Tres meses y medio después de su muerte, Pau Donés sigue estando muy presente. No solo por su recuerdo, su legado musical y su último disco, que ha batido récords de visualizaciones y escuchas en plataformas digitales, sino también por la última charla que grabó con el periodista Jordi Évole y que, por fin, ve la luz. 'Eso que tú me das' es una conversación íntima con el acecho de la muerte muy presente pero sin miedo. "¿Miedo a qué?".
La conversación que da lugar al documental tiene lugar en la casa del cantante en el Vall d'Aran y frente a los Pirineos, el lugar donde Pau decidió decir adiós y que se había convertido en su refugio particular en los últimos años. "Había muchas dudas de si íbamos a poder hacerlo y si él iba a tener fuerza. Yo estaba nervioso y no sé si él también, pero todo fluyó", explicó Évole durante la presentación de 'Eso que tú me das'. Tenía dudas, confiesa, aunque las cosas claras como para no hacer un documental morboso y amarillista.
En él, Donés hace algunas reflexiones que son una lección de vida, como cuando se trata el tema de la familia. El cantante, que perdió a su madre a los 16 años, siempre ha tenido muy presente la importancia de formar un núcleo familiar fuerte, aunque no fuera mediante la vida en pareja.
Su hija, que aparece en el videoclip de su última canción, fue piedra angular durante su carrera, aunque a Pau le quedaba algún remordimiento. "No le he dado el tiempo que merecía, porque merecía mucho más. Ahora si le preguntaras diría que sí, que he sido un buen padre, porque un buen padre tiene que amar a sus hijos y yo la he amado con locura", confiesa en el documental.
Évole, que dice haber recibido una lección vital con esta entrevista a la que ya llegaron llorados, alabó la figura de Pau Donés durante la rueda de prensa de presentación del documental.
"La muerte nos ronda desde que nacemos. Hay gente de 30 y 70 años que se siente muy identificada con Pau. Con la manera tan serena que ha tenido de afrontar la muerte, yo creo que se ha ido por la puerta grande", explicó en la presentación del documental.
"Una de las cosas que me tranquilizó mucho fue cuando la familia vio la película y todos ellos nos animaron a seguir adelante", relata el director. "Creo que a ellos les ayudó en algún momento del duelo ver su testimonio", dice.
Además, la propia grabación del documental fue un soplo de vida al grabarse en mayo, cuando se empezó a poner fin al estado de alarma y comenzamos a salir a la calle. "Fueron dos días y medio de mucha vida, fue maravilloso", confiesa.