Ni que fuera planificado, ni que hubiese un mago moviendo hilos. Pero hay algo que ocurre cada cierto tiempo en la literatura. Se da un fenómeno particular en que un país -o una región- se pone a marcar tendencia global en base a su producción literaria.
En los últimos años, ese país es Francia. Nombres como Virginie Despentes (Teoría King Kong, Lo bueno de verdad), Michel Houellebecq (Plataforma, El mapa y el territorio), Annie Ernaux (Pura pasión, La vergüenza) o Édouard Louis (Para acabar con Eddy Bellegueule, Historia de la violencia) se han hecho un espacio a costa de buenos títulos y un trabajo original.
Al igual que Emmanuel Carrère, que no deja de recibir galardones. El pasado mes de junio fue distinguido con el premio Princesa de Asturias de las Letras 2021 por haber construido “una obra personalísima generadora de un nuevo espacio de expresión que borra las fronteras entre la realidad y la ficción”.
Entre los otros premios recibidos en su carrera se encuentran el Grand Prix de l’Imaginaire (1987), Premio Kléber-Haedens (1988), Premio Femina (1995), Premio Renaudot (2011), Premio de la lengua francesa (2011), Europese Literatuurprijs (2013), Premio de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (2017) y el reciente Premio Principe de Asturias de las Letras (2021).
Once novelas, tres ensayos, y una biografía (sobre Philip K. Dick) constituyen el centro líquido de lo que ha publicado el parisino, pero se ha impuesto internacionalmente como un extraordinario escritor con cinco celebradas novelas de no ficción, todas ellas publicadas por Anagrama:
En Anagrama se han publicado asimismo sus libros de reportajes periodísticos Conviene tener un sitio adonde ir y Calais y su biografía de Philip K. Dick Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, y se han recuperado novelas: Bravura, El bigote,Una semana en la nieve (Premio Femina) y Fuera de juego.
En su nuevo libro, el gran periodista y escritor francés narra su descenso a los infiernos de la locura y reflexiona sobre la búsqueda espiritual, el amor y el fracaso de la pareja sorteando un inesperado escollo: el acuerdo judicial por el cual su ex mujer tiene derecho a vetar fragmentos de sus obras que la incluyan. La novela un relato cautivante en primera persona que está dividido en tres partes que, a su vez, están conformadas por brevísimos capítulos que tienen un título cada uno de ellos.
En función del proceso de edición del libro, durante el cual su autor debió recortar escenas, personajes y textos por un singular acuerdo de divorcio, la obra es un texto resiliente que no solo surfea de manera honorable la triste traducción española, sino que es como un puñetazo certero en los argumentos de aquellos que dictaminan el ocaso del estilo literario que lo consagró.
Es la novela que marca un quiebre en la narrativa de Carrère. Cuando la familia de Jean-Claude Romand descubrió que no era el médico que durante años pretendió ser, él no dudó en matarlos a todos. A todos: mujer, hijos, padres. Y luego intentó suicidarse, sin conseguirlo. Carrère comenzó a escribir la novela tras entrevistarse con Romand, pero descubrió que frente a semejante tragedia la ficción no funcionaba. El resultado fue El adversario, una obra inscripta en la tradición de A sangre fría de Capote.
Novela biográfica o biografía novelada, Limónov hace foco en la historia política de Rusia a partir de un poeta y agitador estrafalario —tan desmesurado que, pese a ser real, parece una invención de la ficción— que fundó un partido nacional bolchevique y hasta llevó adelante un intento de golpe de Estado. Limónov es una larga disquisición sobre la reorganización de Rusia y Europa tras la caída de la URSS.