David Bowie, Rod Stewart, Mick Jagger, Ron Wood… Hasta McGyver (Richard Dean Anderson)… Hombres unidos por un estilo de pelo, el mullet, el corte de los 70 que para algunos peluqueros es el corte de pelo más feo del mundo.
Los editoriales de moda y las redes sociales nos anuncian que ha vuelto. En TikTok el hashtag #mullet viaja a la velocidad de la luz, así que no es raro que alguno de tus hijos te pida ir a la peluquería para emular a algunos de sus ídolos; entre ellos, Javier Calvo o Úrsula Corberó. Lo que probablemente no sepa es que ese estilismo tiene 50 años y que, más que una propuesta cool, en sus inicios se veía como algo más subversivo y quinqui, con un punto antisistema que luego explotaría en la estética punk ochentera. Con los años, llegó al mainstream de la televisión. Para muestra, el propio McGyver.
El origen de este corte está en el peinado de los pescadores ingleses que se cubrían la nuca del sol con el propio pelo. Al parecer, así se peinaban quienes pescaban cerca del Trópico la especie Mugilidae, en inglés 'mullet' y en español 'mújol'. Sí, el corte mullet es el corte mújol.
El mullet juega con dos extensiones: más corto en la parte superior de la cabeza y los lados, y más largo en la parte de atrás. Admite distintos tipos de flequillo y su aspecto varía de acuerdo a los largos. Cuanta más desproporción existe entre la nuca y el flequillo, más arriesgado será el look.
¿Cómo logró pasar de los marineros a las estrellas de rock? Probablemente, tuvo mucho que ver el activismo de los 70 que anduvo detrás del Watergate, el fin de la Guerra de Vietnam, el triunfo del Laborismo en Reino Unido o la Revolución de los Claveles portuguesa. Recordemos la imagen de Jane Fonda recogiendo en 1972 su Oscar por 'Klute'. Su mullet muy capeado y con flequillo abundante fue la prueba definitiva de que la actriz, entonces casada con el activista social Tom Hayden, conocido por su participación en los movimientos antiguerra y los derechos civiles, se había alejado del star system. En la huida, abandonó los bucles y el tono dorado típico de las melenas hollywoodenses de la época.
Pero donde más caló el mullet fue en el glam rock. Pensemos en la imagen Bowie en su 'Ziggy Stardust' o los ya mencionados Rod Stewart o el Stone Ron Wood. El corte mullet se adaptaba estéticamente como un guante a los valores inconformistas de la música del momento. En busca de la autenticidad, la sencillez y la frescura perdida con los virtuosismos del rock psicodélico, los nuevos músicos adoptaron la estética mullet, que no distinguía entre lo femenino y lo masculino (el corte es unisex), para tocar, cantar y provocar. Entre ellos, Brian Eno o Kiss.
Técnicamente, el mullet no tiene nada de antisistema. Requiere el paso ineludible por la peluquería, al menos cada mes y medio, y la intervención de un peluquero con una técnica de corte excelente. Se trata de un estilo limpio y depurado, la desproporción está medida al milímetro y hay que conocer muy bien la naturaleza del pelo porque no se adapta a todas las texturas. Los cabellos muy rizados no dejarán apreciar el corte, más indicado para pelo liso o ligeramente ondulado. Aun así, no es un corte rígido y permite jugar con un peinado más o menos marcado. ¿Lo más importante? Mantener siempre el mechón o mechones de atrás sueltos y lacios.
El mullet tampoco se adapta a todas las fisonomías. Le sienta mejor a los rostros ovalados o redondos, ya que alarga las facciones. Si tienes rasgos más acentuados, por ejemplo la nariz o la mandíbula, este corte de pelo los acentuará. A Rod Stewart no le importó. A Ron Wood, tampoco. El mullet no busca la belleza académica, sino la desproporción. Su objetivo estético es superar las normas y los convencionalismos. En suma, aludir a todos los conceptos relacionados con la creatividad.
Con los años, el corte mullet ha ido asumiendo distintas variantes. Algunas de las más imitadas inciden en el flequillo y en las capas laterales. En otros casos, cuando no nos hemos atrevido a un cambio de imagen tan extremo, los productos fijadores permiten crear la ilusión de un mullet, creando tupés, despejando laterales y alisando la parte trasera de la melena.
Una de las últimas derivaciones de este corte ha sido el estilo shag, con muchas capas, mucho movimiento y mucho volumen. Frente a lo lacio de los primeros mullet, los rizos y las ondas suaves comienzan a imponerse. El mullet estructurado se suaviza y el resultado es rejuvenecedor, así que puede ser una opción si estás pensando en refrescar tu imagen. Cuando hay rizos por medio, los estilistas recomiendan cortar el pelo en seco para comprobar la altura real del bucle y el movimiento de las ondas.
Para los más atrevidos, existe la opción del rapado o undercut en las sienes y a veces en la zona de la coronilla. Pero la modalidad más extrema es el mullet con rapado y mechas largas de color. El tono naranja-rojo crea una textura particular que recuerda a uno de sus grandes referentes: David Bowie, una estética que años después los grandes de la moda siguen recreando. ¿El mejor ejemplo? Kate Moss, peinada y maquillada como Ziggy Stardust en la icónica portada de Vogue que celebraba el 40 aniversario del disco más famoso de Bowie. Ya sabes, si algún adolescente de los que tienes por casa quiere sumarse al mullet, cuéntale su historia. Puede que abandone la idea o que definitivamente quiera expresar su lado más creativo.