¿Cómo empezó la 'tradición' rockera de romper guitarras en el escenario?
Hay pocos gestos tan asociados con la rabia y espìritu contestario del rock como el de hacer pedazos una guitarra
El exabrupto escénico ocurrió por primera vez hace casi seis décadas y desde entonces ha sido replicado por incontables guitarristas
¿Qué tan 'rebelde' es un gesto cuando se convierte en 'marca' de rebeldía? Te damos todos los detalles
Hay algo de ritual en destrozar un instrumento musical en el escenario. También algo de estúpido. Es como pasar de lo mundano a lo pagano sin solución de continuidad. ¿Quién tuvo por primera vez la ocurrencia de hacer trizas su guitarra en un concierto de rock? Venga ya, todos sabemos que Pete Townshend, de The Who. Pero, como todo rito fundacional, este también está envuelto en la leyenda. Es como la historia del piano de Jerry Lee Lewis ¿realmente lo quemó en un escenario en 1958? Parece ser que no (aunque sí está probado que una vez arrojó un piano al océano).
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Lo cierto es Townshend hizo pedazos su guitarra por primera vez en 1964, golpeándola repetidas veces sobre la tarima y los amplificadores de un en club de Londres. Pero contrariamente a lo que se cree, no fue un gesto de rabia o rebeldía, sino un accidente bien capitalizado. Tan bien capitalizado que el líder de The Who ha seguido haciéndolo (bueno, de vez en cuando y casi a pedido del público) durante medio siglo y muchos otros se le han unido en una constante apoteosis de mástiles y cuerdas.
While My Guitar Gently Weeps
Hay otra historia sobre el origen del asunto y la contaría el propio Townshend a los periodistas de la Playboy. Y esta sí que es más visceral y salvaje que la oficial. Dicho de otra manera, tiene que ver con una abuela. “Yo tenía 13 años. John Entwistle y yo estábamos ensayando juntos en la sala delantera de mi casa. Mi abuela entró gritando: "¡Baja ese maldito ruido!". Así que yo también le grite: "Voy a hacer algo mejor que eso" y tomé mi guitarra -era una buena guitarra que había pagado yo mismo con el dinero que había ganado repartiendo periódicos- y la hice añicos. Le dije: ‘¿Ahora puedes dejar de dar por culo?’ ¡Y dejó de hacerlo de inmediato!”.
Pero volviendo la versión del concierto en el 64. Townshend ha dicho en más de una ocasión que en realidad lo que ocurrió fue que la guitarra se le rompió accidentalmente en el escenario. Era un antro de techos bajos, el tipo no calculó bien y la guitarra golpeó contra el techo. "Me quedé un poco sin saber bien qué hacer -cuenta- así que decidí terminar de romperla y empecé a golpearla contra el suelo, los pedazos volaban por todas partes, pero a la gente pareció encantarle". Ahora, for those about to rock ¿cuál de los dos versiones prefieren?
La tradición de la ruptura
Tres años después de el buen Pete hiciera el orangután con su propio instrumento, en un acto que llevó aún más allá el 'modo' ritual del rock and roll, el niño vudú Jimmy Hendrix quemaba su Fender Stratocaster mientras, de rodillas, agitaba los dedos en el aire siguiendo el ritmo de las llamas. Se dice que lo hizo para superar a Townshend. Quién sabe. Lo que sí sabemos es que destrozar tu propio instrumento como una forma de rendirle culto al dios del rock se hizo eventualmente muy popular entre algunos músicos. Se volvió tendencia.
Paul Simonon, de The Clash, por ejemplo, destrozó no su guitarra, sino su bajo, en un concierto y de resultas tenemos una de las portadas más icónicas de la historia del rock, la del 'London Calling'. Ritchie Blackmore, Trent Reznor, Billie Joe Armstrong, Kurt Cobain... siguen firmas. ¿Tiene sentido? Bueno, esto en parte es como comprar camisetas con la cara del Che Guevara o emblemas supuestamente punk. El trend es lo contrario a la revolución ¿no? Si tienen alguna duda, el bajo del tío de The Clash se exhibe ahora en el Museo Británico.