Café Quijano están de regreso, aunque en realidad nunca se marcharon. Han pasado dos décadas desde que 'La taberna del Buda' les convirtiera en uno de los máximos referentes del pop-rock latino, veinte años en los que no han dejado de "hacer conciertos, de grabar, componer, vender y tocar música". Y ahora toca volver a los orígenes. 'Manhattan', su flamante nuevo lanzamiento, es una suerte de continuación espiritual de aquel disco de 2001 que marcó su momento de mayor popularidad, una recuperación de su clásico sonido tabernero y canallesco pasado por el filtro de la experiencia. Esto es lo que somos y esto es lo que sabemos hacer, parecen reivindicar los hermanos Manuel, Óscar y Raúl Quijano.
Si os digo 'La Taberna del Buda', ¿qué es lo primero que os viene a la mente?
Manuel: Yo pienso en lo bien que lo pasamos grabando aquellas canciones en Los Ángeles. Fue una de las épocas más bonitas. Nos tiramos varios meses allí y fue una experiencia preciosa en todos los sentidos.
Qué le diríais desde lo que sabéis ahora a aquellos chavales de hace 20 años
Manuel: Que hicieran un esfuerzo para ser conscientes de lo que estaban viviendo. Pasaba todo muy deprisa y nos nos dábamos mucha cuenta de que de verdad estábamos siendo unos privilegiados. Les diríamos 'centraros mucho en lo que hacéis y valorar cada segundo que estáis viviendo, porque es una auténtica experiencia inolvidable'.
Habéis vuelto a grabar en Los Ángeles recuperando a los músicos que participaron en aquel trabajo. ¿Fue complicado el proceso de gestación del disco?
Óscar: La pandemia nos puso a todo el mundo en una situación extraordinaria y excepcional. Eso al principio nos dio tiempo para componer. Y después, con las restricciones, había que amoldarse. Pudimos ir en algún momento a Los Ángeles a trabajar, también a Miami, y luego a León y Sevilla, que es donde acabamos la producción, también con ciertas restricciones. Pero todo se suplía con mucha ilusión y muchas ganas. Y hacía tanto que no hacíamos nada que todo salió maravillosamente.
'Manhattan', la canción, es la historia de una noche en Nueva York. ¿Mucha fiesta?
Manuel: Si hay un sitio donde hay fiesta es Nueva York (risas). Esta la historia de una noche con un amigo residente en Nueva York, el pintor Domingo Zapata, que nos ofreció la posibilidad de conocer un sitio diferente. Vivimos una noche muy curiosa en un lugar muy curioso. Lo que contamos en la canción es un reflejo muy edulcorado de lo que ocurrió. Desde luego, fue una experiencia para recordar. Y hasta ahí podemos leer.
Ya habéis empezado la gira de presentación de ‘Manhattan’ ¿Ganas del chute del directo?
Raúl: Ya estamos tocando por toda España, en palacios de congresos, auditorios y recintos cerrados. Estamos muy contentos, con esa energía extra, fuerza y adrenalina que te da el directo. Vamos a seguir de gira todo el año por las principales ciudades españolas.
¿Cómo es ver a toda esa gente cantando vuestras canciones?
Raúl: Nos da muy buenas sensaciones, vemos que el público se lo pasa bien, además de lo que supone para nosotros volver a estar en contacto con la audiencia. La respuesta es maravillosa, se lo pasan bomba, dentro de las posibilidades que ofrece la mascarilla, pero se nota que hay ganas de divertirse, de bailar, saltar y de cantar.
¿Veis en los nuevos artistas a alguno que os recuerde a vosotros? ¿Tenéis debilidad por alguno?
Manuel: Estamos al día de lo que pasa, pero no somos muy conscientes de que se haga mucha música nueva pop. Sabemos que hay grupos que merecen la pena y que siguen apostando por lo tradicional, nada que tenga que ver con la música urbana que ahora es la tendencia, pero el nuestro es un sonido bastante diferente.
Se dan las circunstancias muy especificas de que somos tres hermanos y sus voces, y al final es lo que marca la personalidad del grupo y lo que le hace identificable. Encontrar otra banda que pueda sonar así nos parece complicado. Seguirán saliendo grupos como nosotros, cien mil veces mejores o peores, o diferentes, pero es más difícil que salga alguien con esta línea de sonido.
¿De qué estáis más orgullosos en estos casi 25 años de carrera?
Óscar: Quizás de estar los 25 años. El caso no es llegar sino mantenerse, y encima haciendo éxitos. Desde que empezamos, 'La Lola', 'La taberna', 'Nada de na', 'Perdonarme', los boleros, 'Robarle tiempo al tiempo'... y ahora tenemos 'Manhattan' y 'La jamaicana', que también son dos pedazos de temas. Para estar ahí tienes que tener un fundamento. A lo largo de los discos seguimos haciendo éxitos, y esa es la razón principal de estar ahí.
¿A quién le cantaríais hoy 'Nada de ná’?
Manuel: Hay tantas personas y tantas circunstancias en las que podríamos cantar que 'nada de ná, ni mucho ni poco…', y más en este momento en el que vivimos, en el que hay mucho de apariencia. Cada canción tiene su tiempo y su por qué, aunque hay muchas atemporales que puedes aplicar a personas en cualquier circunstancia, o parecidas a las que narrabas en ellas. Ciertas canciones nuestras han envejecido muy saludablemente.
Hablando de canciones atemporales, ¿cómo os sentís hoy con 'La Lola? ¿La amáis o la odiáis?
Raúl: En absoluto estamos cansados de ella. Todo lo contrario. El otro día escuchaba la radio en el coche y pusieron 'La Lola'. Me llamó mucho la atención que suena como si se hubiera grabado hace una semana. Es un sonido totalmente atemporal, muy orgánico y fresco. Te llama la atención que una canción con más de 20 años tenga esas cualidades. Quizás ese es uno de los motivos por los que se ha convertido en una de las canciones más importantes cantadas y grabadas en español.
¿En quién os inspirasteis para componerla?
Manuel: Con el paso del tiempo nos parece que ya va siendo hora de contar quién protagonizó la canción: una presentadora de televisión, que era la que me servía de musa mientras componía las canciones. Yo solo la veía gesticular, no la oía porque tenía el volumen bajo del televisor mientras escribía. Y un día la llamé por teléfono y le conté la odisea de lo que significaba la composición. Le hizo mucha ilusión y nos hicimos muy amigos.
¿Se puede decir el nombre?
Manuel: A veces hay que decir solo el pecado, no el pecador. Tiene nombre y es una mujer extraordinaria pero la seguimos manteniendo en el anonimato, por lo de la privacidad de datos.
¿Cómo es vuestro día a día en León cuando no estáis tocando?
Óscar: Básicamente hacemos dos cosas: descansar y hacer deporte, o hacer deporte y descansar. Somos muy deportistas de toda la vida, nunca lo hemos dejado de hacer y nos sirve como válvula de escape. Tenis, esquí... así nos despejamos del trabajo. 'Mens sana in corpore sano'.
¿Qué les diríais a los Café Quijano de 2042?
Los tres: '¡No teníais que haber hecho aquella entrevista!', 'Estáis jovencísimos', '¿Todavía ahí?' (risas). Manuel: De aquí a veinte años yo me veo perfectamente haciendo lo que estamos haciendo ahora, sin ninguna duda. Raúl: Salvando las distancias, como los Rolling Stones. Tocando y haciendo giras. Manuel: Les diríamos 'habéis ido bien'. Sería buena señal poder decir 'aquí seguimos'. Ojalá.