Las listas son una parte intrínseca de lo que entendemos como pop. Cualquier lector de 'Alta fidelidad', de Nick Hornby, puede dar fe. Las listas son concretas, diáfanas, compartibles. Son confesiones abiertas de los que no tienen las palabras. Y cuando se trata de canciones no solo revelan tus gustos, revelan tu personalidad. Por eso las buenas listas se vuelven objeto de deseo. Son como ropa bonita en un escaparate: morimos porque sean nuestras.
Los chicos de la banda de música electrónica holandesa Alba, hicieron su propia lista de las canciones que los motivaban, los hacían ponerse en marcha, los hacían felices. Y se preguntaron si estas canciones tendrían el mismo efecto en todo el mundo. Para descubrirlo le pidieron a un neurocientífico de la Universidad de Groningen, el Dr. Jacob Jolij, que analizará varias decenas de canciones y sintetizara las que resultaran más alegres según sus propios criterios. Jolij se puso manos a la obra y calculó el número de bits de los temas más felices y descubrió que todos tenían un tempo más acelerado que el promedio de las canciones pop, es decir, tenían entre 140 y 150 beats por minuto. También noto que los tonos mayores resultaban más 'optimistas' que los tonos menores y, finalmente, todo tenía que ser complementado con una letra que implicara acción, movimiento, solución de problemas u objetivos cumplidos. Todo, esto, en letras pop, se traduce en cosas como fantasías aspiracionales de clase, batallas ganadas, supervivencia ante el abandono de la persona amada, y defensa extrema de la individualidad. Se entiende mejor con la propia lista:
Parece lógico empezar esta lista con un tema que invoca, precisamente, las 'buenas vibraciones' de finales de los 60. Un temazo hiper producido por el genio de Brian Wilson, que dicho sea de paso, ya comenzaba a derrapar por el agujero negro de las drogas y la enfermedad mental del que saldría un poco despeinado décadas después. Un temazo que si no te pone feliz es que no tienes corazón.
¿Qué decir de este temazo de 1978. La gran Gloria Gaynor no podía tener idea de lo que estaba haciendo cuando lo grabó, pero ya son varias generaciones de Orgullos que lo han adoptado como himno absoluto. Sí, la versión local sería 'A quién le importa', de Alaska, pero ese es otro cantar. El tema ha sido emulado en distintas épocas por otros aspirantes a himnos: Cher, en su hitazo 'Strong enough' y Miley Cyrus en 'Flowers' son dos buenos ejemplos.
El tema que debería sonar como alerta en todos los despertadores del mundo. Esta bomba calórica de Katrina and the waves es un ejemplo clarísimo de aquello que decíamos del tempo: el tema fue grabado en 1983 como una balada suave y fue como meh. Fue regrabado en 1985 con un par de revoluciones más y boom, la canción, barre, en efecto cualquier sombra.
Íbamos tan bien. Este es el momento de la lista que parece puesto a propósito para que pensemos en otros temas que podrían estar: 'I just can't get enough', de Depeche Mode, 'Bizarre Love Triangle', de New Order, 'The end of the world as we know it', de REM, etc, etc, etc. Ah, sí, lo de Bon Jovi tampoco está mal.
El éxito más reconocible de Cyndi Lauper pasó rápidamente de hit chicloso a temazo de empoderamientos rollo 'girl power'. Pocos saben que en realidad es un cover de un tema (cantado de manera más sombría) de Robert Hazard de 1979. Como sea, la canción esperaba la singularidad de Lauper para convertirse en éxito. Escucharla, cuatro décadas más tarde, sigue siendo una experiencia absolutamente festiva.
Ya, es el tema de 'Shreck', pero antes ya había sido el mayor éxito de The Monkees y había estado en el número uno del Billboard durante siete semanas en 1966. Un ejemplo de letra optimista compuesta por... ¡Neil Diamond! De hecho, el autor de 'Love on the rocks' grabó su propia versión pero nunca logró igualar el tono alegre, inocente, hippy que le imprimieron los Monkees.
Un tema que debería tener un altar en los gimnasios de todo el mundo. Parte del soundtrack de 'Rocky III' ha superado con el tiempo su nexo con Stallone y se ha convertido en el previo indiscutible de cualquier 'challenge', triatlón o comienzo de dieta de cara a la operación bikini. Motivación en vena para el ejercicio físico a las buenas intenciones.
Una canción marxista, si atendemos a aquello de la lucha de clases. O más bien una fantasía aspiracional de un tipo de clase baja que seduce a una pija aparte. Billy Joel tiene canciones más alegres ('You maybe right', 'Tell her about it') pero lo cierto que este tema es simple y grandilocuente a la vez. Y escucharlo todavía te saca una sonrisa y te hace tararearla y mover la patita.
Esto si que es un algodón de azúcar hecho canción. Y color de rosa. El temazo de ABBA lo tiene todo: una melodía impecable, un ritmo justo para ponerte a bailar sin chocarte con los del costado y una letra que es una loa a la juventud y el primer despertar (¿sexual?) de la adolescencia. Un disco infaltable en karaokes, quinceañeras, puestas de largo, bodas, bautizos y comuniones. Gloria bendita.
Por último, pero en realidad en primer lugar: Freddie Mercury y compañía nos regalaron este hit imbatible en 1978, como parte de su álbum (más o menos intrascendente) 'Jazz'. Su ritmo speedico -en el 2005 fue elegida por los espectadores del programa de televisión de la BBC 'Top Gear' como "la mejor canción para conducir de toda la historia- su letra de autoafirmación, su melodía desarrollada en un fabuloso in crescendo y su orgásmico clímax la hacen la canción más alegre de todos los tiempos. Por si fuera poco, nos regala al final un remanso de tranquilidad para para pasar la resaca de todo lo vivido. God save the Queen.