El colonialismo es como una película de Scorsese: una maquinaria perfectamente engrasada y operativa. Funciona. Y funciona muy bien. Pero a diferencia de las cintas del aclamado director, hay poca belleza en ello. Y aunque al artífice de cintas como 'Taxi Driver' o 'Uno de los nuestros' no se le puede achacar ningún ánimo activista, mucho menos panfletario, es sin duda un gran lector de las grietas en el tejido social. En 'Los asesinos de la luna', por ejemplo, se ocupa de una historia real que tuvo que ver con la discriminación, persecución y asesinato de un grupo de nativos americanos de la Nación Osage: colonialismo estructural. Y Robert de Niro.
La más reciente película de Scorsese está basada en el libro 'Killers of the Flower Moon: the Osage Murders and the Birth of the FBI', una investigación de David Grann que podríamos resumir así: como casi todos los nativos americanos que no fueron exterminados, los miembros de la Nación Osage son expulsados de sus tierras y confinados en unos territorios que para los blancos no valen nada. Lo que no se esperaba nadie es que los Osage encontrarían allí petróleo y se harían ricos, que es básicamente lo que ocurrió.
Como el colonialismo es una estructura que no soporta que una de sus partes se salga de la norma, lo que hicieron los blancos fue solucionar el asunto de la manera habitual: asesinando a los 'indígenas'. Y listo, el poder vuelve a manos de quien debe tenerlo. Por si no se acaba de entender cómo funciona la estructura colonial, así se lo explicaba el propio autor del libro a la BBC: "Se trataba de una conspiración en la que participaron médicos ayudando a envenenar a los osage; empleados de funerarias que encubrían los asesinatos; periodistas que se negaron a escribir sobre las muertes; agentes de la ley y el orden que fueron directamente cómplices en las muertes o indiferentes a ellas, porque se trataba de indígenas y al sistema no le importaba".
Como revela el libro de Grann -y relata también Scorsese- ocurre que los asesinatos de los Osage fueron uno de los primeros casos en los que trabajo un joven J. Edgar Hoover desde una oficina llamada por entonces Buró de Investigaciones, lo que más tarde se convertiría en el FBI. ¿Fue finalmente funcional el FBI al colonialismo estructural que asesinaba indígenas o sirvió realmente para 'resolver el crimen'? Bueno, de eso (también) trata la película, así que no haremos spoilers.
Sí diremos que las relaciones interraciales (los personajes de DiCaprio y Lily Gladstone en la cinta, por ejemplo) tampoco eran la fábula pocahontiana que intenta comercializar el pensamiento colonial, sino que encubría una razón más perversa: los Osage eran dueños de las tierras en los que hallaron petróleo, pero no podían venderla, solo darla en herencia. Y esa fue la razón por la que muchos blancos terminaban casándose con mujeres nativas americanas, para terminar de despojarlas.
"Creo que es un reflejo hasta cierto punto de la fuerza estructural que llevó a estos crímenes, que fueron los prejuicios" ha dicho el autor de la investigación. Llamémoslo prejuicio, llamémoslo racismo, llamémoslo expolio, llamémoslo asesinato: una estructura. Y funciona.