Poco se sabe de Mario Camus al margen de que deja unas cuantas películas imprescindibles en nuestro cine. Famoso por su dirección de actores, el cineasta fue discreto hasta sus últimos días. Las cosas que se cuelan de su biografía muestran a un hombre entregado a su trabajo al que la fama le traía sin cuidado. De una modestia difícil de encontrar, se definía en cuatro palabras: "yo solo hago películas".
Dejó sus estudios de Derecho para ingresar en 1956 en la Escuela Oficial de Cinematografía, diplomándose en Dirección, aunque le costó empezar a dirigir. La literatura fue otra de sus vocaciones frustradas. Siempre le gustó escribir y tuvo facilidad para adaptar obras literarias al cine, pero no se dedicó a la literatura porque "se gana poco" decía entre sus colegas de profesión. En cuanto pudo comenzó a escribir guiones.
Camus fue especialmente celoso de su vida privada. La familia, de hecho, ha decidido no dar ninguna relevancia pública a su fallecimiento "porque era un hombre muy celoso con su vida privada". De su entorno, se sabe que tiene siete hijos y que en los años 80 mantuvo una relación con Pilar Miró, a la que conoció durante la producción de 'La Colmena'.
Le gustaba ir a contracorriente, especialmente en lo tocante a su carrera. Cuando quiso comprar los derechos de 'Los santos inocentes', Miguel Delibes, el autor, le confesó: "Qué raro, si a esto no hay forma de meterle mano cinematográficamente".
Querido por su manera de hacer cine, temido cuando llegaba la hora de la promoción. "Yo solo hago películas", decía cuando los productores le pedían que colaborara en los eventos de prensa. José Luis Dibildos, el productor de 'La colmena' fue más allá: "qué cruz tengo. Lo malo de Mario es que después de hacer las películas se desentiende de ellas. Me deja solo y me siento desamparado. Pero alguien tiene que dedicarse a la promoción".
Camus trabajaba mucho el guion y hablaba mucho con sus actores. Los intérpretes se sentían seguros en el rodaje porque sabían que había mucha preparación previa. La vida fluía en ellos. "Recuerdo que en el rodaje de 'Los santos inocentes' a veces discutíamos Paco [Rabal], Alfredo [Landa], Mario y yo. Pero no por la película, sabíamos que ahí había un buen material, sino por nuestras cosas", explica Juan Diego uno de los protagonistas.
Camus no era de los directores a los que le gustaba a ver sus películas. "No me gusta hacerlo, mucho menos sentado en mi casa. Si veo mis películas después de muchos años, me entra tristeza pensando en los que no están. Es una sensación muy mala", declaró en varias entrevistas.
Con los periodistas llegaba a ser huraño. No solía participar en ruedas de prensa no le gustaba hablar de sus películas. Cuando le llamaban por teléfono para solicitar alguna entrevista solía despacharles sin miramientos con las más variadas excusas. ¿Una de las más famosas? "Déjeme dormir. Yo solo quiero dormir".
Premios, buena taquilla y prestigio. Cualquier director de cine se lo tendría 'creído'. No es el caso de Mario Camus. Ponía lo mejor de su parte en cada producción, pero no le daba mayor importancia. 'La colmena' es una adaptación más de las muchas que he hecho, como las de Galdós o Aldecoa. Han cumplido con su trabajo y con el mío. Y, sí, admito que se ve bien".
El éxito de 'Los santos inocentes' en Cannes fue arrollador. Al propio Camus le daba pudor recordarlo. Prueba del impacto de la película es que años después, en un restaurante de París, Dirk Bogarde le mandó un mensaje privado con solo dos palabras, Milana Bonita, en recuerdo de cuando el protagonista de 'Muerte en Venecia' presidió el jurado de Cannes y abogó por darle a la película la Palma de Oro.
Aunque no se pronunciaba públicamente, su cine está lleno de referencias políticas más o menos explícitas. Cuando se cumplieron 30 años del estreno de 'Los santos inocentes' declaró que la película seguía estando vigente: "santos inocentes hoy sigue habiendo muchos. No hay más que ver cómo están las cosas, esa separación brutal entre los que están jodidos y los jodedores".