Mikel Lizarralde siempre tuvo experiencias con el más allá. Era tan cotidiano que creía que todo el mundo podía comunicarse con los espíritus. Pero la vida le enseñó que lo suyo era algo extraordinario que podía afinarse, como si fuera un instrumento. Decidió entonces formarse en Canadá con Marilyn Rossner, la que está considerada como la mejor médium del mundo. En Montreal le esperaba su destino, allí aprendió a abrazar la que cree que es la misión de su vida: ayudar a las personas transmitiéndoles los mensajes de los espíritus.
Al mismo tiempo, decidió dejar constancia de su experiencia con un diario que ha terminado siendo un libro: 'Diario de un médium' (Vergara), el cofre en el que están guardados todos los secretos de su don. Uppers ha hablado con Mikel Lizarralde sobre su experiencia. A punto de cumplir 45 años, nos dice que el más allá, en realidad, es el más acá: la versión mejorada de nuestro planeta.
¿En qué momento decidiste comenzar a escribir 'Diario de un médium'?
Alguna vez y de forma efímera se me pasó por la cabeza que este diario pudiera ser un libro, pero no era esa mi intención cuando comencé a escribirlo. Llegué a Canadá, y, por un lado, sentía que tenía tanto que contar, tanto que vivir, que la experiencia era tan maravillosa, que debía escribirlo para que mi pareja supiera por todo lo que yo estaba pasando, pero también me sobraba el tiempo. Aún no había hecho amigos y no tenía mucho dinero para andar por ahí, por eso me propuse escribir un diario como un ejercicio personal de reflexión e introspección. Sólo lamento haber dejado de hacerlo y no haber seguido escribiendo todos estos años, pues al releerlo, descubrí muchas cosas, personas y experiencias buenas que ya no recordaba.
¿Qué te lleva a publicarlo ahora?
Tenía todo ese material en casa, empecé a leerlo y pensé que aquello podría ayudar a muchas personas. Además de ser un diario personal escrito por mí de mi puño y letra, en él se explica cómo funciona el mundo de los espíritus, se narran las vivencias y experiencias con ellos, y se explica la importancia de una formación sólida en este ámbito. Pensé que todo ello podría ayudar a personas que quisieran comprender mejor la temática espiritual o entender mejor sus propios dones y cómo trabajarlos.
¿Cuándo te diste cuenta de tus capacidades espirituales?
Siempre lo supe. Desde niño he podido ver espíritus, predecir acontecimientos futuros y he tenido una sensibilidad muy a flor de piel para muchas cosas. No recuerdo una fecha concreta en la que descubrí este don, pero sí que, al hacerme mayor, fui dándome cuenta de que aquello no era general a todas las personas, como yo pensaba.
En el libro hablas de tu periodo de formación con Marilyn Rossner, una etapa que despertó grandes aprendizajes en tu vida.
Aquella estancia ha moldeado mis dones y mi percepción como médium. Ha establecido las bases de quién soy ahora como sensitivo, pero en gran manera también como persona. La certeza de que no morimos; que no hay que temer a los espíritus, pues solo quieren ayudar; que somos responsables de nuestros actos aquí y en el cielo; que recogemos lo que sembramos y, sobre todo, que todas las personas tenemos la capacidad de conectarnos con el más allá.
¿Hay alguna experiencia o momento clave que haya cambiado la percepción de tu vida y de tu trabajo?
Muchos, muchísimos. No tiene precio cuando ves a alguien que está sufriendo por la pérdida de un ser querido y observas cómo, gracias a tu trabajo, su corazón se apacigua y mejora su vida en todos los ámbitos.
Después están las experiencias personales vividas en primera persona, algunas como, por ejemplo, fallecimientos en carne viva. El universo hace que experimentes en ti mismo y en tu entorno cercano, aquello que predicas. Es una buena escuela, la mejor, pero es duro aunque te haga crecer.
¿Cómo son tus relaciones con el más allá y con el mundo tangible? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian?
Con el tiempo, la madurez y la práctica, aprendes a hacer esa diferencia, no siempre ha sido fácil (y en ocasiones aún no lo es) saber si la persona que estoy viendo está físicamente aquí o es una persona fallecida. Ahí la voz de las personas me ayuda mucho a separar. En el mundo de los espíritus no existen lugares de piedra donde se estudia o se sana, pero sí existen dimensiones para estudiar o sanar. Nada duele, las personas son más jóvenes y están en completa salud y con plena consciencia de quiénes son, envueltos en un amor incondicional e imperecedero. En todo lo demás, los dos mundos son iguales. Podría decirse que el mundo de los espíritus es un mundo mejorado, 2.0. de la Tierra.
¿Cómo es tu día a día como médium, desgasta espiritualmente? ¿Hay malas experiencias o momentos de debilidad?
Con la experiencia aprendí que no puedo hacer todas las consultas que yo quisiera, que hay un límite físico que no puedo pasar y que después, al irme a casa, debo hacer cosas -en mi caso conectar con la naturaleza, meditación y respiraciones pranayama- para recargar energéticamente y así poder estar bien al día siguiente. No es que los espíritus te quiten energía o te hagan daño, pero, para poder conectar y propiciar ese encuentro, debes crear un puente entre tú y la persona que tienes delante. Eso lleva energía, que puede ser más o menos dependiendo de la persona. Por eso es importante tener una rutina diaria y limitar la cantidad de consultas que ves al día. Es un don muy maravilloso, pero requiere trabajo y gran responsabilidad.
¿Hay malas experiencias o momentos de debilidad? ¿Cómo es tu vida?
Mi vida es una vida normal. Intento hacer deporte, pasear con mis perros, contactar con la naturaleza y pasar tiempo de calidad con mi familia y amigos. Desconectar en la medida de lo posible. Ser médium es como ser rubio o moreno, alto o bajo, inglés o español, no es algo que hagas de 9 a 15h, sino que es quien tú eres, tu identidad, tu esencia. No puedes dejar de sentir o ver espíritus cuando sales de la oficina, como quien apaga un interruptor, pero sí aprender a alejarte y no prestarles atención cuando se acercan a ti en otros contextos.
No todo el mundo cree en los médiums, ni siquiera en algo más allá de esta vida. ¿Alguna vez te has enfrentado a situaciones dónde se haya puesto en entredicho tu don?
Muchas veces, muchísimas. Pero aprendí a no predicar en el desierto. Hay personas que no comprenden cómo es el fenómeno de la mediumnidad. Creen que somos adivinos que debemos acertar de qué color es su coche o cuántos hijos tienen, y no es eso. Yo no soy un adivino, ningún médium lo es. Lo que yo hago es algo sagrado que va a cambiar tu vida y darte paz interior como ninguna otra cosa pueda dártela probablemente en la vida. Esas personas que no creen muchas veces están desinformadas, no saben qué es y cómo funciona la mediumnidad y no están dispuestas a abrirse a esa posibilidad, por muchas y diversas razones. Se pierden mucho. La mediumnidad no es creer o no creer. Cuando tú crees en algo, esa creencia se basa en la fe. La fe es la que sustenta tu creencia y, a veces, tu vida se basa en esa creencia, pero no tienes ninguna evidencia de que sea cierta. Sólo el deseo y la esperanza de que sea cierto mantienen esa misma creencia. El deseo propio de que algo sea cierto no lo hace cierto.
Para ti es algo cotidiano y real
La mediumnidad es tangible, con evidencias certeras, y los espíritus realizan incursiones en nuestro día a día, en nuestras vidas, de forma tangible, todos los días. No es cuestión de si yo creo o no, no es algo efímero que sólo está en mi mente o en mis sueños, es real. Que yo no crea en el virus, en el cambio climático o en la circunvalación de la tierra no significa que yo tenga razón. Solamente estoy mal informado.
No puede negarse que en tu mundo hay personas que no tienen dones y que se aprovechan de los que sufren por la pérdida de un ser querido. ¿Hay manera de detectarlo?
En mi opinión, un buen médium debe ser capaz, sin estar preguntando al consultante, de dar evidencias verificables, de ofrecer información demostrable y de transmitir el mensaje de los espíritus sin interferir. No es lo mismo preguntar "¿tienes una hija?" que decir "veo a tu hija que te acompaña desde el cielo".
En mi opinión existen varias claves: primero dar evidencias sin preguntas. Y segundo, trabajar mucho en ti mismo y en tus carencias afectivas para no proyectarlas sobre los demás y conectarte con el amor que los espíritus traen para sus seres queridos.