Hay una escena en 'Deprisa, deprisa' (1981), la película 'quinqui' de Carlos Saura, que bien podría ser una estampa generacional: cuatro chavales del extrarradio madrileño pasándose el piti en un coche, mientras conducen de madrugada para llegar a la playa al amanecer. Algunos de los actores que se representaron a sí mismos en ese fresco de la marginalidad a caballo, nunca mejor dicho, entre el tardofranquismo y la transición, de hecho eran delincuentes durante el propio rodaje. Otros sucumbieron a la heroína. Pero en cualquier caso la leyenda surgida alrededor de 'Deprisa, deprisa' nunca opacó la poesía de esta historia de amor criminal con fondo musical de Los Chunguitos.
Esa misma cinta es la que se exhibe este lunes en la Berlinale, festival que la coronó con el Oso de Oro hace 43 años. Y precisamente en la capital alemana se encuentra Anna Saura, la menor de las hijas del cineasta, que nos responde brevemente sobre la proyectada Fundación que llevará el nombre de sus padre y que, según nos cuenta, estaba ya entre los planes del propio director desde hace varios años. "Lo que nos gustaría a todos a mí, a mis hermanos y a mi madre, es que fuera en su casa, en la sierra de Madrid, en Collado Mediano, un lugar rodeado de árboles en el que él no solo creó, sino que compartió con tanta gente. Nos gustaría que fuera un sitio desde el que se fomenten la cultura y la creatividad".
¿La idea sería que se pueda visitar como una Casa Museo?
A mi me gustaría más que fuese como una Residencia de Artistas, un sitio en el que se desarrollen actividades y que esté operativo 24/7, que hay gente que viva allí, que haya talleres, cursos, que sea algo más dinámico que un museo.
¿Tenéis un proyecto ya definido?
Sí, estamos en ello, el documento existe y ahora lo que tenemos que ver es cómo lo llevamos a cabo.
¿Habéis tenido ya algún tipo de contacto institucional para conseguir respaldo?
De momento no, es una idea nuestra, la estamos desarrollando y a partir de ahí si que veremos a diferentes entidades para lograr sacarla adelante.
¿Te has podido reunir con todos tus hermanos para este tema?
Sí, como te digo, todos, tanto ellos como mi madre, estamos muy entusiasmados con este tema. Con mis hermanos tenemos una gran relación y hablamos muchísimo.
¿Como hija de Saura, qué significa para ti este proyecto a nivel personal?
Bueno para mí es muy importante, estoy casi al 100% con este proyecto, sobre todo porque es ahora o nunca, creo yo. Quisiera que todo lo que nos ha dejado mi padre tenga una salida, una proyección, que la gente lo vea. Me gustaría que tenga algún tipo de repercusión eso que el siempre defendió toda su vida, que es fomentar el arte y el diálogo. Por eso creo que es importante que sea en su casa, porque quien ha estado allí sabe que es un sitio en el que se está muy a gusto creando, haciendo fotos o pintando, es un sitio idóneo para todo eso.
A una año de la muerte de Saura y ahora que estás desarrollando la Fundación ¿con qué recuerdos te quedas de tu padre?
Precisamente en el espíritu de la Fundación o la Casa Saura, o como se vaya a llamar, me quedo con la perseverancia y el trabajar en lo que te gusta, que no significa que sea algo siempre fácil y bueno, sino que hay que levantarse cada día, hay que trabajar mucho y echar pico y pala. Porque mi padre era así hasta tres días antes de morirse. Estaba con el ordenador, con sus proyectos, con la responsabilidad pero también con la pasión de hacer lo que te gusta, pero que igual hay que trabajar muchísimo porque nadie te regala nada. Me quedo con eso, con esa pasión por la vida y por lo que uno hace. Eso es finalmente lo que queremos transmitir.