"¿Qué título tan respetable se puede conceder en España a un actor que le impida gobernar su vida privada con arreglo a su propia conveniencia?", escribió Fernando Fernán Gómez en 'El tiempo amarillo'. Argumentaba así en sus memorias, que por el centenario de su nacimiento reedita Capitán Swing, el pudor que le llevaba a contar solo lo justo sobre sus relaciones amorosas. "Sí he estado preparado desde hace mucho tiempo para hacer pública confesión de mis defectos, de mis vicios, pero no para divulgar mis desgracias, y en especial mis desgracias causadas por otras personas, por las mujeres, en el juego del amor".
Pero cuando hablamos de uno de los intelectuales hispanoablantes más prolíficos del S.XX, lo biográfico y lo íntimo se entrelazan inevitablemente en la obra: cine, teatro, novela y dirección. Interpretando a un esqueleto en los 50 conoció a su primer amor, María Dolores Pradera, madre de sus dos hijos. A su segunda pareja, la también actriz Analía Gadé, la dirigió en 'La vida por delante' (1958). Y a Emma Cohen, con quien tuvo su tercera gran relación, la definió como "la compañera de mi vida". Entre medias, más mujeres, un divorcio que se alargó 30 años, dos hijos y una única declaración (no tan) pública de amor con una carta en un periódico con la que consiguió recuperar a la "compañera que me abandonó".
Enrique Jardiel Poncela no solo fue quien lo fichó para hacer teatro y el culpable de que su carrera como actor despegase, fue también quien, por accidente, le presentó a María Dolores Pradera. Preparaban con Jardiel 'Los habitantes de la casa deshabitada' en el Teatro de la Comedia de Madrid, donde Fernán Gómez iba a interpretar un papel de esqueleto, y una "chica rubia" de la compañía llamó su atención. Pensando que con semejante vestimenta e interpretación no habría manera de conquistarla, centró sus esfuerzos en conseguir algo más digno para encadilarla, y así fue como, según cuenta en sus memorias, consiguió un papel en la película 'Cristina Guzmán' que le hizo abandonar su destino de esqueleto.
A pesar de los esfuerzos de quien acabaría siendo su suegra, la madre de Pradera, por persuadirlo citándole para confesarle que su hija padecía estreñimiento, la "chica rubia de la compañía" se terminó fijando en él. "Cuatro años de noviazgo ya eran demasiados, María Dolores Pradera, entonces mi novia, cumple años el 29 de agosto y yo el 28 del mismo mes. Elegimos para la boda el 28 porque en ese día ya le llevaba cuatro años en vez de tres y nos parecía bien que en la pareja el hombre fuera mayor que la mujer", escribió Fernán Gómez.
Casados en el 45 con una boda austera acorde a los tiempos -su historia completa y al detalle la recuperó Raquel Piñeiro en un extenso artículo para Vanity Fair-, tuvieron dos hijos, Helena y Fernando. Pero más allá de las penurias y la dificultad por mantenerse económicamente siendo ambos actores -a pesar de lo inusual de que en aquellos años la mujer también trabajara fuera de casa-, ninguno de los artistas retrató o aireó a lo largo e los años los detalles de su intimidad y convivencia. Solo Fernando da a entender en 'El tiempo amarillo' que su afición por la noche madrileña y las mujeres supondrían el declive de su historia de amor e ingenio sentando las bases para una separación definitiva que tuvo lugar en el 57, tras doce años de matrimonio.
María Dolores, sin embargo, tirando de sentido del humor, diría en una entrevista que recupera Luis Alegre en El País aquello de "Cuando Fernando y yo hicimos separación de males… (...) ¿Te puedes creer que ahora no caigo en por qué me separé yo de Fernán Gómez?". Desde que se separaron y a pesar de compartir círculos y dos hijos, solo se volvieron a ver una vez más en su vida; fue en la boda de su hijo Fernando.
A pesar del pudor, no deja de resultar extraño que Fernán Gómez en sus memorias se refiera a Analía Gade como mera compañera de trabajo. No obstante, en el prólogo, Luis Alegre escribe: "Fernando tuvo tres grandes amores: María Dolores Pradera en los años 40 y primeros 50; Analía Gadé en los 50 y 60; y Emma Cohen desde los 70". A mediados de los 50, coincidiendo en el tiempo con su separación de María Dolores Pradera, la actriz argentina y Fernando se conocieron en el rodaje de una película de nombre premonitorio: 'Viaje de novios' (1956).
Aquello fue el inicio de una larga lista de colaboraciones cinematográficas, Fernán Gómez llegó incluso a dirigirla en 'La vida alrededor' (1959). Y de un noviazgo del que solo ella se pronunciaría pasados muchos años en alguna entrevista, reconociendo que lo dejó porque se había enamorado de Vicente Parra (que era homosexual). En sus memorias, Fernán Gómez apenas la menciona como mera compañera de trabajo y haciendo referencia a que Gadés le prestó dinero para ingresar a su madre en una clínica cuando él se arruinó.
Al capítulo de su vida en el que Fernán Gómez conoció a Emma Cohen, lo titula 'La buena racha' y empieza así: "La década de los setenta fue mi mejor verano, un poco tardío, pues me llegó en pleno otoño. Un día, durante el trabajo, entre los árboles de la Casa de Campo, dentro de un coche de caballos, disfrazada de antigua, encontré a la compañera de mi vida". Pasa a explicar más adelante cómo ambos se convirtieron en tándem sentimental y artístico: "Cuanto ella podía tener de hospitalario me lo entregó, procurando, con su gran instinto, restañar las viejas heridas y, con minuciosa delicadeza, no abrir ninguna nueva. Como si todo hubiera de cambiar con su aparición, mi trabajo mejoró súbitamente".
No obstante, durante el 81 se distanciaron. Volvía Fernán Gómez de representar 'El alcalde de Zalamea' en diversas ciudades cuando, escribe, "a la vuelta a Madrid mi compañera me abandonó. En ese punto terminó la breve autobiografía que con el título 'El olvido y la memoria' publicó la revista Triunfo". Ese texto es el que habría despertado algo en Cohen que le hizo volver con él. No fue una carta de amor, al menos no de manera explícita, pero llegó y tocó a su destinaria cuando este la mencionaba (sin decir su nombre) como su compañera de vida.
La relación, desde entonces, duró hasta que Fernán Gómez murió en 2007. En el 2000, tras firmar los papeles del divorcio con María Dolores Pradera 30 años después de su separación y sin más dilema, Cohen y Gómez se casaron en el Hospital de la Concepción de Madrid, estando ya Fernán Gómez enfermo y cada vez menos activo aunque sin dejar de trabajar. "El divorcio fue tan sencillo que no significó nada para mí. Un simple papeleo, y de los más sencillos, como he dicho. El paso a la soltería tampoco fue muy trascendente, pues llevaba ya muchísimos años viviendo como un soltero y solucionando, o complicando, mi vida amorosa en régimen de amor libre. Mi lejana separación, allá por los años cincuenta, a los treinta de mi edad, sí significó algo más".
De su legado y de recomponer su historia juntos se ha encargado Helena de Llanos, nieta del director, que estrenará en otoño el documental 'Viaje a alguna parte', que ha grabado en Algete, en la casa en la que la pareja vivió y donde Emma Cohen residió hasta el final. Como ella misma contaba a El País en 2019: "Cuando en 2015 comienzo a sumergirme en la ingente obra de Fernando y a escribir el guion para un filme sobre él, ella [Emma] me documenta, me guía en las búsquedas de materiales por la casa y es implacable a la hora de opinar sobre el proyecto… Pero no quiere aparecer ante la cámara", decía la nieta de Fernán Gómez. Habrá que esperar a la cinta para colarse en la prolífica intimidad que ambos artistas compartieron.