Si quitáramos 'El jovencito Frankenstein' de la filmografía de Teri Garr, todavía nos quedarían cintas tan importantes como 'Encuentros en la tercera fase' (Steven Spielberg, 1977), 'La conversación' (Francis Ford Coppola, 1974) '¡Jo, qué noche!' (Martin Scorsese, 1985) o 'Toostie' (Sydney Pollack, 1985) por la que recibió una nominación al Oscar. Afortunadamente no tenemos que hacerlo. Porque si hay un papel por el que recordaremos siempre a la actriz norteamericana es el de Inga, la encantadora asistente de Frederick Von Frankenstein en la película de Mel Brooks.
"¡Debe tener un enorme schwanzstucker!". La interpretación de Teri Garr en esa cinta tenía muy poco de 'sutil', pero muchísimo de icónica. Para empezar, condensó de manera hilarante los estereotipos de la 'mujer europea' desde la perspectiva norteamericana: una mezcla de candidez latina, desinhibición francesa y lascivia germánica. La mirada inocente de Garr (junto a su físico peculiarmente sexy y su hilarante acento alemán) le dio a Inga un volumen que no solo se ajustaba como un guante a la comedia paródica de Brooks, sino que sentó las bases de un 'tipo' de personaje femenino tan vulnerable como fuerte.
Nacida el 11 de diciembre de 1944 en Lakewood, Ohio, Garr creció en el seno de una familia dedicada al mundo del espectáculo: su padre, Eddie Garr, fue un actor de vodevil y en Broadway; y su madre, Phyllis Lind, una bailarina de la compañía The Rockettes en el Radio City Music Hall de Nueva York. Su periplo como actriz pasó por las paradas habituales de la televisión de la época, y apareció en series como 'Star Trek' o 'Batman', pero no sería hasta que Brooks la convocara para su parodia de las películas de la factoría Hammer que alcanzaría al estrellato.
No sorprende, pues, que décadas después Garr se convirtiera en 'la madre de Phoebe' de 'Friends'. Después de todo los perros verdes descienden de los perros verdes. Y la peculiaridad, otra vez esa mezcla de inocencia y excentricidad, del personaje de Lisa Kudrow le debe mucho al estilo de Garr. Lo decía ella misma: “Era un genio de la actuación cómica y sé que no estoy sola si digo que fue una gran influencia para mí y para muchos de mis compañeros. Tuve mucha suerte en trabajar con ella”.
Garr fallecía este martes en Los Angeles, tras haber librado una batalla de más de dos décadas contra la esclerosis múltiple, enfermedad que le fue diagnosticada en 2002, pero de la que, según ha revelado su publicista Heidi Schaeffer, tenía síntomas incluso dos décadas atrás. Fue una "ferviente defensora de la concienciación sobre la esclerosis -aseguraba la publicista a AFP-. Falleció en paz, rodeada de familiares y amigos".