El escritor Javier Cercas ha tomado posesión del sillón 'R' mayúscula de la Real Academia Española (RAE) con un discurso muy diferente al de otros académicos: reivindincando la función útil de la literatura para construir un pensamiento cirítico y comparándola con el sexo.
Antes de eso, reconoció que el nombramiento le resultó un honor sorprendente: "Me quedé perplejo, porque no es algo que hubiera buscado ni que estuviera entre mis planes". El sillón R quedó vacante desde el fallecimiento de Javier Marías el pasado 11 de septiembre de 2022. Cercas recibió la bienvenida en nombre de la corporación por parte de la académica Clara Sánchez.
La Real Academia Española en pleno eligió como académico a Javier Cercas en la sesión del 13 de junio de 2024. Su candidatura fue presentada por los académicos Pedro Álvarez de Miranda, Clara Sánchez y Mario Vargas Llosa.
Nacido en Ibahernando (Cáceres) en 1962, Cercas se une ahora a una institución que cuenta entre sus filas con figuras destacadas de la literatura y la cultura españolas. "Muchísimos de los españoles más notables de los tres últimos siglos han estado ahí, y todos los premios Nobel. Gente muy valiosa, realmente. Te sientes orgulloso y te sientes responsable", reflexiona.
Para Cercas, este nombramiento es, además de un honor, también una responsabilidad y un compromiso con el servicio público: "Hacer lo posible por preservar lo más importante que tenemos. Lo más importante que tenemos y nuestra mayor riqueza es la lengua, que es una lengua universal".
A lo largo de su carrera, Javier Cercas ha desplegado una maestría inigualable en el uso del idioma español, reflejada en obras como 'Soldados de Salamina, 'Anatomía de un instante' y la trilogía 'Terra Alta', que le han valido numerosos premios y reconocimientos.
El escritor ha defendido en su discurso de ingreso que la idea de la "utilidad de la literatura" radica en que la literatura "siempre es útil" cuando no pretende serlo. De lo contrario, explica es "propaganda".
"Además de un placer, la lectura es una forma de conocimiento de uno mismo y de los demás, exactamente igual que el sexo: por eso, cuando alguien me dice que no le gusta leer, lo primero que se me ocurre es darle el pésame, acompañarle en el sentimiento, igual que si me hubiera dicho que no le gusta el sexo (...) La literatura es útil siempre y cuando no se proponga serlo: en cuanto se propone ser útil, se convierte en propaganda o pedagogía, y deja de ser literatura, al menos literatura de verdad, y deja de ser útil", volvió a señalar en su discurso.
Cercas concluyó poniendo en valor a los lectores, que son "una bomba de relojería ambulante" en el momento en el que tienen un "pensamiento propio". "Un hombre o una mujer con una buena novela en las manos es un peligro público, una bomba de relojería ambulante, un potencial pensador por cuenta propia. La auténtica literatura está compuesta por palabras en rebeldía, y de ahí que represente un peligro para el poder, para cualquier poder, que por esa razón -porque solo quiere ciudadanos sumisos, gente que dice 'sí'- siempre aspirará a controlarla, a someterla, a domesticarla; si de él dependiera, no lo duden: la prohibiría de inmediato", finalizó en un alegato a favor del pensamiento crítico.