Hace ya casi siete años de ese enero de 2017 en el que Antonio Banderas sufrió un ataque al corazón estando en Londres y del que se recuperó en Suiza, en la Clinique Genolier de Ginebra. A los pocos meses el actor quiso sincerarse sobre su infarto afirmando que fue un “ataque benigno que no ha ido a más” y del que estaba recuperándose. Banderas reconoció que debía rebajar el ritmo de su vida porque le había metido “una paliza importante a la patata en los últimos 37 años. Crucé el Atlántico siete veces en un año, era un adicto al trabajo”. Desde entonces, se toma la vida de otra manera muy diferente.
Hace unos días el intérprete participó en un coloquio con estudiantes en el teatro del Soho de Málaga y habló con sinceridad sobre el momento en el que sufrió el ataque al corazón. Pese a que en su momento quiso restarle importancia para tranquilizar al público, ahora asegura que en aquel instante “estaba seguro de que iba a morir” ante la falta de aire y el sudor frío que sintió, síntomas que le alertaron de que algo no iba del todo bien.
Un instante que le abrió los ojos para volver a centrarse en el teatro, no tanto en el cine. El arte del teatro cree que es realmente el único “puro”, porque en otros aspectos amenaza la inteligencia artificial. “Nadie sabe qué va a pasar con la IA, que en los próximos años va a transformar nuestras vidas. A medida que crezca la tecnología, el público mirará más el teatro, que quedará como algo puro, un arte de 3.000 años con una persona contando la historia de otra persona”, se sinceró sobre el futuro de la profesión.
Aunque sigue haciendo cine, ha pasado los últimos meses en Londres rodando ‘Paddington 3’ y en unas semanas comenzará el rodaje de su próxima película con Nikole Kidman, lo cierto es que es en el teatro donde encuentra la verdad y nació su pasión por la actuación, “es un acto de civilización increíble con el poder de lo vivo y la posibilidad del fallo”. Un lugar en el que, según describe, “hay que escuchar y tener paciencia”.
A sus 63 años, tras un infarto y décadas dedicadas a la interpretación, el actor se ha dado cuenta de que no le gusta demasiado envejecer. Es más, durante la charla afirmó que le “da mucho por culo el paso del tiempo, no me gusta. Hay gente que dice que no, pero yo sí quiero vivir 500 o 600 años y empezar a estudiar piano cuando tenga 280 años, hacerme arquitecto y otras cosas”. “No tengo tiempo para todas las actividades. Hay días que me levanto y me da vértigo, pero me resulta difícil parar”, ha reflexionado Antonio Banderas.