¿A quién no le gusta ver que sus ídolos también padecen? Si el año de confinamiento ha pasado factura a muchos a nivel físico y mental, las celebridades no son menos. El último ejemplo lo ha dejado Will Smith. El actor de 52 años publicaba en su cuenta de Instagram, con casi 53 millones de seguidores, una fotografía en paños menores.
En el jardín de su casa, con apenas un calzoncillo, zapatillas y una sudadera, Will se ha dejado ver con una intención muy clara: romper tabúes y hacer de las redes un lugar más auténtico. "Me voy a sincerar con todos vosotros. Estoy en peor forma que nunca", ha escrito.
Sin embargo, entre sus seguidores también famosos hay quien no ha entendido las intenciones de amplificar el mensaje body positive (positividad corporal) del actor de 'Men in black'. "Will, pobre chico, lloro por ti aunque aun así estás en mejor forma que el 90% de América. ¡Sigue dándole!", le ha comentado Arnold Schwarzenegger.
Como Will Smith, cada vez son más los rostros públicos que, con la edad, pierden prejuicios con el físico e intentan normalizar todos los cuerpos y melenas no normativos. Un ejemplo de ello ha sido el rechazo generacional a los tintes y la liberación de la cana de la que hemos sido testigo en los últimos meses de la mano de nombres conocidos como Carlos Sobera, Eva Longoria o recientemente Johnny Depp.
También ha habido reflexiones sobre las presiones sociales sobre el físico y por 'envejecer bien' -según los cánones- que padecen mujeres y hombres una vez llegan a los 50, como la que hizo Ana Milán. Pero mientras no se pierda la salud, la cana, la arruga o algún que otro kilo no son más que el reflejo de contar con experiencia.