Entre colegas hay permiso para bromear. Incluso para tirarse pullas. Y Paul McCartney siempre ha tenido un agudo sentido del humor, del que ha vuelto a hacer gala en la ceremonia de los Premios Ivor Novello celebrada en Londres y que reconoce cada año a los cantautores y compositores más célebres. El exbeatle era el encargado de entregar el máximo galardón de la noche, el Fellow of the Ivors Academy, nada menos que a Bruce Springsteen, así que aprovechó la ocasión para lanzar un divertido discurso cargado de ironía.
Para romper el hielo en un evento tan solemne, Macca empezó así: "Al igual que los conciertos de Bruce, voy a ser breve", en referencia los maratonianos shows de tres horas que se marca el 'Boss'. “No me puedo imaginar a nadie que merezca más este premio excepto quizás Bob Dylan, o Paul Simon, o Billy Joel, o Beyoncé, o Taylor Swift. La lista continúa”, siguió con mucha gracia el autor de 'Let It Be'.
En realidad Springsteen es el primer cantautor internacional en recibir este galardón. Antes ya se lo habían concedido a eminencias británicas como Elton John, Kate Bush, Annie Lennox o el propio McCartney, que lo obtuvo hace 20 años. "Se le conoce como el trabajador americano, pero admite que no ha trabajado ni un solo día de su vida", siguió diciendo el exbeatle, antes de que Springsteen subiera al escenario a aceptar el premio.
En realidad, la burla de McCartney estaba justificada, puesto que el propio Springsteen desmontaba el mito de héroe de la clase obrera construido en torno a su figura en el largo ciclo de conciertos acústicos que ofreció en Broadway (Nueva York) hace unos años: “Nunca en mi vida he trabajado cinco días por semana. Hasta ahora. ¡Y no me gusta! Nunca he visto el interior de una fábrica. He tenido un éxito salvaje y absurdo escribiendo sobre algo de lo que no tengo absolutamente ninguna experiencia personal. Me lo inventé todo”.
Aquella autocrítica con fondo sardónico volvía a poner en solfa la imagen del multimillonario enmascarándose como clase obrera desde su lujoso sofá. Por supuesto, Springsteen nunca trabajó en una cadena de montaje, pero vivió y respiró un ambiente obrero que le legitimaba para hablar de ello. Y lo hizo a la perfección en álbumes tan certeros en su retrato de los desfavorecidos y marginados como 'Darkness on the Edge of Town' o 'Nebraska'.
En cualquier caso, a Bruce no le pudo molestar el comentario de McCartney, subió al estrado y le dio un abrazo al Beatle, con el que ha tocado en varias ocasiones, la última hace un par de años en el festival de Gastonbury. Después habló de su "larga y maravillosa historia" en el Reino Unido, agradeciendo a los fans que han estado a su lado desde su mítico show en el Hammersmith Odeon de hace 50 años.
"Algunos son jóvenes, otros son niños, y algunos... llevan líneas en la cara, de vidas curtidas y bien vividas. Esa es mi gente aquí en el Reino Unido. Gente para la que he escrito y sobre la que he escrito, y a la que aún puedo encontrar frente a mí", dijo Springsteen. Acto seguido tocó 'Thunder Road' solo con su guitarra y armónica. Y nunca un premio pareció tan merecido.