Empresarios, ricos y swifties: así son Scott y Andrea, los padres de Taylor Swift

Solo puede haber algo mejor que ser la artista más poderosa del mundo: ser la persona capaz de decirle "a mí no me hables así, jovencita". ¿Hacer la gira más lucrativa de la historia de la música, ingresar un billón de euros y que tu influencia se sienta en varias economías europeas? "Niña, que vas coger frío". Y aunque no sabemos si Scott y Andrea Swift están también en Madrid, sí sabemos que los padres de la criatura -tracemos su retrato de un plumazo: son empresarios, son ricos y son swifties- han acompañado a Taylor en varias fechas del Eras Tour y son, en gran parte, responsables de su éxito.

Poco después de casarse en 1988, en el condado de Harris, Texas, ocurrieron dos cosas determinantes en la vida de Scott y Andrea: 1. Se mudaron a una granja de árboles de Navidad (o sea de pinos) y 2. Nació su hija mayor, a la que Andrea con bien tino decidió bautizar como Taylor porque le parecía que un nombre 'ambiguo' -en EE UU es nombre de chico y de chica- sería útil a la hora de buscar curro o, ya sabes, enfrentar al patriarcado. Y aquí se podría hacer un ensayo sobre el efecto que pudo haber tenido 1 en 2. Es decir, vivir tu primera infancia en una granja de Árboles de Navidad tiene que avivar la imaginación. "En mi corazón hay una granja de árboles de Navidad / donde vendría la gente / a bailar bajo luces brillantes / abrigados con sus guantes y abrigos/ y la sidra fluiría / y los errores se perdonarían" dice en una de sus más de 200 canciones publicadas (de momento).

Nashville

Andrea, había sido de marketing de una agencia de publicidad y Scott era corredor de bolsa convertido en vicepresidente de la agencia Merrill Lynch. Les iba bien, por lo que el éxito de su hija nunca tuvo que ver, en sus propias palabras, con "poner comida en la mesa de sus padres". Y lo cierto es que la niña empezó a cantar a los tres años... y no paró. Es ya célebre la historia de una Taylor de 11 años arrastrando a su madre y a su hermano dos años menor a una discográfica local donde ellos le esperan en el coche mientras ella tocaba la puerta con sus casetes en mano y diciendo: "me llamo Taylor Swift, tengo 11 años y quiero un contrato discográfico". No resultó. Necesitas a tus padres para que resulte.

Fue entonces que Scott y Andrea decidieron mudarse a Nashville para apoyar de manera más activa la búsqueda de Taylor de una compañía que comprendiera su talento. "Siempre me preocupé por lo que ocurriría si no lo lograba, así que le decía cosas como "no te preocupes, sino resulta siempre puede dejarlo", pero claro, eso era como decirle, "no te preocupes, siempre puedes dejar de respirar".

Taylor Swift firmó su primer contrato a los 12 años y el resto es historia de la música.

El karma es una idea relajante

Si hay una artista que ha sufrido los embates de la envidia y las ganas de minimizar sus logros, esa es Taylor Swift. Haters gonna hate hate hate hate hate. ¿Y qué puede una madre contra Kanye o Damon Albarn? Estar. Y Andrea acompañó a su hija en esos años de imparable asenso, pero también imparables ataques. Scott se quedaba en casa con el niño y, padre al fin, siempre tuve una actitud sobre protectora con la artista. Como cuando intentaba disuadirla de expresar sus opiniones políticas, algo en lo que ella le hizo caso hasta que Donald Trump la obligó a tomar cartas en el asunto y mostrar su apoyo a los demócratas. A Scott le dieron ganas de comprar un coche blindado con tal de mantenerla a salvo, según el mismo confesaba. Pero no fue necesario. Y por el contrario, si ese gesto parecía arriesgado en esos años, hoy por hoy el poder la cantante -es decir una verdadera legión mundial de fanáticos que harían 'lo que sea' por ella- es tal que se ha vuelto prácticamente intocable para cualquier enemigo, para la crítica, para cualquier político... lo cual no deja de ser peligroso.

Canciones

Entre las canciones que interpretará Taylor esta noche (y la de mañana) en Madrid no escucharás, probablemente, una llamada 'Soon you will be better' ('Pronto estarás mejor') porque a la cantante aún le resulta emocionalmente problemática interpretarla. Es el tema que compuso cuando Andrea fue diagnosticada de cáncer. "Y odio hacer de esto algo sobre mí / pero ¿con quién se supone que debo hablar? / ¿qué se supone que debo hacer / si no estás tú?". La canción, publicada en 'Lover', su albúm de 2020, apareció cinco años después del primera cáncer de Andrea y cuando la enfermedad acababa de volver en forma de tumor cerebral.

Hoy, ya recuperada, Andrea, junto a su esposo Scott y a su otro hijo, Austin, aparecen de vez en cuando por sorpresa en alguna parada del Eras Tour. "Somos una pequeña empresa familiar" suele decir la artista.