Cuando 'Toy Story' irrumpió en el mundo del cine demostrando que se podían hacer largometrajes de animación por ordenador, Ed Catmull, cofundador de Pixar Animation, y uno de los artífices de este logro, se sintió orgulloso, claro. Sin embargo, se preguntó qué parte del éxito se podía atribuir. ¿Qué pasaba con las extraordinarias aportaciones del resto? Para empezar, Steve Jobs, su socio fundador George Lucas o Bob Iger. Pero había muchos más, como los técnicos visionarios que diseñaron el software que hizo posible Toy Story y también otras personas creativas, artísticas y del campo de la producción que se unieron de una forma poco habitual.
"¿Qué parte es mía? Es una pregunta que se suele hacer la gente que forma parte de un equipo de éxito. Pero sabía que estaba motivada por el ego, y por eso no me atrevía a hablar de ella con nadie", se planteó Catmull. La cuestión le inquietó durante un año y llegó a la conclusión de que no era la pregunta acertada. "No solo no podía desligar mi trabajo a la compleja red de las aportaciones de mis colegas, sino que a Pixar le había ido tan bien porque teníamos un entramado maravillosamente entrelazado de personas que trabajan juntas. Tratar de separar los hilos parecía contraproducente".
Con este pensamiento, ahora podemos entender la razón por la que, todavía hoy, los créditos de una película de Pixar pueden parecer interminables. Desde el pinche de cocina hasta el apuntador, todos lo que de alguna manera han formado parte del rodaje tienen su lugar al final de una película. Incluso los bebés nacidos durante este tiempo. Como era de suponer, este detalle no es una extravagancia de este sello cinematográfico, sino una de las claves de su éxito. "Queremos que todo el mundo que forma parte de la compañía se sienta propietario de ella, tanto de lo que hace personalmente como de lo que es Pixar a nivel global".
Estas son las ideas sobre la que Catbull desarrolla la creatividad y las que articulan su libro 'Creatividad S.A', reeditado y ampliado después diez años después de su primera edición, en 2014. "En lugar de medir dónde empieza tu trabajo y empieza el del otro, es mucho mejor preguntarse cómo conectas con otras personas. La creatividad florece cuando estudiamos ideas de nuevas maneras", dice.
Pixar fue fundada en 1986 por Catmull junto con el científico informático Alvy Ray Smith y el magnate Steve Jobs, fallecido en 2011. Juntos idearon la tecnología que les permitió editar imágenes en movimiento dando un salto en la calidad de animación que no se conocía desde 'Blancanieves y los Siete Enanitos'. Con el trabajo en común de directores, guionistas y dibujantes, Pixar ha creado las películas más taquilleras, premiadas y exitosas.
Nació el 31 de marzo de 1945 en Parkersburg, Virginia Occidental. Creció en una familia de clase trabajadora y desde muy joven llamó la atención su extraordinario interés por la ciencia y la tecnología. Después de graduarse de la escuela secundaria, se trasladó a Utah para estudiar física en la Universidad de Utah. Durante este tiempo, quiso conocer con detalle la informática y la animación por computadora.
Después de obtener su doctorado en informática en 1974, se convirtió en uno de los pioneros en el campo de la animación por computadora y fundó el laboratorio de gráficos computacionales de la Universidad de Utah. En 1979, Catmull fue reclutado por George Lucas para formar parte del equipo de la división de computación gráfica de Lucasfilm, que más tarde se convertiría en Pixar. Inspirado en las películas de Disney, como Peter Pan y Pinocho, Catmull revolucionó la industria de la animación mezclando ciencia y arte, pero también desarrollo una cultura creativa muy personal.
Ed Catmull, que ahora tiene 79 años, ha compartido muchas de sus convicciones y creencias. Por ejemplo, eliminó jerarquías y apostó por dar libertad a los empleados para promover un mayor flujo de ideas y, de paso, conseguir mayor compromiso con la empresa y con sus valores. "Siempre hay que partir de la base de que todo el mundo quiere hacer las cosas bien y dejar su huella. Todos somos conscientes de que esta forma de actuar acabará impactando positivamente al conjunto".
Que su técnica funciona lo demuestra el éxito de las películas Pixar: 'Toy Story', 'Buscando a Nemo', 'Up: una aventura de altura' y otras animaciones con las que han ganado una treintena de premios de la Academia y siete Globos de Oro.
Si en algo insiste este profesional de la innovación es en su apuesta por el talento de los empleados: "Conozco gente que le gusta guardar su diamante únicamente para si misma mientras la está puliendo. Pero este tipo de conducta no equivale a proteger. De hecho puede ser contraproducente y denota una incapacidad para proteger a los empleados de sí mismos. La historia está llena de gentes que pasaron sus vidas poniendo todo su esfuerzo en pulir un ladrillo".
Desde esta base y advirtiendo que su exposición debe tomarse como un punto de partida, no como una conclusión, resume algunos de los principios que promueven una cultura saludablemente creativa.