La Orquesta Mondragón no volverá a ser la misma. Uno de sus miembros fundamentales, Pedro Ayestarán, 'Popocho', ha muerto a los 69 años víctima de un paro cardíaco. 'El enano de la Mondragón', como lo apodara Sabina en 'Ocupen su localidad' había saltado a la fama con actuaciones míticas apareciendo disfrazado de pollo, haciendo de Caperucita Roja, ataviado con una muñeca hinchable o conduciendo hasta lo imposible en 'Bon Voyage'. Siempre callado, siempre mudo, pero siempre dando un toque de color y excentricidad sobre el escenario.
Él no era uno más. 'Popocho' fue parte fundamental para la creación de la Orquesta Mondragón y para que Javier Gurruchaga, líder y su gran baluarte, se dedicara a la música y al espectáculo. Según narra en un emotivo obituario publicado en El País, cuando se conocieron ya vio en él "a un hombre con un enorme sentido del humor y una gran carga de subversión hacia todo lo que le rodeaba. Siempre sabía parodiarlo, y darle la vuelta".
Con la forma de sentir el espectáculo de Ayestarán y la irreverencia de Gurruchaga, pronto vieron que la Orquesta Mondragón podría ser un concepto diferente a todo lo que se estaba viendo en la época, un soplo de aire que entraba por las ventanas de la recién estrenada Transición. "Era un cóctel explosivo donde podías cantar, decir las cosas con rabia e ironía, pero dentro de una puesta en escena como 'Una noche en la ópera' o cualquier película de los hermanos Marx. Esa irreverencia, el reírte de todo empezando por nosotros mismos, no era normal, y menos en un momento en que España estaba saliendo de la dictadura', escribe Gurruchaga.
Además de triunfar sobre los escenarios, 'Popocho' también realizó alguna incursión el Séptimo Arte, apareciendo en películas como 'Bésame tonta', 'Justino, un asesino de la tercera edad', 'Matías, juez de línea' y 'Atilano, presidente'. Su imagen, asociada a personajes silenciosos pero hiperactivos, también formó parte del cartel de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia en 2013 junto a Javier Gurruchaga.
"Popocho era insustituible. Multifacético, camaleónico, era culto, tenía una gran sensibilidad, y le gustaban el arte, el cine, el rock, el teatro y el circo. Era fan de Buster Keaton (hasta se le parecía físicamente) y Chaplin, en los que se inspiraba a la hora de hacer caras y expresiones. Pero chupaba y observaba de todo el mundo, era un gran vampiro y rápidamente hacia suyo cualquier personaje de la realidad distorsionada de entonces y de hoy", escribe un emocionado Gurruchaga en el obituario.
Con su marcha se va también una forma de ver la música unida al espectáculo y una visión irreverente sobre el escenario. Como dice el propio Gurruchaga: "Con su sabiduría y su sentido de la observación, nos enseñaba a ser ácidos, corrosivos, imprevisibles, a contrapelo, a contracorriente".