Jaume Ripoll, del videoclub de su padre a crear Filmin: “El cine arriesga tanto como antaño, pero ahora va más rápido”

  • Jaume Ripoll hace recuento en 'Videoclub' de 40 años de historia cinematográfica a partir de sus vivencias personales

  • "El dependiente de videoclub aún se encuentra en redes o entre los comentarios de los espectadores en las fichas en Filmin", dice el cofundador de la prestigiosa plataforma

  • "Hay algo más triste que tirar la colección de VHS o DVD al contenedor de la basura: que esas películas estén todavía precintadas"

Hubo un tiempo en el que el videoclub de barrio era una especie de templo pagano que visitábamos cada viernes en busca de evasión y refugio para el fin de semana. En sus pasillos repletos de carátulas de cintas VHS buscábamos afanosamente la solicitadísima última novedad, o esa perla de las que nos habían contado maravillas en la escuela, o directamente le pedíamos consejo al dependiente, que siempre tenía a punto la recomendación perfecta para alquilar. Con el tiempo las cintas fueron sustituidas por los DVD, y aquellos locales mágicos empezaron a quedar arrinconados, primero por las grandes franquicias con expendedores 24 horas y por la piratería; y después por el streaming y las plataformas, hasta prácticamente desaparecer.

Jaume Ripoll (Palma, 1977) fue uno de esos niños que hizo del videoclub su hogar, y no solo porque su padre fuese el propietario de unos cuantos, sino porque convirtió el cine en una pasión que le hacía despertarse de madrugada para atracarse de películas. Ese niño creció, quiso ser director de cine antes de convencerse de que no valía para ello, se metió en el mundo de la distribución de la mano de Manga Films y acabó cofundando Filmin, la mayor plataforma audiovisual en español y, de alguna manera, heredera espiritual de los videoclubes en los que creció.

En 'Videoclub. Las películas que cambiaron nuestra vida' (Penguin Random House), Ripoll se embarca en la tarea de contar "la historia de 40 años de vida personal, pero también de vida cinematográfica desde el punto de vista de quien ha vivido los cambios radicales de la industria". Entre la autobiografía nostálgica, el anecdotario inteligente y la reflexión cinéfila, el autor hace inventario de su fecunda relación con el séptimo arte. Hablamos con el autor sobre esa maravillosa "experiencia solitaria que se disfruta en compañía".

En el libro dices que el cine en tu casa siempre fue mitad pasión, mitad negocio. ¿Cómo es ver el cine con ojos de distribuidor? 

La película la veo pensando en si gustará mucho o poco, si le gustará a muchos o a pocos, en cómo llegaremos a seducirlos para que la vean y en cuánto costará comprarla y cuánto tardaremos en recuperar la inversión. En el visionado se mezcla pasión cinéfila y responsabilidad comercial.

Escribes que no hay nada mejor que la mirada de gratitud de un cliente satisfecho cuando devolvía una película en el videoclub. Cuéntanos algún caso que se te quedase grabado para siempre.

Afortunadamente no hay uno, sino muchos. El mejor: la cena de despedida con los clientes más afines el día que traspasamos el videoclub Casablanca en Mallorca (mi socia y yo) previo viaje de regreso a Barcelona para empezar a trabajar en Cameo. Era una cena en la que hubo mil anécdotas y muchas lágrimas de quienes sentían el videoclub como parte de su vida, pues en él pasaban horas y horas de muchas tardes.

El algoritmo ha sustituido al dependiente del videoclub. ¿Qué hemos perdido y qué hemos ganado?

El dependiente aún se encuentra en redes o entre los comentarios de los espectadores en las fichas en Filmin, pero es cierto que las plataformas carecen de la cercanía de un buen dependiente como también es cierto que muchos videoclubs prescindieron de ellos en favor de impersonales máquinas expendedoras.

¿Hay algo más triste que tirar la colección de VHS o DVD al contenedor de la basura?

Sí, que las películas que formen la colección estén todavía precintadas.

“Las películas nunca envejecen, somos nosotros quienes lo hacemos”. ¿De verdad siempre es así?

Toda película nace en un contexto histórico, social y político determinado. Son, por tanto, testimonios de su momento. El análisis no debe obviar este punto de partida y muchas veces lo obviamos.

¿Se pierde pasión cinéfila con la edad o hay algo de cierto en eso de que ya no se hacen películas como las de antes?

El cine arriesga y entretiene tanto como antaño. ¿La diferencia? Ahora va más rápido, todo se ha acelerado. Los clímax se suceden creyendo que solo así se mantendrá el interés del espectador, craso error.

En el libro dices que uno de tus grandes errores de juventud fue Andrew Lloyd Webber. Cuéntanos otro

No siempre rebobinaba las películas que veía.

Desde lo que sabes ahora, ¿qué le dirías al Jaume niño que se despertaba de madrugada para ver películas?

Que mantengo la misma tradición después de tantos años. Las seis de la mañana es la mejor hora para ver cine: las calles están tranquilas, el Sol no ha salido y nada más placentero que disfrutar del primer café viendo cine.

Tres películas para enamorarse del cine

El chico, Jules et Jim y La Strada.

Tres películas a las que llegaste demasiado pronto

Te querré siempre, Bajo el volcán y Brazil.

Tres películas que te apetezca bajar del pedestal

Que cada cual ponga en su pedestal a las películas que le apetezca. Creo que las listas y selecciones deben celebrarse por los títulos que se incluyen (por lo que nos invitan a descubrir) más que lamentarse por las inevitables omisiones (que al fin y al cabo son títulos que ya hemos descubierto).

Está el cine que acompaña y entretiene y el que exige y conmueve. ¿Por qué la gente tiende a quedarse con uno o con otro?

Porque muchas veces uno llega a ver una película con una mochila de problemas propios/reales a los que no quiere añadir los ajenos/de ficción. A pesar de ello, el cine que nos plantea preguntas a la larga nos permitirá a nosotros tener la capacidad para, llegado el momento, poder responderlas.

¿Sabes si se sigue aplaudiendo en el cine? ¿Lo haces tú?

Aplaudo siempre en los estrenos en los que está el equipo, a veces por compromiso, casi siempre por convicción. Y la última vez que vi a gente aplaudir de forma casual en en cine (sin equipo en la sala) fue en El Reino. Curioso.

¿El cine sigue siendo capaz de cambiarle (y mejorarle) la vida a alguien como te la cambió a ti?

Sin duda. El último ejemplo: durante la pandemia fuimos muchos que buscamos en el cine la compañía que no teníamos en el día a día.

¿Cuál es la clave de que Filmin haya funcionado?

Un equipo entusiasta capaz de arriesgar; un catálogo diverso, extenso y de calidad; unos accionistas que han confiado en el proyecto pese a los inicios difíciles y los miles y miles de suscriptores que han acabado convirtiéndose en prescriptores de la plataforma.

¿Dónde crees que estará Filmin en particular y la industria de streaming en general en 10 años?

Unas plataformas se habrán fusionado, otras habrán desaparecido, algunas habrán cambiado nuevamente de nombre y las que menos seguirán fieles a los principios que las han llevado hasta aquí. Los cines seguirán abiertos, las televisiones combinarán programación lineal y a la carta y los espectadores seguirán disfrutando de una ficción que tenga tres actos y dure dos horas.

¿Terminarás viendo algún día ‘Lo que el viento se llevó'?

No será antes de que vea Sonrisas y lágrimas, otra de mis asignaturas pendientes.