La inspiración es una musa que va y viene, y en el caso de los artistas más importantes de la música puede ser todo un quebradero de cabeza. Son muchos los músicos que han buscado en la meditación, los viajes, las drogas e incluso la reclusión social un medio con el que volver a encontrar estímulos sobre los que escribir.
Uno de ellos fue David Bowie, que contó como en 1967 paso varios meses en un monasterio budista de Escocia. Allí, descubrió que su destino estaba ligado a la música y no en la religión, pero encontró una buena fuente de inspiración.
¿Cómo lo descubrió? Fue su Lama el que le aconsejó que ayudaría a mucha más gente cantando y componiendo, que como budista. Pero, ¿qué habría sido del mundo de la música si Bowie hubiera optado por la religión?
Los Beatles se fueron a la India para probar con la meditación, y también experimentaron con las drogas. En los años 60, Bowie hizo grandes cambios en su vida, cambió su nombre artístico de Davie Jones, pasó a denominarse Bowie en honor a Jim Bowie, un aventurero y mercenario americano. Pero eso no era suficiente, algo le llamaba en su interior.
“A los 19 años yo era un budista convencido. Muchísimo de lo que me atrajo del budismo al principio ha seguido conmigo. La idea de transitoriedad, que no hay nada a qué agarrarse pragmáticamente, que tarde o temprano tenemos que separarnos de lo que consideramos más querido, porque tenemos una vida muy corta", relata el artista.
Tal era su interés por la religión que entre 1967 y 1969 visitó un monasterio budista de Escocia, Samye Ling, donde coincidió con Lonard Cohen.
Su obsesión crecía de forma constante y decidió preguntar a su lama Chime Rimpoché sobre la posibilidad de ordenarse como monje budista, ante lo que el propio lama le aconsejó que continuara con la música, ya que iba a beneficiar a muchísima más gente que convirtiéndose en monje. Bowie llegó a hablar de este momento en varias entrevistas: "un mes más acabo con hábitos y la cabeza rapada".
A finales de los 60 la carrera de David despegó con 'Space Odity'. El Lama tenia razón, y el mundo de la música tiene mucho que agradecer a esta decisión. En el libro 'El tao de Bowie', se recogen las ideas y las corrientes filosóficas en las que el artista se basó para desarrollar su crecimiento personal y que le guiaron a lo largo de toda su vida.
“Los fans de Bowie saben que era una auténtica esponja cultural: tomaba ideas de la pantomima o del teatro kabuki, daba visibilidad a cantantes y grupos poco conocidos, empezaba sus conciertos con proyecciones de películas surrealistas, mezclaba la chanson francesa y el music hall inglés con la música heavy y el rock... Y lo mismo ocurría en el ámbito espiritual: profundizaba en múltiples creencias y tradiciones de distintos países, épocas y disciplinas, siempre en busca de esa guía que necesitaba para encontrarle sentido a su vida”, dijo el autor del libro sobre el interés del budismo tibetano.
El mundo de la música, que tiene a Bowie como uno de los grandes referentes musicales y estéticos, parece agradecer esta decisión del artista.