La Navidad está a la vuelta de la esquina y son muchos los que ya han comenzado sus rutinarios maratones de películas de la época. 'Love Actually', una de las más populares, llegó a la pantalla el 21 de diciembre de 2003 con un presupuesto de cuarenta millones de dólares, mucho menor al recaudado de 247 millones. Su banda sonora también se situó en lo más alto de las listas de éxitos y sus villancicos, como ‘Christmas Is All Around’ interpretado por Bill Nighy, consiguen dar la vuelta al mundo cada año.
Del mismo modo, los actores escogidos por Richard Curtis, el director del largometraje, para dar vida a los diferentes personajes de la comedia romántica británica, consiguieron aumentar su popularidad, entre ellos, Colin Firth, Alan Rickman, Emma Thompson, Keira Knightley, Liam Neeson o Hugh Grant. Ahora, ha sido este último el que dos décadas después de su estreno ha confesado la escena que se negaba a llevar a cabo durante el rodaje.
La cadena estadounidense ABC ha recogido en un documental disponible en Movistar Plus + el homenaje a los veinte años desde la llegada de 'Love Actually', que cuenta con los rostros de algunos de sus actores protagonistas, quienes han hacia la periodista Diane Sawyer han confesado las anécdotas e historias que vivieron mientras interpretaban sus papeles.
En el caso de Grant, no ha dudado en sincerarse junto a la comunicadora acerca de la reflexión a la que llegó hace solo unos meses mientras veía la película junto a su mujer: "Me emborraché y volví a ver 'Love Actually' con mi mujer y me dijo que en verdad trata sobre el dolor y el sufrimiento, y que el amor, hoy en día, está muerto, no ves a parejas besuqueándose ni en París o Roma”, ha explicado.
Tras sus declaraciones, Emma Thompson ha querido recordar el instante en el que Hugh no estaba dispuesto a grabar una de las escenas: “No hay nadie ni nada que no le moleste, la cosa se puso muy fea”, afirma. El director, además, ha añadido que “se puso muy gruñón pero sabía que era una obligación contractual” sobre el momento en el que, en la piel del primer ministro, tenía que bailar en su despacho después del discurso hacia el presidente de Estados Unidos.
Finalmente, el actor ha terminado confesado la razón por la que se oponía a ello: “Es la escena más insoportable que se ha grabado jamás”, sentencia.