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Hubo un tiempo en el que una duración de tres horas solo estaba justificada en las películas, digamos, "importantes". Epopeyas épicas del tipo de 'Ben-Hur', 'Lo que el viento se llevó' o 'Titanic'. Había una especie de regla no escrita que decía que si no iba a ser algo de esa magnitud no tenía permiso para extenderse mucho más allá de la hora y media. Hoy cualquier blockbuster de superhéroes de medio pelo se va sin rubor a un mínimo de 140 minutos. Y, sin embargo, el público, en general, no parece estar contento pasando tanto rato frente a una pantalla de cine.
Al menos eso es lo que se desprende de una encuesta realizada por 'Talker Research', antes conocida como OnePoll US, realizada a 2.000 estadounidenses, preguntándoles cuál debería ser la duración ideal de un largometraje estándar. Pues bien, solo el 15% ciento de la muestra contestó que las películas de más de 120 minutos eran aceptables, mientras que únicamente el 2% estaba satisfecho con que se extiendan más allá de los 150 minutos.
Esta investigación de mercado concluye que 92 minutos es la duración ideal. Conclusión que, a primera vista, choca con la realidad comercial de que nueve de las diez películas más taquilleras de todos los tiempos duran más de dos horas. Incluso tres de ellas ('Avengers: Endgame', 'Avatar: way of water' y 'Titanic') pasan de las 3 horas. Solo la versión en imagen real de 'El rey León' se queda, por poco, por debajo de las dos horas, con sus 118 minutos.
Que las películas son cada vez más largas no es una percepción, sino un hecho. Una investigación reciente de What to Watch sugiere que la duración media de las películas de mayor éxito comercial está aumentando, con una media de 141 minutos en 2022, frente a los 110 minutos de 1981. ¿A qué se debe entonces esta tendencia a alargar el metraje de las películas? Variety sugiere que la causa podría estar en la proliferación de las plataformas de streaming, que se alejan de la rigidez de los horarios de las salas de exhibición.
La nula dependencia de la televisión lineal y del formato físico permite que los creadores no tengan limitaciones de duración si estiman que su historia necesita ser contada en esos términos. Eso explicaría, por ejemplo, que las últimas películas de Martin Scorsese (‘”El irlandés’ para Netflix, y ‘Los asesinos de la luna’, con la participación de Apple TV) sean las más largas de su carrera.
Otra hipótesis tiene su origen tras la pandemia de covid, cuando para compensar el aumento de los servicios de streaming, los cines se vieron obligados a apostar por películas más largas, que a ser posible proporcionaran una experiencia de disfrute única al espectador, y que este sintiera que el precio de la entrada había sido bien amortizado. Se trata, pues, de volver al gigantismo como sinónimo de espectáculo. La mejora de los efectos especiales, que ahora permiten secuencias de acción más largas para mantener la atención del público, también puede ser un factor a tener en cuenta para explicar las duraciones más extensas.
Está claro que la duración ideal de un largometraje es algo muy subjetivo, pues habrá quien prefiera que las historias se resuelvan en menos tiempo, mientras que muchos otros sí disfrutan de las películas largas en el cine, como demuestran los inapelables datos en taquilla (casi 1.000 millones de dólares recaudados en todo el mundo) de ‘Oppenheimer’ a pesar de sus tres horas de duración.