El pasado 17 de noviembre, Barack Obama (59 años) presentó el primer volumen de su autobiografía, 'Una tierra prometida'. En él hace balance de sus años al frente de los Estados Unidos de América, analiza el impacto de su vida política en su vida familiar y cuenta los entresijos de la política nacional y exterior. En una prosa fácil de digerir, Obama cuenta desde sus años de juventud hasta el seguimiento de la captura y ejecución de Osama Bin Laden ya como presidente estadounidense. Muchos de los apuntes, curiosidades y anécdotas nunca antes habían trascendido. Estos son algunos de ellos.
El expresidente demócrata habla sin tapujos sobre el todavía mandatario demócrata. Para Obama, Trump es "alguien que está en las antípodas de todo lo que siempre hemos defendido". Sin embargo, en el libro hay una referencia acerca de las sensaciones que le daba la opinión de Trump acerca de su mandato. "Durante la mayor parte de mis primeros dos años en el cargo, Trump parecía aprobar mi presidencia", indica Obama.
También hace referencia al contacto más estrecho que tuvo con Trump durante su etapa presidencial. Se produjo a mediados de 2010, durante "la catástrofe de la plataforma Deepwater Horizon". Fue entonces cuando el republicano llamó al asesor de Obama, David Axelrod, y le sugirió que le pusiera al frente de las tareas de contención del derrame. Sin embargo, aquello ya estaba controlado, asegura el presidente en el libro.
Desde Jennifer Lopez hasta Bob Dylan o Stevie Wonder, son muchos los artistas que se han paseado por la Casa Blanca por distintos motivos. Obama cuenta que cuando los artistas iban a ensayar, bien sea por un taller musical impartido allí o por cualquier otra circunstancia, a veces bajaba por las escaleras para observar cómo practicaban. "A veces bajaba por las escaleras para colarme en la Sala Este y me quedaba observando al fondo, para no llamar la atención. Me maravillaba el dominio que cada músico ejercía sobre su instrumento", relata el expresidente.
La música ha sido un salvoconducto muy recurrente durante su mandato presidencial. Canciones como 'Lose Yourself' de Eminem o algunos temas icónicos de artistas como Frank Sinatra, John Coltrane o Miles Davis le relajaban antes de situaciones de estrés, tales como un debate presidencial.
Perder el anonimato va con el puesto. Pero él todavía no era presidente de los Estados Unidos, sino que acababa de convertirse en senador estatal. La entrada de Obama había supuesto un 'boom' en los demócratas, debido a la rapidez con la que se había logrado posicionar en lugares tan mediáticos como la Convención Nacional Demócrata. Un día, acompañado de su chófer y amigo Mike Signator, fue al zoológico junto a sus hijas. ¡Error fatal! La gente ya le reconocía, a pesar de que iba camuflado en unas gafas de sol y una gorra de béisbol. Su disfraz fue insuficiente.
Una persona le reconoció y comenzó un baño de masas que duró 15 minutos, en los que Obama dio la mano, se hizo fotos y abrazó a sus electores. Cuando logró zafarse de la multitud y poder ir al coche para tomar un helado alejados de aquella marabunta, su hija Malia, por entonces de siete años, le dio un consejo que nunca olvidará. "Creo que necesitas un alias. Como 'Johnny McJohn John'", le recomendó.
Obama se muestra inconforme y reacio a los protocolos, tales como el Discurso sobre el Estado de la Unión, que ve como "una pantomima absurda". Sobre las cumbres internacionales, confiesa que debió adoptar "tácticas de supervivencia de los asistentes más experimentados" para no 'morir' en el intento de mantener la integridad que se le presupone a un presidente, debido al 'jet lag' y la naturaleza descafeinada de este tipo de eventos.
"Estás ahí sentado, intentando superar el desfase horario y esforzándote por parecer interesado en lo que se está diciendo, mientras que todos los presentes se van turnando para leer en voz alta unos parlamentos, curiosamente hilvanados pero indefectiblemente anodinos y demasiado extensos en el tiempo", opina acerca de las cumbres internacionales.
Uno de los momentos clave de su carrera política -su victoria frente al resto de candidatos demócratas para poder acceder al Senado estatal- coincidió con una de las sensaciones más amargas que cualquier persona puede experimentar: no estar presente el día de la pérdida de una madre. Obama recibió una llamada de su hermana Maya, quien le dijo que su madre estaba empeorando del cáncer de útero que terminaría con su vida.
El todavía senador había reservado un vuelo a Hawái para la mañana del día siguiente. Pero su madre no aguantó. "Lo siento, querido. Mamá ya no está", fueron las palabras de Maya, según cuenta el expresidente.
Uno de los momentos más tensos de Obama al frente de la Casa Blanca fue, sin duda, la operación militar en la que los Navy SEAL (fuerzas especiales estadounidenses) se desplazaron hasta Pakistán para ejecutar al terrorista saudí Osama Bin Laden, responsable intelectual de los atentados del 11-S y colaborador de la CIA durante la invasión soviética de Afganistán en los años 80.
El 2 de mayo de 2011 se confirmó la noticia: las fuerzas especiales estadounidenses habían matado a Bin Laden en Abotabbad, Pakistán. Sin embargo, no trascendió un detalle a la hora de verificar su identidad que baila entre lo hilarante y lo macabro. Cuenta Obama que Bill McRaven, el oficial al mando, siguió un método poco ortodoxo para cerciorarse de que se trataba, efectivamente, del cadáver de Bin Laden.
"McRaven explicó que estaba observando el cuerpo mientras hablaba y que, en su opinión, se trataba de Bin Laden. Al poco el software de la CIA indicó lo mismo. Para terminar de corroborarlo, McRaven pidió a un miembro de su equipo que se tumbara junto al cuerpo para comparar su metro ochenta y ocho con el metro noventa y cinco que supuestamente medía Bin Laden. '¿En serio, Bill? -bromeé- ¿Tanta planificación y no podíais llevar una cinta métrica?".