Unicornios, hipogrifos, adolescentes leyendo. Aunque a muchos les suene a fantasía, lo cierto es que aquello de que 'los adolescentes no tocan un libro ni con un palo' no es (del todo) cierto. De hecho, estudios recientes muestran que los índices de lectura en nuestro país manifiestan un crecimiento sostenido y, esperamos, perdurable. Es verdad que aquí la cosa va por 'fenómenos' -de 'Harry Potter' a 'Blue Jeans'- pero ¿qué más da si la lectura es tendencia mientras sea lectura?
Está también la lectura hiperveloz, la de los mensajes y dm's, la de los subtítulos, la del intercambio vertiginoso de golpes de información. El caso es que, una vez establecido el hecho concreto, pero paradójicamente insustancial, de que los adolescentes leen 'de alguna manera', toca pensar en cómo estimular su relación con el objeto libro, esa pantalla inmóvil. Así que, como además son días de Feria del Libro en Madrid, te dejamos aquí algunas recomendaciones para que les des en la yema del gusto literario y estimules, de paso, la tan difícil comunicación con esa especie no contactada llamada adolescencia. Aquí van, además, según el tipo de criatura que te ha tocado en suerte:
La saga 'Meses a tu lado', Joana Marcús
¿Un millón de lectores adolescentes pueden estar equivocados? Por supuesto, pero ese no es el punto. El punto es que Joana Marcús, su autora, nació en el año 2000, o sea que de juventud sabe un poco. Vale, su propia entrada de Wikipedia dice que "es famosa por dejar sin estabilidad emocional a sus lectores", pero a quien quieres engañar, tu adolescente ya vive sin estabilidad emocional. Las novelas van de la relación entre Jenn y Jack. "Para Jenna Brown, su primer año en la Universidad suponía alejarse de su familia y sus amigos y enfrentarse al..." Por favor no nos hagas repetirlo y confía en que le gustará.
'El guardián entre el centeno', J. D. Salinger
Sí, este es el libro que tenía el tío que mató a Lennon en el bolsillo. Sí, hay muchas teorías de la conspiración sobre su relación con asesinos en serie. Pero más allá de esas monsergas, estamos ante uno de los grandes clásicos de todos los tiempos que ciertamente no fue escrito 'para' adolescentes pero sí 'sobre' adolescentes. O más bien sobre un adolescente. Porque precisamente ese es uno de los grandes temas del libro: la singularidad del individuo en plena crisis de diferenciación con el resto del mundo. La tragedia de sentirse único y empezar a aceptar que no lo somos. También está, claro, el intento desesperado por defender la inocencia. Una auténtica obra maestra.
'Entender la política', Pablo Simón
¿Sus primeras elecciones están a la vuelta de la esquina y la criatura todavía no se entera bien de cómo va ese mundanal ruido que llamamos política? Para eso está Pablo Simón: "Recorriendo miles de años y cientos de kilómetros, desde el reino de los animales al mundo contemporáneo, intentaré que entiendas la razón de ser de los estados modernos, lo inesperada y frágil que es la democracia, o las ideologías y los valores que dotan de sentido a nuestra vida en común". Así que serenidad ante todo: lejos de cualquier tipo de adoctrinamiento hacia ningún lado, Simón busca que los chicos empiecen a entender la política de manera libre e informada. Que así sea.
'El lobo estepario', Hermann Hesse
Aquí la palabra clave es acompañamiento. Se trata de hacerles ver que no están solos en este valle de lágrimas y que alguién, hace ya casi 100 años, ya sentía "un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo, de cometer temerarias idioteces, de arrancar la máscara a un par de ídolos generalmente respetados, comprar un boleto al olvido o al no me importa..." ¡Gracias! Dirás irónicamente, lector, pero de lo que se trata aquí es de que sientan que sabes cómo se sienten. Que entiendes. De nada te sirve negar una emociones de las que muy probablemente renegarán ellos mismos en otro momento de sus vidas. (Pero eso no se los digas).
'Rebelión en la granja', George Orwell
¿Le ves al chico, chica, chique, veleidades kale borrokas? Contrariamente a lo que muchos piensan, este clásico de Orwell protagonizado por animales, no es una exaltación de la revolución sino una crónica de su muerte anunciada, es decir, de su habitual transformación en una nueva tiranía. No se trata de extirparles las ganas, tantas veces legítimas, de romper todo, sino de hacerles entender que no existen las utopías ni las granjas perfectas, que el poder corrompe y que los cerdos, ejem, siempre serán cerdos.
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