A veces hay señales que son como formas del consuelo. Cuando Paula Frías Allende estaba a punto de morir, una gata desconocida se metió por la ventana de su habitación, en casa de su madre, en California. La gata permaneció en la cama de Paula hasta su muerte. La madre era la escritora Isabel Allende. La casa estaba rodeada de jazmines. Paula tiene 29 años. Paula muere el 6 de enero de 1992, exactamente un año después de haber entrado en coma en un hospital de Madrid.
Un bloc de notas y un lapicero
Paula tenía porfiria, una enfermedad hereditaria, rara, que afecta a la hemoglobina. El 6 de diciembre de 1991 fue al hospital en Madrid, donde vivía, con un resfrío y dolor de estómago. Ese mismo día entraba en coma. Su madre, Isabel Allende, la acompañó en ese hospital durante cinco meses. Apenas podía verla unos minutos al día por lo que los días se convirtieron básicamente en una espera, larga, interminable, angustiosa.
La escritora pasaba las noches en un hotel cercano y los días en los pasillos del hospital. Fue allí donde Carmen Balcells, la célebre agente catalana, le puso un día un bloc de notas y boli en la mano. “Escribe o te morirás de angustia, pobrecita mía. Escríbele una carta a Paula”, le dijo. La autora empezó a escribir el 8 de enero.
Allende trasladó a su hija a un hospital de California a mediados de 1991. Y después, cuando ya nada se podía a ser, a su casa en San Francisco, donde los jazmines. "Yo no soy una persona muy creyente - recodaría tiempo después- pero en ese momento lo único que uno puede hacer es tratar de convocar fuerzas mágicas, divinas, para que ayuden. Porque nada funcionaba. Y llega un momento en que hay que confrontar el hecho de que se va a morir. Y cada persona vive el duelo de manera personal. En el caso mío, me ayudó mucho la escritura. Poder escribir Paula me permitió recordar día a día lo que había sucedido en ese año de confusión”.
La muerte de Paula se produjo cuando la escritora cumplía 50 años. ¿Significó para ella un rito de madurez? Así le respondía hace unos años al diario 'El Tiempo', de Bogotá: "Entré en mi etapa de madurez porque yo había sido una adolescente eterna. Y ese año con Paula, y después de que ella murió, siento que maduré, que me cambió todo. Eché por la borda todo lo que no es indispensable en la vida. Si tú llegas al fondo de las cosas, lo único indispensable son las relaciones humanas. Es el amor, la familia, la mamá, el hijo. De todo lo demás te puedes desprender".
El cuaderno que le dio Balcells pronto se convirtió en una serie de cartas escritas a su propia madre, en Chile, y luego, cuando recuperó esas cartas, estas se convirtieron en un libro 'Paula', que publicó en 1994. Un libro que la ayudó a acotar temporalmente la tragedia. Una forma de mitigar el dolor y de darle contornos al duelo.
Y es por eso cada 8 de enero Allende vuelve a la escritura. Por esa tragedia que, según dice la propia autora, la hizo mejor persona 'aunque a palos'. Una lección de la propia Paula, a quien recuerda cada año de la mejor manera que sabe, poniéndose el mono de trabajo y manteniéndose viva.