El limonero en el patio de Sevilla, el olmo seco a las orillas del Duero. Los versos de Machado van pasando de generación en generación como parte del imaginario colectivo. Y ahora, el junior de los del 98, regresa a primera línea creativa con más color que nunca. David de las Heras, uno de los ilustradores españoles más valorados y habitual de 'The New Yorker' o 'Die Zeit', se ha querido remangar con este clásico tras hacerlo con 'El corazón de las tinieblas' y 'El planeta de los simios'. Todo un reto meterse en lo de todos para contar algo nuevo. Hablamos con él de cómo han ido surgiéndole las imágenes, por qué huyó precisamente del limonero para ilustrar la poesía 'Retrato' y cómo ha ido mezclando el diseño gráfico con la tradición pictórica.
¿Por qué te has remangado con Campos de Castilla?
Porque tenía la oportunidad de ilustrar una de las piezas más importantes de la literatura española. Muchas otras veces los encargos están más dirigidos y aquí pude tener total libertad al abordar el proyecto. Es uno de mis trabajos más personales.
¿Cuál fue la primera imagen que te vino?
La que ilustra la portada. En principio no iba a ser esa la portada, porque pertenece al poema 'Por tierras de España', pero me di cuenta de que esa imagen resume bastante el espíritu que contiene todo el libro o por lo menos lo que a mi me sugiere la obra de Machado; es quizás en una sola palabra, un incendio.
¿Qué tiene Machado que va pasando de generación en generación?
Me gustaría creer que la conciencia de clase, que el camino es ya la meta y que existe belleza en lo terrible de la naturaleza.
Tres cosas de Machado que te gusten
Que suelta verdades incomodas como puños, que retrata como nadie y con belleza los sentimientos más primitivos y ocultos de sus personajes. Que nos hace el camino más fácil para poder pararnos a contemplar de verdad la naturaleza y nos ayuda a asombrarnos con ella.
¿Hay algo que te produzcan cierta extrañeza o distancia generacional?
Su relación con la religión y la iglesia.
Curiosamente la poesía Retrato (Mi infancia son recuerdos...) tiene una ilustración de una paloma y no de un patio con limonero, como casi pide su verso más famoso. ¿Ha sido consciente esa elección de no ir a lo obvio?
Totalmente consciente, es de los poco recursos que me he permitido en el libro. El resto de ilustraciones son más literales con el texto, pero en este caso quería abrir la lectura con un "retrato" figurado de Machado, porque a él le he visto en todo momento cómo esa ave migratoria que desde el cielo nos habla y nos cuenta lo que ve y cómo ve las tierras de Castilla. Y también para cerrar el libro con el trágico final.
En 'A orillas del Duero' sí vas más a lo 'costumbrista'. ¿Por qué?
Porque exceptuando con el poema de Retrato, me pareció ridículo intentar con el resto de poemas crear una lectura paralela que estuviera a la altura del texto. Creí más humilde y realista limitarme a elevar su texto con las imágenes pero siendo muy fiel a sus palabras.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?
Como afronto la mayoría de proyectos, hago varias lecturas y después intento hacer una maqueta al tamaño que tendrá el libro una vez impreso. Esto me ayuda a valorar si el libro tiene coherencia de principio a fin. Una vez que esta aprobada la maqueta llega el trabajo de llevar cada imagen al arte final.
¿Lees la poesía concreta y una imagen se aparece o lo trabajas desde otro lugar?
Normalmente y por la experiencia de todos estos años, creo que el cerebro trabaja automáticamente en este sentido, y aparecen constantemente imágenes en mi cabeza mientras leo el texto.
Tu poesía favorita de Machado
Pertenece a los Proverbios y Cantares, y dices así:
Poned sobre los campos
un carbonero, un sabio y un poeta.
Veréis cómo el poeta admira y calla,
el sabio mira y piensa...
Seguramente, el carbonero
busca las moras o las setas.
Llevadlos al teatro
y solo el carbonero no bosteza.
Quien prefiere lo vivo a lo pintado
es el hombre que piensa, canta o sueña.
El carbonero tiene
llena de fantasías la cabeza
Tu ilustración favorita de este libro
Creo que la que ilustra Noche de Verano, o la que ilustra la cubierta.
¿Cómo has elegido la paleta de colores?
Como te comentaba, Campos de Castilla para mí es una especie de incendio, donde la belleza por lo violento de la naturaleza y del ser humano se hace presente, creía necesario en muchos aspectos retratar esa intensidad con la gama cromática que utilicé. También esta en muchos lugares del libro la influencia directa de uno de los pintores que más admiro, que en este caso es Francisco de Goya. Tanto al principio, con sus cartones para los tapices reales, como en el Romance de las Tierras de Alvargonzález que beben un poco de sus pinturas negras, y a nivel formal la última parte que esta inspirada en los grabados tipo "El sueño de la razón produce monstruos".
¿Para quién va este libro?
Para todas esas personas que no han podido aún acercarse a Antonio Machado, pero que encontrarán en sus poemas un lugar que les resultará familiar, porque todo lo contemporáneo que consumimos bebe en muchos casos de historias que él ya contó.
Trabajas para The New Yorker, Die Zeit: ¿crees que tienes más reconocimiento fuera que dentro?
No lo creo, a nivel nacional es donde más trabajo he recibido, quizás en prensa hecho un poco de menos más encargos de medios importantes; equiparables a los que recibo internacionalmente. Pero por el resto estoy feliz del reconocimiento que recibo y he recibido.
¿Qué fue lo mejor de ilustrar 'El corazón de las tinieblas'?
Descubrir la historia que inspiró una de mis películas favoritas; y que me gustase aún más.
¿Y del 'Planeta de los simios'?
Un poco lo mismo. Pero en este caso, hasta día de hoy, saber que hice el trabajo más elaborado de mi vida, y estar feliz con el resultado.
¿Qué otra obra tienes en el radar que te gustaría abordar?
Una de las obras que más me gustaría ilustrar sería 'Moby Dick' de Herman Melville; pero creo que es un libro que se ha ilustrado tantas veces que no sabría muy bien por donde empezar.