Este verano, un DJ australiano llamado Cyril se ha hecho de oro con una canción titulada “Stumblin’ in”, que en realidad es un remix de un clásico de 1978 cantado a dúo por Suzi Quatro y Chris Norman. La versión, que se ha colado en las listas de éxitos de todo el mundo, ha traído a la actualidad a la intérprete original, Suzi Quatro, legendaria cantante, bajista y compositora que vivió sus años de gloria en los setenta. “Cyril es amigo mío”, nos dice Quatro desde su casa de Essex, delante de una pared cubierta de discos de oro y platino. “Voló de Darwin a Perth para verme tocar y pudimos conocernos. Ha hecho una remezcla genial. Y es fantástico que muchos jóvenes me descubran ahora como si fuera nueva. En mis conciertos veo a chicas de 16 años gritando, lo que me llena de orgullo”.
Suzi Quatro, de 74 años, es una rockera de pura cepa. Su historia es fascinante: nacida en el seno de una familia numerosa de Detroit (Estados Unidos), ya desde niña sintió el impulso de colgarse un instrumento. “Mi padre fue músico toda su vida”, nos cuenta. “Tuvo cinco hijos: cuatro chicas y un chico. Y todos recibimos clases de música. Hacíamos conciertos en familia. Al principio tocaba el bongo acompañando a mi padre. Puedo leer partituras, componer y tocar percusión y piano clásico, y de forma autodidacta aprendí bajo y guitarra. Toda mi educación giró alrededor de la música, del escenario. Es una existencia natural para mí”.
Con solo 14 años se integró en la banda de su hermana Patti, The Pleasure Seekers, con la que llegó a publicar dos singles. Detroit en aquellos días era un hervidero de rock: de allí salieron The Stooges, MC5 y solistas como Alice Cooper y Ted Nugent, todos de sonido afilado. A finales de los sesenta, The Pleasure Seekers se transformaron Cradle, y por pura casualidad el productor británico Mickey Most (The Animals, Jeff Beck) asistió a uno de sus conciertos, quedó sorprendido del buen hacer de la joven bajista, Suzi, y la propuso llevársela a Londres para lanzarla al estrellato.
Cuando Suzi comunicó el plan a su familia, hubo drama. “Fue difícil para todos”, reconoce. “Rompí el corazón a mis padres. También a mí, porque implicaba abandonar la casa de mi familia, las bandas en las que tocaba… Hubo reacciones diferentes en el seno de la familia, pero profesionalmente fue mi gran oportunidad, la que había estado esperando toda la vida. Cuando se presentó, tuve que aceptarla. Llevó un tiempo el que todo se asentara. Somos una familia muy unida, así que afortunadamente lo hablamos y todo se aclaró. Hice lo que tenía que hacer”.
Con una maleta cargada de pantalones vaqueros y camisetas, Suzi Quatro llegó a Londres en 1971, con 21 años. “Supe desde pequeña, por la forma en que crecimos, que tenía talento, carisma o como quieras llamarlo. Sabía que cuando subía al escenario, la gente me miraba. Desde pequeña desarrollé eso muy rápidamemnte. Siempre estuve esperando, incluso cuando tocaba en una banda de chicas con mis hermanas, que alguien me diera un golpecito en el hombro y me dijera: ‘Vamos’. Sabía que iba a suceder. He hablado con personas como yo y lo entienden; ellos también lo sabían. Si crees en ti, consigues la fuerza y la determinación para seguir adelante hasta que tengas éxito. Y es lo que he hecho siempre: creer en mí misma”.
A pesar de su temprano compromiso con su carrera, sola en su apartamento londinense echaba de menos a su familia. “No tuve el primer éxito hasta 1973, por lo que el año y medio tras mi llegada a Londres se me hizo muy largo. Por las noches contemplaba la luna y pensaba: ‘¿Estarán viendo la misma luna allá en Detroit? Lloraba y me sentía sola. Pero aun así, miraba a todas las chicas a mi alrededor, y ninguna tocaba el bajo ni tenía éxito. Pensaba: ‘No soy como esa, ni como esa. Soy lo que soy, y a menos que pueda hacerlo a mi manera, no tiene sentido’. Por eso tuve éxito: porque no dejé que nadie me cambiara. Si alguien pensaba que era extraño ver a una mujer tocando el bajo, a mí no me lo parecía. Mickey Most me lo dijo desde el principio: ‘Eres única y por eso lo conseguirás”.
¿Cómo era ser una mujer rockera en aquellos primeros años setenta, cuando más que nunca el rock era un club de hombres? “Nunca tuve ningún problema”, responde. “En mi favor está el que no hago distinción por género. Puedo tomarme unas cervezas en la barra con los chicos y contarles un chiste verde. Pero hay una línea roja que no cruzas. Si necesito jugar mi carta femenina, la jugaré, pero siempre fui un poco chicazo, nunca fui una chica superfemenina. Cuando le pedí a mi padre que me comprara un bajo no me dijo: ‘Oh, qué extraño’. No, solo dijo: ‘Aquí lo tienes’. Eso me dio una determinada actitud en la industria de la música, y nadie me cuestionó”.
Otras rockeras de la época no tuvieron la misma suerte. The Runaways, el grupo femenino del que salieron Joan Jett y Lita Ford, sufrió acoso, e incluso su bajista, Jackie Fuchs, denunció en 2015 que fue violada por su mánager. Suzi concede que en las primeras fases de su carrera tuvo que lidiar con impresentables. “Cuando estaba empezando y tocaba con mi grupo en clubes, debías tener cuidado, porque siempre había un imbécil que había bebido de más y creía que podía sobrepasarse. Pero soy de Detroit: no te metas conmigo. Es una ciudad dura. Desarrollé una boca rápida, así que si alguien intentaba pasarse, bum, golpeaba con la boca más rápido que con el puño. Aprendes a cuidar de ti desde muy joven”.
Mickey Most tenía contratado a un dúo de compositores formado por Nicky Chinn y Mike Chapman que firmaban temas para bandas de glam rock como Sweet, Mud o Smokie, y rápidamente les puso a trabajar para Suzi Quatro. El primer éxito llegó en 1973 con “Can the can”, número uno en Reino Unido, lo mismo que “Devil gate drive” (1974). Otras canciones que hicieron de Quatro un personaje tremendamente popular fueron “48 crash” (1973), “Daytona demon” (1973), “The wild one” (1974) y, por supuesto, la balada “Stumblin’ in” (1978), a dúo con Chris Norman, cantante de Smokie, que llegó hasta la cuarta posición en la lista de Estados Unidos.
De aquellos tiempos, Suzi Quatro echa de menos sobre todo sus inicios. “En los bolos en pequeñas salas aprendías muchas cosas. Hacía cinco actuaciones en una noche, con 14, 15, 16 años. A veces con dos o tres personas en el bar, y luego se empezaba a llenar. Esa experiencia de aprendizaje ya no existe. De aquella forma aprendías a entretener, a lograr que el borracho del bar se diera la vuelta y prestara atención al concierto. Aprendías el oficio. Eso ya no existe, y es una pena”.
Pese a que muchas cosas se han perdido en el rock, Quatro no es pesimista con el futuro del género. “Nunca morirá. Pon un disco antiguo en una fiesta llena de chicos de 16 años y observa lo que pasa. No morirá. El rock and roll es el ADN del mundo”, afirma.
Jamás ha dejado de publicar discos, que en total se acercan a la veintena. El más reciente, Face to face (2023), está grabado a dúo con la rockera escocesa KT Tunstall. Los más recientes están producidos por su hijo Richard Tuckey (Suzi estuvo casada diecisiete años con Len Tuckey, guitarrista de su banda). “No sabía que mi hijo tenía ese talento. Me llevé una sorpresa. Me dijo: ‘¿Puedo escribir una canción contigo?’. Siempre está tocando la guitarra. Le dije que sí, y sin darnos cuenta estábamos haciendo un disco, No control [2019]. Cuando cogió confianza, me alentó en varias direcciones. Creció viéndome actuar, así que tiene muy claro quién es Suzi Quatro y me mantiene dentro de eso. Ahora me doy cuenta de que lo parí, y luego en 2019 volvió a nacer para mí”.
Madre e hijo ya tienen escritas catorce canciones para el siguiente disco, que pronto empezarán a grabar. Según adelanta Quatro, incluirá temas a dúo con Alice Cooper y KT Tunstall, habrá colaboración de Cyril y “según mi hijo, será un disco diferente a todo lo que hemos hecho antes, así que me pregunto qué me tiene preparado”.
El 12 de octubre visitará España para tocar en el Iberia Festival de Benidorm. “Normalmente hago un concierto de dos horas con un descanso. Para esta ocasión haré una versión un poco más corta de ese programa. Tocaré los éxitos favoritos de la gente, por supuesto, haré el solo de bajo que llevo haciendo años, tocaré una canción al piano… Habrá música desde 1973 a 2024; el espectro completo de mi carrera”, dice. Su presencia en nuestro país no es inusual, pues actúa aquí de tanto en tanto y, de hecho, tiene una casa de vacaciones en Mallorca.
No está en su agenda una próxima retirada. “Todavía no”, asegura. “Estoy recibiendo las mejores críticas de mi carrera. Es increíble. Estoy al nivel que siempre deseé alcanzar. He tenido un resurgimiento, y con esas reseñas y viendo a críos de 16 años en los conciertos, ¿por qué habría de parar? Aún no estoy preparada, pero sabré cuando ha llegado el momento. Soy muy honesta conmigo misma. Si alguna vez hago un concierto en el que no llegue al estándar de lo que soy capaz, aunque solo sea uno, entonces diré: ‘Gracias, buenas noches”.