Hace unos seis años conocíamos la historia de Jang Yeong-jin, un norcoreano que vivió durante años en su país a pesar de ser homosexual, una condición que ni siquiera es conocida en el país asiático. En 2015 su historia se expandió por el mundo entero cuando publicó sus memorias, A Mark of Red Honor,A Mark of Red Honor donde relataba cómo en un momento decidió escapar de su país y cruzar la frontera a Corea del Sur. Ahora tiene un nuevo capítulo para completar sus memorias, pues a sus 62 años ha anunciado que se casa.
No es la primera vez que lo hace, en Corea del Norte lo hizo cuando tenía 27 años con una mujer por la que nunca llegó a tener ningún tipo de atracción. Aunque el matrimonio se consumó, pasaban los años y nunca tuvieron descendencia hasta que le confesó a su hermano que en ningún momento había sentido atracción por su esposa. Fue ahí cuando el hermano decidió llevarlo a un médico. Pero tras un tiempo, su historial médico no decía nada, en principio no había nada malo en su organismo.
Como ha contado en algunas entrevistas, realmente hasta que salió de Corea del Norte y llegó al país vecino nunca supo que era gay, pues en su país de origen no tenían conocimiento de la homosexualidad. Realmente allí no hay leyes que prohiban el amor entre personas del mismo sexo, pero su unión está mal vista socialmente.
Además, durante los años que estuvo en el servicio militar, reconoce que le instaban a los soldados a dormir juntos en invierno para combatir el frío y que incluso algunos superiores sobornaban con comida extra para que los soldados fuesen a sus camas, una situación que otros norcoreanos que se han fugado también han comentado, hablando de abusos sexuales por parte de altos cargos.
Durante el matrimonio él sabía que no era feliz, pero su esposa tampoco, por lo que decidió que era el momento de divorciarse, algo que no es nada fácil en el país y que dificultó los planes de Yeong-jin. Entonces fue cuando, tras sentir atracción por un amigo de la infancia, decidió fugarse del país, lo que le daría a él su libertad y su mujer podría volver a casarse y ser feliz.
Su fuga tuvo lugar en 1997 tras intentar cruzar la frontera con China y no conseguirlo, lo que le llevó a hacerlo por la Zona Desmilitarizada que separa Corea del Norte de la del Sur pero que está plagada de minas. Contra todo pronóstico, Jang Yeong-jin consiguió reptar y cruzar al país vecino, siendo uno de los pocos norcoreanos que lo han logrado.
Desde entonces, ha podido vivir su sexualidad con la libertad que su país de origen no le permitía. Ahora, tras varios desamores, está a punto de casarse con un restaurador estadounidense con el que lleva un año saliendo tras conocerse a través de una web de citas. Y ojo, porque en un primer momento el contacto visual no le gustó, su futuro marido llevaba pantalón corto y gorra, lo que él mismo relata que le decepcionó, "asumí que era un hombre maleducado y brusco", contó en una entrevista a la BBC.
Pero entonces llegó la pandemia y los lazos se estrecharon y Yeong-jin se dio cuenta de su buen carácter y que esa primera impresión había sido errónea. Unos meses después, su pareja le pidió matrimonio y ahora se encuentra tramitando los papeles para demostrar que su matrimonio en Corea del Norte está más que terminado para poder casarse cuanto antes.
A pesar de haber logrado vivir la vida que él quería, piensa a menudo en el efecto que tuvo su deserción del país en su familia. Parte de ellos fueron desterrados a una aldea norteña en un paraje helado al que se llevan a los considerados desleales con el régimen. Por el momento ha conocido que algunos de sus familiares, entre ellos su madre y cuatro de sus hermanos, ya han fallecido por culpa del hambre y otras enfermedades. Su mejor terapia para esos momentos es escribir, así nació su novela autobiográfica en 2015 cuando trabajaba como limpiador.