo de sus narices y le pregunta:
- ¿Cuántos dedos ves?
- Cuatro, le responde Patch.
Arthur, insiste sugiriéndole: “¡Nooo!, mírame a mí. Mira más allá de los dedos, te estás centrando en el problema, si te centras en el problema jamás verás la solución. ¡Mírame a mí! ¿Cuántos ves?
Patch, asombrado por ver cómo la imagen se desdoblaba mirando a través de los dedos y más allá de ellos -por un efecto óptico-, responde con una sonrisa: ¡Ocho! Arthur, satisfecho, le sentencia: “¡Sííí, ocho es la respuesta! Tienes que ver lo que los demás no ven, ver lo que los demás dicen no ver, por temor, conformismo, pereza, hay que ver el mundo de forma nueva cada día".
“Tengamos en cuenta -concluye Torres- que esto nos ocurre todos los días. En nuestro trabajo, en casa, en nuestro entorno. Tenemos que ver más allá de nuestras narices. Cuanta mayor sea nuestra creatividad, mejor resolveremos los problemas a los que nos enfrentemos porque, cuantos más estímulos nuevos recibimos, más creativos somos".