Casi le lleva por delante. No lo decimos nosotros, sino ella misma. Luz Gabás, que ya firmó el superventas ‘Palmeras en la nieve’ y es también conocida por haber sido cuatro años alcaldesa de Benasque por el PP, se peleó durante toda la pandemia con Luisiana. O más bien con su novela, ‘Lejos de Luisiana’. Aunque hay final feliz: el Premio Planeta y su millón de euros se van para esta jugosa historia de amor entre un indio hijo de un jefe tribal y una súbdita francesa, que recorre arriba y abajo el Mississippi de finales del siglo XVIII, cuando la colonia francesa pasó a manos españolas.
“Poca gente sabe que casi un tercio de Estados Unidos fue español durante 40 años”, explica a Uppers a las ocho de la mañana, apenas cuatro horas después de acostarse sabiéndose ganadora del premio. Tras la gala con 1200 personas en el MNAC catalán y atender a los medios, aún hubo un rato para celebrarlo y recibir las calurosas felicitaciones de sus colegas escritores de vuelta al hotel, cava en la mano. Al fin y al cabo, no todos los días gana el premio con más cuantía de toda Europa.
La finalista, con 200.000 euros, fue la novela ‘Historias de mujeres casadas’, de la directora de casting y guionista Cristina Campos. Es decir, dos mujeres se alzan con el galardón tras la polémica del año pasado, cuando Carmen Mola salió de su anonimato y se supo que eran tres guionistas hombres.
Tras abordar en 'Palmeras en la nieve' (de la que hay película) la antigua colonia de Guinea Ecuatorial, con una historia basada en la época en la que su padre trabajó en una plantación de cacao, Gabás se adentra ahora en las complicadas ciénagas de ‘Lejos de Luisiana’, donde en ese final de siglo batallaban (todos con todos) decenas de tribus y colonos españoles, franceses e ingleses.
¿Por qué no es tan conocida nuestra presencia en el norte?, le preguntamos. “Era un territorio amplio, inhóspito, lleno de tribus que costó mucho colonizar. No fue un gran logro, a excepción de algún gesto de Bernardo de Gálvez que ganó algún fuerte inglés para el reino. Los historiadores se acuerdan más del pasado francés de Nueva Orleans que del español, eso lo dejan más para el pasado de Texas”, añade.
“Un historión de amor en la Luisiana colonial”, como ella lo define, que ha sido posible tras tres años de un arduo trabajo de documentación, gran parte en inglés. Asegura que su despacho ha sido un auténtico campo de batalla más, con decenas de volúmenes, mapas reales de la época y notas por todos lados. “Me he empeñado en que toda la bibliografía esté al final de la novela, para que se vean las extensas fuentes consultadas y para que cualquiera que quiera pueda ampliar información”, explica.
Una figura clave que aparece, aunque no es protagonista es Bernardo de Gálvez: “Fue el gobernador, pero lo que más me fascina es que de su pueblo pequeñísimo español, su padre, dos tíos y él ocuparon unos puestos que te haces cruces. Su tío fue Ministro de Indias, no se hacía nada en América que él no quisiese. Tuvo la mala suerte de morir con 40 años, siendo virrey de Nueva España”, explica.
Sobre su paso por la política lo tiene claro, fue anecdótico. Cuatro años y ya. Se presentó como alcaldesa de Benasque para ayudar a sus vecinos, ya que vive en una casa en el campo con su marido, sus dos hijos, su perra, varias gallinas, ocas y caballos, pero las traiciones shakesperianas no son lo suyo. “Soy muy resolutiva, que hay que mirar un presupuesto, pues lo gestionamos. Era un orgullo representar a mis vecinos, pero es verdad que la política ahora mismo es mucho más que la gestión. Soy muy buena en gestión, pero no en las intrigas políticas, porque soy muy franca y no voy a mentir. Para manejarse ahí hay que valer y yo no sirvo”, dice.
Además, pide que la crispación no siga extendiéndose. “Mantengamos las esferas políticas y culturales separadas, que ya bastante se están mezclando últimamente, véase en la muerte de Almudena Grandes. Me pareció muy triste estar hablando de otras cuestiones y no de una gran escritora como ella. Que puede ser totalmente diferente a mí, pero una cosa no quita la otra. Que la política deje en paz la cultura. Ese es mi desencanto”.