La vida de Emmanuel Carrère (63 años) ha sido una turbulenta montaña rusa de estados anímicos y vitales. El célebre escritor francés, autor de obras contemporáneas influyentes como El adversario o Limónov ha ganado, esta misma tarde, el premio Princesa de Asturias de las Letras. Con motivo del galardón, en Uppers repasamos parte de su biografía a partir de algunos de los trabajos literarios más importantes de su carrera artística, marcada por los relatos de no ficción y "la locura y el horror", estados recurrentes en las obras del autor, según él mismo escribió.
El adversarioHeredero parcial del 'periodismo gonzo' -etiqueta controvertida, atrevida y quizá poco precisa por su connotación underground, un rasgo poco presente en su obra-, Carrère participó por primera vez como personaje en El adversario, el libro clave de su vida. Su existencia literaria se había basado, hasta entonces, en la ficción. La trágica muerte de una persona cercana -Déa, la mejor amiga de una gran amiga- le encerró en el tabaco y la bebida, en un momento delicado a nivel anímico. Al tiempo, la historia de Jean Claude Romand, el falso médico investigador de la OMS que, al verse acorralado por la gran mentira de su vida, asesinó a su mujer e hijos, se apoderó de él.
Dos años después de que Carrère le pidiese conocer su testimonio, Romand le respondió por carta que aceptaría mantener una correspondencia. Así nació el adversario, y también, una obsesión que le ha perseguido durante el resto de su vida. Por aquel entonces estaba casado con la misteriosa Anne, que aparece fugazmente en el libro.
Una novela rusaEl AdversarioDespués de una novela tan intensa como El adversario, Carrère estaba agotado, física y mentalmente. Decidió focalizar sus esfuerzos en investigar la historia de su abuelo paterno, desaparecido en el otoño de 1944 y "muy probablemente ejecutado por actos de colaboración con los alemanes". Para ello relató un año entero de su vida, intercalando un viaje a Rusia, un fugaz romance con una mujer llamada Sophie y una parte de su vida amoroso-erótica con Hélène Devynck, periodista, la mujer con la que compartió vida hasta marzo del año pasado.
El grado de desnudez de la obra, entendida, como una vía de escape después de una tragedia emocional como fue 'El Adversario', es palpable en algunas de esas páginas. "Me gusta hacer el amor con ella y también dormirme con ella, despertar con ella, leer con ella en la cama, prepararle el desayuno, hablarle cuando se baña al volver del trabajo", contaba sobre Sophie. También los sentimientos encontrados, el autoboicot "Basta que un amor sea posible, sea feliz, para que al cabo de tres meses descubra su imposibilidad". Miseria, amor, desesperación y una historia, siempre una historia por contar.
El ReinoTambién en clave autobiográfica, El Reino narra la conversión al catolicismo de Carrère durante la década de los años 90, en el tiempo en el que, a su vez, se encontraba escribiendo sobre la historia de Jean Claude Romand. Siempre en un mal momento (es difícil encontrar una fase vital del autor donde se defina como alguien feliz), cuenta también su relación abusiva con el alcohol. Hay una necesaria reflexión, al mismo tiempo, sobre la desmesura de la fe y, por tanto, sobre el papel social del cristianismo.
YogaCarrère da por concluida su etapa autobiográfica y ahonda en la depresión y su vida personal y amorosa con Devynck (quien le ha acusado de mentir y violar un contrato prematrimonial por el cual Carrère se comprometía a no mencionarla en sus libros posteriores). Desde las tendencias suicidas del escritor hasta la crisis de pareja pasando por el internamiento en un hospital psiquiátrico, Carrère dibuja su alma sin ninguna traba, exponiéndose como nunca antes lo había hecho. El yoga aparece también como terapia, así como las preocupaciones sociales que rodean su cabeza.
El propio Carrère admitió, en una entrevista con el diario El País, que estaba muy cansado del género que le había convertido en leyenda, entendiendo Yoga como un final de trayecto en una trayectoria literaria marcada por la revelación extrema de su vida privada. "Estoy harto de la autobiografía", manifestó en aquella ocasión. Todo parece indicar que se termina la no ficción, al menos en el plano personal del escritor. Veremos cuál será su devenir artístico.